LA TELARAÑA: la miel y el asno

sábado, julio 11

la miel y el asno

La respuesta al debate del sábado en El Mundo: ¿Conseguirá Antich que Baleares llegue a la media autonómica? (El password, que se puede ver en el enlace desde la web del Govern es passpresidenciaib . Sin comentarios)




No. Pero a veces conviene abrirse a las paradojas de la memoria y aliviar su madeja. Puede que ese simple juego no tenga mucho de útil pero sí, algo, de higiénico. Y si es así, ya me vale. Las putas de Ámsterdam espolvoreaban lágrimas rojas de salitre y vértigo en sus cuerpos, mientras agitaban –o eso creíamos- su sinuoso perfil, salpicándonos, aquí y allá, de lencería y antojos, de guiños, insinuaciones y rechazos. La vida, desde siempre, es sólo eso: una maniobra trémula de seducción a través de las lunas púrpuras de los escaparates, sus lujuriosas junglas y artísticos tinglados donde las apariencias se derriten como sonrisas o llantos furtivos, como moléculas deshidratadas de un diamante sin más aristas que las del fulgor o el deseo. La hondura de los espejos no explica el universo; sólo lo exhibe, sin pudor, como una incógnita de imposible resolución contable.

Eso pienso, ahora, de aquella visita al barrio De Wallen cuando aún era un chaval y mis ojos sólo veían lo que querían ver y confundían, con estrépito, la realidad y el deseo. Luego supe que el ayuntamiento local había comprado –como aquí con Sa Gerreria- esos lupanares para alzar respetables oficinas, hogares o galerías de arte. La política cree mediatizar la realidad, pero sólo la mutila y banaliza, la trocea y pervierte, la desmigaja con alevosía, sin imaginación, con usura.

Regreso al presente. Al pleito entre Elena Salgado y Francesc Antich. Al dédalo de las autonomías. Al fétido enjambre de la burocracia. Al exilio de la lógica. Aquí, en este inframundo, el armazón autonómico no tiene, por única seña de identidad, el mapa florido de su caos cultural o el laberinto, entre kitsch y turbulento, de su tropel identitario. Nada de eso.

Lo esencial es el trasiego mercantil de competencias volátiles y yuxtapuestas, de deudas históricas, inversiones homogenizadas, flujos muebles o inmuebles, saldos y déficits verticales u oblicuos, de balances con peor cuadratura que un círculo. Habría que saber álgebra y trigonometría, laberíntica y casuística, griego y latín, cuántica y mística, para plantear, siquiera, el problema. Dado que a Antich sólo le ocupan las eurorregiones y el catalán no creo que proceda concederle el beneficio de la duda. Lo suyo no es abordar el tema de la financiación. Tampoco es lo mío, pero qué se le va hacer. No se hizo la miel para la boca del asno. Ni viceversa.

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