LA TELARAÑA: la ideología del látex

viernes, marzo 6

la ideología del látex

La Telaraña en El Mundo.




Lo dijo Rimbaud en un rapto de ebriedad poética: «Hay que ser absolutamente modernos». En efecto. El problema surge luego, cuando se pretende convertir el éxtasis individual en colectivo. La penúltima gran experiencia de modernidad condujo al nazismo. La última –la que ya llega, la que siempre se está gestando- no sabemos si nos llevará a la distopía de la eugenesia y los clones. Por ahora, vivimos entre dioses menores y portátiles, como de usar y tirar: pañuelos y consoladores. La ideología del látex.

La reconocemos porque sus apóstoles son, además, ridículos. Por ejemplo, la OCB –la Obra- invitando a conferencia y café clónico por la lengua –en realidad, a postración becaria, esperpento de servilismo y pleitesía- al nuncio del nacionalismo culé, Joan Laporta. Su club, a falta de títulos, atesora la rancia vocación de no ser lo que es, sino algo más. Aquí la matemática no falla y la suma se rebela contra la perversión y acaba restando. Pronto quedará en nada.

Pero miro alrededor y no me sorprendo. Hoy comienza una semana de nueve días sobre el libro en catalán. «Hay que apoyar al Gremi» dicen Joana Lluïsa Mascaró y Margalida Tous, mientras el dinero fluye desde el Govern y el Consell hacia La Misericordia. El revuelo lo interpretan los de siempre: Sebastià Alzamora, Biel Mesquida, Sebastià Serra o Janer Manila. Ya casi ni los distingo y sé que, pronto, los habré olvidado. Ojalá.

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