LA TELARAÑA: mayo 2009

sábado, mayo 30


Al final estuve, siquiera unos instantes.


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de pirámides, palacios y sueños

La respuesta al debate -¿Cree que Cort y el Govern podrían haber evitado la paralización del Palacio de Congresos?- en El Mundo.




No. «Una tarde, camino de su casa, la niña pensó que tenía que protegerse de los bombardeos. Por eso abrió su paraguas», escribió Jesús Zomeño en Lengua Azul (V Premio Cafè Món, Editorial Sloper), y aunque nada diremos sobre el contexto de la frase –ni sobre sus derivaciones gramaticales o su hermosa ortopedia poética- sí podemos utilizar el previsible desenlace físico de la acción que se nos narra, como una metáfora urgente –una metáfora de guardia- para auscultar, aunque al trasluz, el singular talante de este gobierno que nos gobierna. Eso dicen.

Las ideas ajenas –máxime cuando son enormes y puede que, además, enormemente estúpidas- son sólo eso. Constelaciones en las que para inmiscuirse hacen falta una serie de requisitos previos; acaso un código secreto, un talismán identificativo o una percepción extrasensorial más allá de las leyes comunes. Nada de eso –ni un ápice- podemos exigirle a Antich o a Calvo. Tampoco al Grupo Barceló ni a los 300 trabajadores que están a punto de engrosar las filas del paro, esa quieta columna sobre la que el gobierno parece querer echar tupidos velos en forma de sesiones de risoterapia, cursillos de laicidad y demás ungüentos mágicos –o filológicos- en las canteras prehistóricas y acomodaticias de los sindicatos.

Y sin embargo, con un proyecto sólido, algo de intervención divina o alienígena y no poca añagaza esotérica –la fe no mueve montañas, pero sí escombros- se puede construir cualquier cosa. La Gran Pirámide, por ejemplo. Allí, al sol de la necrópolis de Guiza, unas veinte mil personas tuvieron trabajo –bastante trabajo- durante unos veinte años. O más. No sé si la orilla occidental del Nilo, esa fachada con vistas a la muerte, tiene mucho o poco que ver con la fachada marítima de Palma ni si la eternidad de los sueños de un mausoleo funerario rima de algún modo con los de un Palacio de Congresos. Quizá sí. ¿Quién sabe de qué material palpitan los sueños?

Construir sobre arenas movedizas tiene tanto encanto –y dificultad- como escribir en la arena. Poco importa si de improviso, tras un parpadeo o un golpe del azar, todo queda en material de derribo, en recuerdo o espejismo, en ruina, huella, nada. Ese es un desenlace lógico –y asumible- para un gobierno dado a los palos de ciego, las idas y venidas, los rodeos y las vacilaciones. La lujuria del quiero y no puedo. Puro material literario.

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viernes, mayo 29

ángeles y demonios

La Telaraña en El Mundo.


Hoy empieza una Feria del Libro donde la mayoría de la producción local es ingeniería de subvención y mercadeo lingüístico. Podría extenderme, pero no. Hoy deseo forzarle las costuras a estas líneas -verticales y entalladas- y dejar que las palabras oficien el noble arte del funambulismo. Sólo es una forma de reencontrarse entre la turba de inadaptados que rondan los aledaños de la realidad como si no fuera suya. ¿De quién es sino nuestra?

No creo que la vida, su mutación cultural, esté en manos de algunos «Illuminati», o Alumbrados, como se llamaron en España. Nada de eso. Aquí no hay ángeles ni demonios, sino una caterva de mediocres hilando sus cuentas con usura, mudando el dinero público en privado y el saber en un pueril y perverso copypaste de Google. Nunca la sandez estuvo tan al alcance de todos.

Pero extraigo más apuntes del turbio tintero donde la sociedad diluye sus renglones. O su pasión. Microsoft anidó en el Parc Bit. Habrá que releer la opinión del Bloc sobre el software libre. El jefe de bomberos no sabe asaz catalán. Qué gran problema cuando esto empieza a arder como un infierno. Las mujeres no quieren ser mujeres y los hombres ya no saben qué ser. La libertad en este juego de rol es una libertad menor y vigilada. La ciencia puede encender la paradoja de una luz tan brillante que nos ciegue a todos. No habrá consuelo, pero buscarlo será apasionante. Otra paradoja.

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lunes, mayo 25

la ciudad como terapia

La Telaraña en El Mundo.



Las ciudades se transforman de forma lenta, pero continua. Cambian con nosotros pero también, y sobre todo, en nuestra ausencia. Es entonces, cuando la memoria nos somete al juego de las diferencias y acabamos encogiendo los hombros, abrumados, quizá, por el paso del tiempo. Siempre pasa el tiempo y aunque sus días y noches se resuman en un conjunto de actividades más que repetidas, no es menos cierto que, por fortuna, en la vida hay algo más que inercia. Mucho más.

El tiempo se nos va de las manos o retoza en ellas, asimismo, gracias a extravagancias espontáneas y experimentos absurdos pero felices, a pasos en falso y saltos en zigzag, a elucubraciones que no quisiéramos tener que explicar y a costumbres rotas por el providencial deseo de un momento de inspiración cualquiera.

Las ciudades cambian sin que, en realidad, varíe cómo se vive en ellas. Donde antes tomaba café, hoy me sonríe un chino con la mirada más triste del universo. Donde antes vendían discos hoy insertan zarcillos. Pero qué importa eso. A Aina Calvo le ha dado por cambiar el modelo de ciudad. No la ciudad, sino su modelo. ¡Qué avance en la terapia del urbanismo! Lo malo es que si su perífrasis consiste, sólo, en abrir zanjas, reordenar aceras y calzadas, soterrar contenedores de basura y dibujar, aquí y allá, nuevos carriles, sólo va a conseguir que Palma se acabe pareciendo, una vez más, a sí misma. Una lástima.

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sábado, mayo 23

bienvenido, Míster Marshall

La respuesta a la pregunta del Debate -Ante la indefinición del Govern, ¿cree que Antich debe sumar los 500 euros para comprar un vehículo?- en El Mundo.


Sí. Pero ya, porque si Zapatero decide –en estos días de crisis, gripes y nacionalismos mutantes y ante la criba de las elecciones europeas- ayudarnos a convertir nuestros viejos autos locos en relucientes limusinas –por mí, como si le diera por promocionar sudaderas, frigoríficos, mondadientes o viajes pagados a Kosovo-, a Antich no le queda otra que sumarse a los festejos y enterrar sus sueños etéreos de trenes, bicis y tranvías –que a todo eso ya jugamos cuando el mundo era mucho más joven y nosotros unos chavales- y abandonarse, dócil, al placer subvencionado del transporte privado.

Debería, pues, removerse la niebla de la mollera y auscultar el blanco y negro con más contraste de nuestra historia colectiva. Reencarnarse en el inmenso Pepe Isbert de la película de Berlanga y tomar cumplida nota de nuestros deseos e ilusiones más íntimas y ocultas. Que no nos niegue ese instante de esperanza y éxtasis. No nos importa el desengaño final. Igual es que somos masoquistas.

Pero aquí estamos para darle ideas. ¿Para qué otra cosa si no? Y si le falta dinero, que suprima conserjerías y altos y medios y bajos cargos de confianza, que se aparte –como de los vapores sulfúricos- de la segregación lingüística de la OCB, IB3 o algunos departamentos de la UIB, que afine los presupuestos internacionales de Grosske o de su amigo Bayona. Y si no tiene a mano alguna Lolita Sevilla de pega, que pruebe con Munar. Lo folklórico siempre da mucho juego.

Dar juego. Ese es principal problema de Antich y de sus socios de gobierno, de pacto interesado y ecléctico, de asociación metapolítica, paralingüística y anticultural –o cultural tan sólo para los neutrales, parafraseando a Paco Ibáñez cuando, aún, podíamos reconocer su voz quebrada por el humo y su valor suicida y poético, enorme, al arrastrar hasta el limbo del infinito el eco palpitante y anacrónico de los versos de Celaya-, de grupo de presión y dispersión, de destacamento con mando en plaza pero sin sufragios morales ni contables, sin proyectos manejables ni, sobre todo, sostenibles cara al sol del futuro, sin accesos a Son Espases –el paraíso chapoteando sobre ruinas y en mitad de ninguna parte, como siempre-, sin ordenadores en las aulas, sin agallas ni torbellinos, sin ideas brillantes, sin apuestas de riesgo, sin sorpresas, sin destellos, sin nada. ¡Vengan esos 500 euros, hombre!

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viernes, mayo 22

ceremonia de la confusión

La Telaraña en El Mundo.



Hoy llevo un día silencioso, pero no sé si me durará. Para boberías ya están Leire Pajín y Bibiana Aído. A veces las confundo, pero no siempre. El pelo grasiento de una no puede competir con el gracejo de la otra. O de ambas. O al revés. Las confundo, pero no siempre. Ya lo dije. O quizá no. Quizá ellas intercambien sus guiones –y su faz- como si fueran la misma persona. O dos tan gemelas como una sola. O ninguna. Un feto de trece semanas, por ejemplo. Un ser vivo, pero no un ser humano. Un alien o algo así. La filosofía y sus sofismas en el tocador paritario. En las pizarras rasas, pero digitales, de Galmés o en los presupuestos reciclados de Carles Manera.

No podría escribir estas líneas –ni otras- escuchando a Vega. Más aún. Ya me falla hasta Leonard Cohen, aunque lo redimiré en el Palma Arena. La labia es una virtud ruidosa que me resulta muy ajena cuando no tengo, a mano, papel y lápiz o un rugiente portátil de esos que promociona el gobierno como si fueran coches.

Lo peor, no obstante, es el estruendo que inflige, con rigor prusiano, a los vecinos de Oms –la calle, no el predio de Munar- un músico callejero y su repetida melodía. Somática. Horrenda. Sinfónica. O lo que se le acerque un saxo con torsión electrónica adjunta. «Ya no estás más a mi lado, corazón». La letra la pongo yo. La sangre, no. Pero me animo leyendo “Citas criminales” de Joaquín Lloréns. No es para menos.

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jueves, mayo 21

ojo a la pornodetective Beatriz Segura

Se presentó en Literanta la novela de Joaquín Lloréns: Citas Criminales (Ed. Baile del Sol, 2009).






En la foto: Antonio Rigo y el autor en el concurrido y divertido evento.

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lunes, mayo 18

el fulgor y el rapto

La Telaraña en El Mundo.


Fechas atrás recibí un ejemplar de la revista Pasajes, editada por la Universidad de Valencia. Se trata de un serio esbozo de aproximación al pensamiento más contemporáneo, a Internet, la cultura digital, los procesos internos y externos de la escritura e, incluso, a la transgresión en el cine del mallorquín Agustí Villaronga. He buscado algo similar entre las publicaciones de la UIB, sin suerte. Pero no desespero. Sé que no es fácil acercarse a según qué cosas y que no hay peor exilio que el generado por un entorno autista para con todo aquello que no ronde sus alcancías.

Es lo que pasa –y no es poco- cuando la cultura se convierte en una variante snob de la publicidad, una prórroga del adoctrinamiento o un fetiche reciclable. El CIM acaba de convocar una nueva edición de los Premis Mallorca. No cuestionaré su exagerada dotación económica ni su nula repercusión artística o literaria; me sobra con su paupérrimo enfoque de miras. O su ceguera étnica, cerril y arcaica.

Este año los premios estarán contextualizados en el 70 aniversario del fin de la Guerra Civil y la cultura del exilio. No sé si, por tan gloriosa causa, resucitarán aquellas turbadoras emisiones de Radio París, si imprimirán -a modo de aviso- nuevas cartillas de racionamiento o si Joana Llüísa Mascaró presidirá los fastos ataviada de miliciana sacudida por el fulgor elíptico de un rayo en pleno rapto. Todo es posible.

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sábado, mayo 16

la guerra interminable

La respuesta a la pregunta -¿Cree que el President Antich maniobra contra Miquel Nadal para evitar que pacte con el PP?- en El Mundo.



Sí. Aunque una tirada de dados jamás abolirá el azar, como escribiera Stéphane Mallarmé, al azar conviene seducirlo con mil ardides y requiebros, convocarlo sin desmayo por ver si, entre las fauces de su indescifrable mecanismo, se nos aparece la brisa favorable de la fortuna, esa sonrisa con labios de mujer fatal y colmillos de vampiro, ese bálsamo contra la necesidad y el agobio, esa pócima reparadora, ese ungüento milagroso contra la precaria condición humana. Estoy hablando de política, aunque no lo parezca, y el decorado asemeje un espejismo gótico. Ya amanecerá.

Resulta, pues, que Francesc Antich se ha lanzado a mordisquearle la yugular a Miquel Nadal. No es un mal principio, pero esperamos que la guerra no haya hecho sino empezar. Queremos más víctimas y defunciones, más instancias judiciales llamadas - aun de forma intempestiva- a filas, más filtraciones de lujo, más carnaza y vísceras, más operaciones de acoso y derribo, más descuartizamientos públicos. Más guillotina. Queremos una carnicería completa en la que rehogar nuestros instintos básicos y convertir nuestra natural indiferencia en obligado, justo y necesario asco. En vómito.

Esta no sería una mala manera de revelar, en su crudeza, la realidad subterránea de las cosas, la descomposición de la vida pública y los políticos, su concepción de la libertad como algo que puede ser medido y pesado, sujeto a trueque y usura, a cadenas por la lengua –por cualquier lengua- y a corrupciones de un signo u otro. Esta libertad tiene muy poco de libre.

El problema es que con estos actores no parece previsible un gran espectáculo. Qué lástima. Ni Antich ni Nadal son seres superiores –como Florentino Pérez o, por decirlo más alto, María Antonia Munar- sino simples peones de brega, piezas de engarce secundario en un complejo armazón donde nada es lo que parece y todo se reduce a conquistar una pequeña parcela de poder –mejor si puede ser edificable y hasta sostener un caserón, una mansión con vistas o, qué menos, un retiro secular a la altura de las circunstancias- y perpetuarse en ella, atendiendo con diligencia y premura, pese a la estrechez, al pragmatismo de las reglas partidistas y su estructura piramidal. El poder sólo dura lo que dura y ya que no deja, por lo común, demasiado prestigio, sí hay que intentar que deje algún que otro rédito. Están en ello. Y se les nota.

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viernes, mayo 15

el estado de la ingravidez

La Telaraña en El Mundo.



En la memoria, el tiempo pierde sus coordenadas y recobra –a su aire- la simultaneidad perdida de fechas y eventos. El instante presente es una mezcla de posibilidades que siempre retornan, un haz de pruebas y errores, el perfil bárbaro de una irreal síntesis. Así, la UIB revive, con Perfecto Cuadrado y Díaz de Castro, el apacible paisaje de su colección «Poesia de Paper», mientras purga -de forma política, crepuscular y vergonzosa- a uno de sus más ilustres, sensatos y activos fundadores: Román Piña Homs. ¿La muerte del padre, su asesinato? ¿El cruel cainismo de siempre? Qué asco de país e instituciones. Qué asco de perversión ideológica. La domótica del horror.
Mientras tanto, el tiempo juega con nosotros. Y viceversa. El debate sobre el Estado de la Nación -¿Qué nación? ¿Cuál estado?- empezó el martes en el hemiciclo del Parlamento y acabó el miércoles, ya con alevosía nocturna, en las gradas de Mestalla y la autonómica final de la Copa del Rey. El resultado no importa. La única conclusión final es el triunfo del gregarismo, de su exhibición visceral e histérica tanto en un lugar como en el otro.
El estado de la nación debe de ser, pues, algo gaseoso y sulfúrico. Volátil. Denso. Ingrávido. No sé si sutil, pero sí de una solidez frágil, quizá tan infumable como la inmunidad de Munar o los vuelos rasantes de Miquel Nadal alrededor de Estaràs o Antich. Algo muy raro. Me lo temía.

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lunes, mayo 11

maniobras de evasión

La Telaraña en El Mundo.



No estuve el sábado en Palma. O sí. El mundo exterior nos dibuja con intermitencias. A veces nos sumerge en espacios vacíos y luego nos rescata, nos realza o nos esconde, de nuevo, en algún lugar invisible. Estuve, sí, donde una cadena humana –como una alegre serpiente terrorífica- se rompía en mil pedazos y sentí, entonces, su frágil caricia de cristal afilado. O no, no estuve y no fui testigo ni cómplice de ese terror y esa alegría. Nadie acaba de estar, del todo, en ningún sitio. Vamos y venimos. ¿Y a quién le importa eso? A nadie.

En el camino quedan las huellas, pero también las sombras. En la izquierda nacionalista se habla de ataques y desprecios. En UM la sombra negra y alargada de Munar acaba de posarse en Miquel Nadal. No suenan, aún, las campanas, pero sonarán.

Mientras tanto, y para demostrar que la política exterior de Antich tiene tanto empaque como la de Carod, unos congresistas de los EEUU se han quejado a Zapatero –elevándole, eso sí, al perturbador rango de Presidente de la República bananera de España- respecto a un cómic editado por la Agencia de Cooperación Balear. Vaya lujo de propaganda. Nos acusan de antisemitas, pero yo sé, bromas al margen, que lo que de verdad les duele es que el cómic –un epítome de tópicos y medias verdades enciclopédicas- no está escrito en la segunda lengua de ese país americano, sino en catalán. Les duele a ellos y a nosotros, claro.

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sábado, mayo 9

cinco personajes en busca de autor

La respuesta a la pregunta -¿Quién le gustaría que sustituyera a Rosa Estaràs al frente del PP?- de El Mundo.



En la encuesta de la página web de El Mundo se van acumulando los votos y las opiniones. El diagrama estadístico empieza a parecer un tenedor desdentado, un tridente cariado, una lanza. Será que hay hambre atrasada de remedios y pocas fórmulas mágicas. Sólo falta aún, pero ya se andará, que a alguien se le ocurra votar, en pleno fervor tabernario, por el árbitro noruego Tom Henning Ovrebo. No sería un grave exceso. Se mire como se mire, nunca tantos errores juntos y revueltos permitieron el milagro de que se obrara justicia. No bromeo. Del fútbol a la política no va tanto. Sólo viene.


Así las cosas, no resulta difícil, a veces, observar la realidad como si uno pudiera recostarse en el patio de butacas –a poder ser, en sus últimas y más oscuras, licenciosas, levantiscas y anónimas filas- y dejar que, sobre el escenario, los actores vayan cayendo puntualmente abrasados –de forma sucesiva pero fulminante- por el impudor inocente de los focos mientras alcanzan, o no, a murmurar, siquiera de forma sibilina y más que convulsa, sus breves frases escogidas –no importa si de comparsas o protagonistas-; su guión en escorzo, quizá fruto del desgarro o de la impostura, del entusiasmo o de la acritud; su inacabada, pero tenaz, coreografía de floridos arlequines, no se sabe nunca, con certeza, al servicio de quién o de qué. Aquí se admiten todo tipo de eufemismos, pero tampoco hay que perder mucho tiempo en descifrarlos porque, muy pronto, habrá de caer el telón para, entre aplausos o abucheos, volver de nuevo a alzarse. Sucede así desde siempre.


Puesto ya en materia y con el perfil, como de costumbre, entre risueño y perplejo, incrédulo e irónico, despliego el apergaminado catálogo de la representación y repaso, con mimo, la lineal nómina de –presuntos: posibles o imposibles- candidatos a la sucesión de Rosa Estaràs constatando, así de entrada, que no conozco a ninguno de ellos en persona. Qué alivio o qué absurdo. No sucumbiré, pues, ni por un instante, a la tentación de intentar repartir cargos, prebendas o destierros, elogios o exabruptos, comparaciones, consejos o dictámenes, balances, saldos o, incluso, finiquitos. Escribo desde algún lugar que se desea, por igual, tan alejado de la adhesión entusiasta como del rechazo apriorístico. ¿Escribo desde la incertidumbre, como, quizá, pensaría Cioran? ¿O escribo desde la indiferencia? No sabría decirles. Escribo.

viernes, mayo 8

paisaje con batalla


La Telaraña en El Mundo.



Pensaba divagar sobre Gauguin y Van Gogh –o sobre sexo y arte- cuando se me cruzó la imagen elíptica de las orejas, en formol, de Ibarretxe, dando vueltas triunfales al ruedo de Las Ventas igual que al Enterprise de Star Trek. Hay días en que todo parece querer andar entremezclándose y a la deriva. Pronto, los piratas de Somalia desembarcarán en la SGAE y nadie notará el cambio.

Mucho más cerca, en Cort, abogan por la creación de un enorme telescopio cuando –según los negros presagios del Libro Blanco del Turismo- lo que les va a hacer falta para encontrar algún turista entre las callejuelas del casco antiguo de Palma –sus patios y fuentes, su historia de sombras perpetuas- va a ser, tan sólo, una miserable lupa. Es lo que se desprende del capricho de trocar La Ruta de Los Patios por un exótico Observatorio Turístico Municipal. Será que no hay dinero para actividades culturales, pero sí para el parto asistido y tumultuoso de nuevos consorcios. Empiezan a asfixiarme tantas apreturas.

Las sufrimos, y mucho, los peatones. Vale que los coches nos constriñan al cauce lineal de las aceras, al guiño de los semáforos y al galope sobre los pasos de cebra, pero no que se les sumen, ahora, las bicicletas, asolándonos con sus timbres de hojalata. Somos una especie en vías de extinción, pero no importa. Cuando Calvo –o su sucesor- inaugure el tranvía ya nos habrán atropellado a todos. Seguro.

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jueves, mayo 7

La cabeza del vasco –según las tesis de Egibar- ya debe de estar dando la vuelta al ruedo de Las Ventas. Nunca aprecié mucho la Fiesta ni su sudor promiscuo de sangre y arena, pero hay que reconocer que las orejas de Ibarretxe –como Spock en Star Trek- no son un trofeo menor sino lo contrario. Dan mucho juego en formol. Quizá tanto como la que Gauguin le cortó, o no, a Van Gogh. Desde entonces, el universo dejó de ser, simétricamente, estéreo para convertirse, con sus excesos y carencias, en polifónico. Ese navajazo obró un primer milagro. La tecnología hizo el siguiente.

Antes se escribía sobre papel -¡o pergamino!- y uno podía demorarse en su textura, su pálpito y hasta en su relación, a veces devastadora, con la realidad física de la tinta y las ideas. Ahora escribo bajo la tutela de Windows 7, el nuevo sistema operativo –aún en fase de pruebas- de Microsoft y la sensación es la de encontrarme en un barco frágil pero veloz. Me gusta lo inacabado. Me reconozco en ello. En sus apreturas.

lunes, mayo 4

breviario de podredumbre

La Telaraña en El Mundo.




En el escaparate de una tienda de ropa madrileña, unas jóvenes -de muy buen ver-celebran un striptease ante el furor –no sé si uterino- del portavoz socialista de Medio Ambiente. No es para tanto. En la vida casi todo es propaganda y lo que no puede serlo se queda en telebasura o material de reciclaje. Pienso en la sonrisa clínica de Miquel Nadal –ante los juzgados o en Manchester, de la mano de Antich- o en las audiencias televisivas, por ejemplo.

Parece que IB3 nos convoca en igual número con una misa de lujo en Buñola que con un Premio de Fórmula 1. No es un milagro; es una impostura. ¿Somos así de beatos y deportistas? No creo. Lo que priva es la frivolidad de Temporada Alta -una mutación clónica de Tómbola- como marca distintiva del peculiar nacionalismo de UM. O del Bloc. O de Antoni Martorell y sus contratos confidenciales con dinero público. Estas cosas no son lógicas. Pero suceden.

El gran éxito de IB3 podría ser la retransmisión de la cadena humana por «la llengua» que unirá la Plaza España con el Parlament. Nada menos. Está claro que las subvenciones sirven para que la OCB –y Castellers, GOB y un largo etcétera hasta la ubicua UIB- perpetúe su peculiar estilo de publicidad perversa. Es cierto que la libertad siempre anda entre cadenas, pero estos verdugos no han leído a Cioran y confunden el óxido del metal con el sudor de la llaga. Qué asco. Cuánta putrefacción.

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sábado, mayo 2

la erótica del poder

La respuesta a la pregunta del debate -¿Cree que la inclusión de Estaràs en la candidatura del PP a las europeas hace necesario un congreso extraordinario?- en El Mundo.



No. Pero los partidos políticos me parecen entes alienígenas. Creo intuir, eso sí, que la gente, cuando se asocia, adquiere una especie de estilo común –un mínimo común denominador, por así decirlo- que nunca fue muy de mi agrado. Al contrario. En otro tiempo me dio por frecuentar algunas reuniones de la CNT en Valencia. Eran tiempos, en verdad, extraordinarios, repletos de cánticos flamígeros, de proyectos enormes y, a la vez, flexibles y realistas. Tiempos de solidaridad, participación y compromiso. ¿Tiempos propicios? ¿Sí? Sí. Pues ni por esas. Toda mi literatura se deshacía como arena, crepuscular, entre los brazos de aquellos seres bruñidos al sol, quizás, de un horno metalúrgico o al fuego lento de la sed áspera y la soledad extenuada de las tierras y huertas baldías. Creo que fue entonces cuando supe que mi oficio habría de ser, ya para siempre, dibujar tan sólo signos en la arena, en la orilla misma donde las olas y el tiempo juegan con nosotros y las palabras. En efecto, en esa labor prosigo.

La historia, ya se sabe, tiende a repetirse. El Dorado es un lugar mítico que cada cual encuentra donde puede o le dejan. Jaume Matas se fue a Washington y Rosa Estaràs piensa buscarlo en Estrasburgo. “Me hace ilusión” le dijo a Rajoy y recibió un pasaje de primera con el prestigioso número diez en la solapa. Qué nivel. Así cualquiera se apunta al paraíso y desoye las penurias, más terrenales, de unas islas convulsas con los juzgados repartiendo citaciones y expedientes como si sus puertas –las de la Justicia- fueran el chirriante torno de una estación de embarque hacia ninguna parte. Lo son.

Llego al final o al principio. Al Congreso Extraordinario que exige, con energía, Carlos Delgado y del que abomina, principios fundamentales en la frente, Estaràs. Y aunque sé quién maneja razones y quién réditos, creo que lo que procede, en vez de armar más ruido -con tintes tan ordinarios que se quieren extraordinarios, nada menos-, es disimular el tumulto, la guerra declarada de los clanes y las familias, el negociado de las ambiciones y el impudor ante la vampírica erótica del poder. Si las listas de los partidos fueran listas abiertas, donde no privara la sumisión piramidal, nos cantaría, quizás, otro gallo. Hasta entonces, lo mejor es negar -no una, sino tres veces- esa parodia de la democracia real que es la infumable representación partidista.

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viernes, mayo 1

geografía del absurdo

La Telaraña en El Mundo.



No sé si recordar a René Thom -y su Teoría de las Catástrofes- o sumergirme, con Dalí, en la geometría del ombligo parabólico y la deriva de los continentes. Las medusas asesinas rondan, como carabelas, las viejas aguas del Mediterráneo. Las cifras del paro elevan a cuatro millones los trabajadores que ya no lo son. Y hoy es Uno de Mayo. No sé qué celebrar. Chicago está cubierto de cenizas y Madrid nos envía mascarillas. Las mascarillas, como las burkas, nos recuerdan que todos podemos ser rehenes del miedo y el toque de queda, de la vigilia forzosa, del silencio en cercandanza.

El pasado es traidor y siempre regresa, sobre todo si se le busca con más que insistencia, con temeridad. Cuando no es la crisis es la epidemia la que alza sus diques contra la libertad y la vida. Pero frente al absurdo se puede obrar de mil maneras. Se puede intentar la huida –como Estaràs- o la búsqueda de soluciones, ponerse la mascarilla o no hacer nada y respirar -sólo para adentro- con la mirada frágil y vidriosa.

Las noticias sobre la gripe resucitan, en mi memoria, la ciudad de Orán, sitiada por la peste y los círculos deslumbrantes –heroicos, pávidos o indiferentes, humanos- de los personajes de Camus. Pero Orán ya no es una ficción más allá del desierto, sino el mundo entero en sí mismo, en su propio desierto, en su mitad ubicua, en los alrededores virtuales de su niebla o ceguera. En su absurdo.

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