LA TELARAÑA: de putas y leyes

viernes, septiembre 5

de putas y leyes

La Telaraña en El Mundo.



Ya estamos, oh, liturgia, en plena Diada de Mallorca 2008. Esta va a durar más de un mes, no sea que la ciudadanía no se entere de lo peculiares que somos, de lo provincianos y patéticos que nos empeñamos en parecer. Mientras tanto, María Durán, nuestra experta en Igualdad, se marcha a Beijing a un encuentro entre iguales, a una especie de Olimpiadas de género y paridad. Lo malo es que en China todos son mucho más iguales que aquí, pese a las sucesivas campañas de normalización lingüística. Quizá en este tema se pueda lograr alguna medalla.

Hay bastantes submundos por ahí esparcidos. Cuando los frecuentas acabas reconociendo sus códigos, pero cuando no, te parecen territorios poblados por alienígenas donde no sobrevivirías ni disfrazándote de forajido. Esto último me ocurrió hace poco cuando, de anochecida, tuve que atravesar la zona final, el tramo más oscuro de las Avenidas de Palma. Allí, el trasiego de las prostitutas me recordó el agrio debate que se abre y cierra de vez en cuando –y no siempre por culpa de Fina Santiago- entre los que apoyan la legalización de la prostitución y los que no. Sale, primero, un experto citando la beatífica situación en Holanda y luego, una airada experta maldiciendo cualquier sospecha de supuesto visado para la esclavitud. Hay expertos para todo.

Lo que vi me impide ponerme a discutir sobre el sexo de los ángeles. Fue como darle una ducha gélida a mi libido y más cuando la única prostituta que pareció verme –a veces soy invisible, lo sé- medía más de metro ochenta y se gastaba una nuez muy respetable. Vaya éxito. Con todo, hay una doble prioridad a la que ningún gobierno –ni el de Antich en las islas ni el de Zapatero en todas partes- puede, en modo alguno, sustraerse. Convertir a esas personas en seres con derecho a sueldo, horario de trabajo, fiscalidad, seguridad social y desempleo y así desterrar, de forma drástica, la repugnante presencia en la sombra del proxeneta que las explota. Todo lo demás es literatura y de la mala.

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