LA TELARAÑA: la inocencia de los gorrillas

sábado, abril 4

la inocencia de los gorrillas

La respuesta al debate -¿Cree que los enfrentamientos en el seno del Pacte son un obstáculo para afrontar las crisis económica? - en El Mundo.



No. Y voy en serio. O casi. Rondemos, primero, los entresijos privados del escenario, que ya habrá tiempo de subir o bajar, luego, el telón y recoger el tumulto de la bronca o la indiferencia. La crisis nos sobrevuela sin vernos. Nos deja la lluvia ácida de sus lágrimas de plomo sin siquiera distinguirnos, nos convierte en depositarios de su rosario de calamidades y plagas, convirtiéndonos en comparsas de una serie infinita de operaciones matemáticas y más aún, físicas y químicas, genéticas, tal vez espirituales. Nos asfixia y nos deja su aliento a calumnia con el eco-pretexto de devolvernos al lodo inicial. Contra tanta teología qué podrá hacer nuestro ínfimo, laico y descompuesto gobierno. Nada o muy poco. Disimular el hedor. Mitigar el ridículo. Quizá ni eso.

Pero por partes, que no hay autopsia sin descuartizamiento previo –el simulacro de una sangría- ni diagnóstico sin contradicciones y matices, sin alaridos y silencios, la teatralidad híbrida de los símbolos, los guiños al aire, los envites gestuales al vacío.

Un gobierno autonómico –el que sea- es lo que es y sirve para lo que sirve. Es una prolongación burocrática de todos los males heredados, una máscara tentacular que se quiere próxima y familiar, cómplice de un poder que nace, no recordamos si en un sutil, pero explícito, contrato social -la tribu tiene sus rarezas-, en un remozado revuelto –o alianza- de civilizaciones o en algún que otro malentendido ancestral, étnico y, desde luego, mezquino. La usura del hombre para con el hombre.

Pero llegamos, al fin, a este Govern. ¿Un nido de enfrentamientos y tensión? Sí, pero no sólo eso. ¿Para qué construir un campo de golf en Son Baco cuando tenemos, inmaculado, el Parque de Las Estaciones, repleto ya de hoyos y búnkeres de arena, de calvas de césped y casetas? ¿Para qué ocuparse de algo que no sea repartir subvenciones? No hay nada que ordenar. Antich es más –o antes- que Presidente del Govern, cabeza rectora del Consell Social de la Lengua Catalana e, incluso –por vía interpuesta- de la UIB y de todos los consorcios turísticos posibles. No bromeo. Ahí sí hay consenso. El paro puede esperar. La normalización lingüística, la mendicidad intelectual y la imagen de las Baleares, no. ¡Y la OCB, menos! Para la crisis ya están Obama y Sarkozy, con Zapatero de aparcacoches. Antich, con Nadal, Lladó, Grosske, Barceló o Armengol, sólo llegan a gorrillas airados. ¿Ilustrados? ¡Quia!

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