LA TELARAÑA: sin corbatas

viernes, julio 11

sin corbatas

La Telaraña en El Mundo.




Pasan cosas raras. Me pareció ver a Antich persiguiendo –en calzón corto y con una bandera española en las manos- a Rafa Nadal por los tejados de zinc de Wimbledon. Pero no. Era el propio tenista mallorquín quien sobrevolaba el gallinero para abrazar a los Príncipes ante el asombro multicultural y globalizado de la circunspecta grada inglesa. La huelga de corbatas, que empezó el ministro Sebastián como única medida energética seria de un país en crisis, qué crisis, se expande como un virus y ahora ha llegado al Parlamento Balear, pero no, como antaño, como símbolo de quitarse una soga del cuello, sino como metáfora, una más, del buen ecologista y del mejor ciudadano, del capullo, con perdón, que se mira cada mañana en el espejo y no ve más allá de su ceño desaliñado, sus mejillas y más abajo su corbata y acaso su ombligo. Después no hay nada.

También vi a José Jaume –que no sé si trabaja en la Televisión de Mallorca o en IB3, aunque eso poco importa- armarle la marimorena a un par de policías de paisano, por haberle asustado con su vehículo en la peatonal calle Olmos. Por un momento –que duró segundos en los que dudé si sumarme a la bulla- los vi tan acalorados que no sé cómo el bueno de Jaume no acabó en los calabozos. Hay que cuidar esos nervios y ese rojerío antiguo que sí, que nos hizo mejores, en efecto, pero no perfectos. Una lástima.

Mientras tanto, rebusco en el armario las corbatas que nunca he llevado. No las encuentro. Será porque nunca he trabajado en una de esas multinacionales que nos gobiernan, gobierno incluido. O será porque no tengo la corbata por una prenda elegante. Elegante lo puede ser un sombrero, unas greñas celosamente despeinadas, un bastón bien llevado, unas canas de nieve, un abrigo, una capa, un piercing en la lengua y hasta un pañuelo raído por la naftalina y bordado por la tisis. Si me apuran, hasta María Antonia Munar puede pasar por elegante. Pues no, al menos hasta que no se ponga –ella, sí- una corbata. Entonces será otro cantar.

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