LA TELARAÑA: junio 2008

lunes, junio 30

los incurables

La Telaraña en El Mundo.



O Europa quiere herniarse voluntariamente o es que no nos conocen. Sea como fuere, idear una jornada laboral de 65 horas semanales sólo nos da para unas risas incrédulas sobre el error del cálculo, el inadmisible atentado contra el aperitivo y la tertulia en el bar, la sagrada siesta y el paseo vespertino cuando el sol empieza a declinar y uno se reconcentra en sí mismo y en los suyos. La crisis está enloqueciendo a muchos. Pero no a todos por igual.

Es cierto que todo tiene sus límites y que vivimos enjaulados entre líneas que se cruzan en el espacio indeterminado -pura cuadrícula- donde todo aparenta estar en orden y quizá lo esté o quizá no, porque no sabemos quién dibuja los laberintos, sus muros retorcidos de cal o sangre o sólo de aire, ni si esas barreras son las de siempre o son otras y alguien las redibuja cada noche, burlándose de nuestros sueños y deseos, de nuestro dejar pasar las cosas como si pasaran sólo ellas y no nosotros.

Todos nos pasamos de la raya. Una empresa, sita en el aula de Ingeniería Alimentaria de la UIB –he de visitar ese lugar antes de que estalle- busca deleitarnos con extracto espirituoso de medusas. Bibiana Aído se postula contra el velo islámico en las mujeres porque los hombres no lo llevan y la igualdad, ya se sabe, consiste en que todos -y todas- lleven lo mismo, un velo, una falda céltica, un frac, una chilaba, una kufia o un sombrero de copa, qué más da. Luego están los incurables. En la web del Lobby para la Independencia se califica a España de “bufa, pèrfida i arrogant” y se jalea el descaro de Puig, Sostres o Urkullu. Me cuentan –y me lo creo: cosas así definen una televisión- que Jaume Sastre departió en IB3 sobre inmigración y xenofobia. Es un experto, aunque más lo es Ibarretxe, que sí sabe donde están las leyes, las dianas y las capuchas y por eso las maneja a su antojo. Su plan, más que el mapa de una ruta de brumas, es una enorme necrópolis de cruces quebradas por la muerte, la extorsión, el cinismo y la ignominia.

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viernes, junio 27

el manifiesto



La Telaraña en El Mundo.



Con este calor, quizás sobrevenido antes de su hora habitual –aunque en el tiempo, la memoria y las estadísticas casi nunca coincidan- el mundo se vuelve un lugar pesado donde hasta las ideas pesan como si se arrastraran encadenadas a numerosos flecos irresolubles e, incluso, el pensamiento todo parece sucumbir al escenario plúmbeo, de gravedad multiplicada y doliente, donde apenas sí sucede nada y lo que sucede lo hace como a cámara lenta y deformada, además, por el grueso reflejo del sudor rondándonos primero la frente, el oleaje de sus arrugas, y luego la comisura de los labios, ese lugar donde la palabra se esconde de sí misma y de nosotros.

No sé si será por el calor o por otra cosa, pero lo cierto es que, días atrás, presté mi firma y mi apoyo –en la Web de EL MUNDO- al Manifiesto por la Lengua Común que han perpetrado, entre otros, Savater, Lastra, Azúa, Espada o Pombo. Reseño el gesto, que sé –reconozco- inútil, porque no es normal que, con mi afición a los disolventes, me adhiera, jamás, a causa alguna. Pero siempre hay una primera vez, aunque me haya resultado dolorosa la redacción del texto. Es obvio que tanto intelectual reunido –supongo que agitado, pero no revuelto- podía haberlo hecho mucho mejor y ahorrarnos una prosa tan cargada de eufemismos políticos, dilaciones e imágenes suicidas –es absurdo resaltar la trivial riqueza del mito democrático y no el trasunto sagrado y totémico de Babel, por ejemplo- para acabar ofreciéndonos unas conclusiones que, amén de impecables, son necesarias. En todo caso, aquí, más vale un parto, sea o no como el de los montes, que el provinciano aborto perenne de los nacionalismos. Por eso tienen mi apoyo.

Mientras tanto, el Govern se lava las manos y no sólo eso. Sale corriendo –junto al Consell y la estólida sección lingüística de la UIB- a sumarse, sin ningún rubor, a la farsa paranacional de la Universidad Catalana d´Estiu en Prada de Conflent, esa aldea francesa donde sólo se venden, con usura, productos catalanes.

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lunes, junio 23

nit de foc

La Telaraña en El Mundo.



Convertir la Noche de San Juan en un infierno a la manera de William Blake no pasa de ser una peculiar concesión a los dolores, que según el visionario inglés –y el más profético y mallorquín de sus traductores, Cristóbal Serra- habrían de asolarnos en un lugar tan inhóspito: la ignorancia, la lujuria corporal, la ociosidad y la devastación de las cosas del espíritu. Incluso obviando la lujuria y el ocio, que de algo tiene que vivir el hombre, lo cierto es que nada en ese catálogo de plagas se nos antoja tan irreparable como la certeza de que, al final, Grosske se saldrá con la suya y convertirá –quizá esta misma noche de solsticio de verano, con su pirotecnia, correfocs y demás destemplanzas falleras- la Catedral en una hoguera inmensa, un faro deslumbrante y deslumbrado, un festín de fuego.

Así asistiríamos al espectáculo inenarrable de la cerámica alimenticia de Miquel Barceló licuándose, sus panes y peces calcinados, sus vidrieras hechas añicos y cristal líquido y luego nada, un humeante gruñido de materia abolida, que nos conduciría, lentamente, al desvelo de los restos arrancados de su sueño de siglos, al tesoro torrefacto de tantas referencias bíblicas que cualquiera puede, aún, poner a buen recaudo en el arcón de su memoria con una simple visita virtual a la web de la Seo. No se la pierdan, que todo baja revuelto y con fecha de caducidad. La vida es un juego a tiempo pactado.

Pero el mejor recaudador de lo ajeno sigue siendo la SGAE. No importa que la Plataforma «Todos contra el Canon» siga recogiendo firmas contra ese pago indiscriminado, ese atentado contra la lógica, esa perversión asombrosa y piramidal y totalitaria de los derechos de quienes se autoproclaman autores y son tristes funcionarios de una miseria intelectual, conceptual y documental de proporciones, otra vez, bíblicas. Sólo me queda pedirles –otros ya lo hicieron antes- que me pirateen mucho, todo lo que puedan y algo más. Sin miedo. Sin reparos. Sin apropiacionismo comercial. Por compartir.

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viernes, junio 20

psicosis

La Telaraña en El Mundo.




Igual aquí como en la vida –la ficción de estas líneas sobre el papel calcinado, las trazas de limón, la tinta invisible de la infancia- nada ni nadie es lo que parece. Es otra cosa, la que se alcanza –o no- ascendiendo la escalera de caracol donde se insinúa, al fondo, el perfil diluido de las alturas del vértigo aplacado por la codicia. La simulación funciona, aunque nos devuelva a un subterráneo con vistas, donde ya nadie sabe ni de qué ni para quién trabaja. La política, la construcción, los servicios y la educación son ahora entes mutantes en manos turbadoras. En las más turbadoras, iba a escribir, pero para qué. En este mismo instante nos puede asolar una turba de ridículos lingüistas atormentados, una mafia étnica, una cooperativa irreal, un asesor con vínculos oficiales o un promotor en llamas. Están por doquier.

Quizá sea la hora de correr la cortina del baño y apurar el agua caliente desatendiendo la psicosis de un esperpento que nos hará trizas como a un espejismo. ¿La sangre de Nureyev en las hombreras de José Tomás? Es la crisis. ¿Qué crisis? Manera niega que la deuda de Grande afecte a la sociedad balear. Curioso concepto social el suyo. Y el ministro Sebastián anunció, días atrás, que «cuanto mayor sea la caída más rápida será la recuperación». Esa receta no viene en el manual del buen socialista, pero igual ese manual ya no existe.

Sabíamos que cada huracán tiene su nombre, alternativamente femenino o masculino según una paridad que será rectificada cuando los vándalos del norte –siempre hay vándalos al norte- asuman nuestras inigualables leyes sobre Igualdad y Violencia de Género, pero ahora también sabemos que este 2008, junto al membrete de Jovellanos, lleva el de Año Internacional de las Lenguas y el del Diálogo Intercultural. Mucho sello y timbre como para que la OCB no pariera un ciclo de conferencias sobre Interculturalidad. No me pregunten qué es eso. Sólo sus mecenas y, por supuesto, la Academia Francesa lo tienen más claro que nosotros.

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martes, junio 17

Justo Serna, en sus archivos, está tratando el tema Padre e Hijos. Como es una discusión interesante y a la vez compleja, con ramificaciones taurinas y literarias, copio y pego -aquí- mi opinión -ligera- sobre el asunto:


Losa y raíz, piedra y fundación... Por supuesto. Estoy de acuerdo con esas definiciones. Con todo, hablar sobre el Padre –en realidad sobre los padres, es decir el padre y la madre, al margen de sus géneros pero no de sus sexos- implica hablar también de esa metáfora doméstica o semental o heredada o étnica o biológica o espiritual y de algo más, de algo que se nos escapa; es hablar de un misterio -el otro más próximo y ajeno- y también de una jerarquía que se rompe en cuanto la sabemos analizar como si fuera –lo es- una simple eyaculación mental -a imagen y semejanza- del creador que somos todos (quizás, los que tenemos hijos, un poco más, pero no mucho ¿Se me nota la risa? )

Me da a veces. No obstante no necesito creerme ni una sola línea del guión filosófico-social de mayor referencia si no concierne a mis propias experiencias. A mi padre quise matarlo en su momento hasta que maduré –o no- un poquito y me apercibí de que ser algo así como la prolongación de otro no es ninguna limitación, ninguna atadura, ningún freno a la libertad personal. Al contrario. Saberlo me dio alas. Lástima que, poco después, se me muriera de verdad y no tuviera tiempo de explicarle tantas cosas como me dejé en el tintero... En fin. Aquí el silencio es dolor.

Con respecto al guión de referencia que citaba antes -es decir, la liturgia de Edipo o las digresiones extrapoladas de Freud e introducidas, luego, y por ejemplo, pero no de manera única, aunque sea muy ilustrativa, en el ruedo de un coso taurino como en la vida familiar de cada uno- me basta y me sobra con observar ese movimiento, tan etéreo como insubstancial, como si fuera la escenificación de nuestras mejores per-versiones.

¿Matar al padre? Eso es, con perdón, un tópico, una imbecilidad o una redundancia. Una coletilla muy literaria pero muy poco letrada. La liberación sucede –o no- al margen de esa dialéctica. En sus afueras. Lo matamos –qué coño vamos a matarlo- porque se muere, como nosotros, pero con mayor rapidez y ese dolor –ahora nuestro, no suyo- nos sobrecoge.

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lunes, junio 16

desmembrados

La Telaraña en El Mundo.




Construir Europa –al hilo del Tratado de Lisboa- va a costar tanto como elevar a los altares el sacrosanto imperio de los Países Catalanes. No sé por qué pongo las mayúsculas. Va a costar mucho para nada, porque no es época de imperios y el personal anda descreído de todo o, en su defecto, tan creído de sí mismo, su nacionalismo secular, su lengua de sierpe –o de Adán o de Eva o de ambos- y sus paraísos perdidos, que la cosa, el magma, el entramado social, acaba dando náuseas y luego vómitos y después nada, el olvido.

El universo es tal como lo parió el lenguaje, antes de Babel, con sus giros y dejes, su brisa a tormenta primera y su aliento a incurable caries. Ahora ya no basta con trocear la lengua para transformar el mundo y aproximarlo a nuestro ideal. No basta, aunque el engaño nos conforte, al menos si admitimos que el mundo ya estaba hecho cuando llegamos y sólo podemos reinterpretarlo. No sabría explicar cómo o sí. Tejemos todas las argucias gramaticales posibles sin más desenlace que sucumbir al silencio y dejar atrás la creación intacta.

Lo peor es la fe ciega en los signos. No importa si, por ellos, Biel Janer ha ingresado como miembro en la Academia de Bones Lletres de Barcelona. Enhorabuena. Cuando su hija se sume al tinglado la llamaremos “miembra” y después saldremos por bulerías si nos piden a quién nos referimos con esa curiosa homonimia de “mi hembra”. Tampoco importa si a Nanda Ramon, jefa de Cultura, Patrimonio y Política Lingüística en Cort, una pila de cargos sin sentido ni médula, le da por hablar de sinergias –las acciones de varias causas cuyo efecto final supera la suma de sus partes- para insuflar el pliego de intenciones del Consell de Cultura de Palma. Mientras la cultura, su concepto, salga de las encuestas y de las fuerzas vivas reclutadas para ello, mejor será promover el estudio de otras sinergias como la multiplicación de los panes y los peces. Igual así nos apañamos contra la huelga, la crisis y el horror en el hipermercado.

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domingo, junio 15

Luke

Ya es Junio en Luke.

Este mes incluye mis Apuntes 7 -y con todo el peso del mundo sobre mis espaldas, por cierto.

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sábado, junio 14

ensaladilla rusa

La Telaraña en El Mundo.



No sé qué pinta la mafia rusa –que es gente con principios y rigores engendrados en el más cruel y estéril de los inviernos, el del alma gélida como el filo invisible y rapidísimo de una navaja- en la Mallorca de nuestros días, un lugar cuajado de sol pero también de desidia, de peligrosas inercias colectivas pero, a la vez, de inconfundible sosiego individual, de vida tranquila y hasta envidiable, pese a la presencia colateral, en unos sectores más que en otros, de un pensamiento dominante –eso quisieran- ciertamente acomplejado y débil.

No conozco a ningún ruso. Mala suerte. Seguro que uno cualquiera podría ayudarme a redondear estas líneas –y también darles a entender el significado último de este híbrido bosquejo de novela negra y rondalles- con unas cuantas frases afiladas sobre el lobby de UM y la gestión asombrosa de Son Oms. También podría lanzarme tumba abierta por las rampas que, cada vez que habla, deja inservibles, resbaladizas y pringadas, Antoni Martorell y su televisión de todos para nadie. O darle vueltas a la trama de las estafas hipotecarias por las que, ahora, purga Climent Garau, pero no será el único.

Parece que la corrupción necesitaría de siglos para ahondar en ella, pero como no dispongo de ese tiempo –ni de un ruso a mano- acabaré loando el repentino buen gusto por las orquídeas del GOB, así como la extraña liturgia de algunas curiosas asociaciones vecinales –carne de próxima subvención- en Es Jonquet. En San Magín nació mi padre y de ahí a la playa eran dos saltos. Eso decía. Cada día es más difícil vivir en Mallorca sin ser ruso. O siéndolo.

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viernes, junio 13

el aislamiento

La Telaraña en El Mundo.



Creo que nunca escaparé a la «angustia satírica». Tampoco pienso intentarlo porque uno no es, todo el tiempo, exactamente lo que opina o deja de opinar pero sí, siempre, se reconoce por completo -es decir, inacabado- en cómo lo escribe, en cómo siente el universo y lo transpira y se lo sacude de encima, ya sea con una sonrisa o con una mueca de asombro, para respirar, luego, ahora, más tranquilo. Conviene respirar de vez en cuando. La definición, entrecomillada, me la brindó el historiador de la Universidad de Valencia, Justo Serna. Y tiene toda la razón, pero cuando no es así es sólo por culpa mía, por dejadez o dispersión, por no atender al mundo como a mí mismo. Pasa en ocasiones. La descripción volátil de un paisaje, el revuelo gramatical de los estados del ánimo y, al fondo, el perfil tragicómico de algún personaje actual conforman cualquiera de mis columnas. Esta apenas acaba de empezar.

Hoy el paisaje se descubre primero frágil y después necio. Google recibe el Premio Príncipe de Asturias confirmando que la ubicuidad es una forma de globalización, pero no la única. Una huelga de transportistas revela que la isla no es autosuficiente. La economía medieval no funciona. No hay bastantes productos mallorquines como para llenar nuestras lonjas. Y si los hay, vuelan pronto y en Air Berlin, por supuesto. El aislamiento asfixia. Será por eso que Antich acaba de derogar el trilingüísmo en las aulas cuando lo que debiera abolir es el decreto de mínimos, la ley de normalización o las otras muchas barreras que rondan nuestra libertad personal, la de expresión y hasta la de pensamiento. Tanta inmersión lingüística apesta y así es difícil concentrarse. ¿No la huelen?

Nos queda, eso sí, tiempo para una última sonrisa. Podría ir para los delirios lúdicos y filosóficos de Grosske, pero la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, le ha superado al lograr que su ministerio se adapte, como un guante, al nombre con que le han bautizado en Internet: el Ministerio de Igual Da. Pues eso.

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lunes, junio 9

la hipocondría

La Telaraña en El Mundo.



La hipocondría –que sí es una ciencia exacta, real e irrefutable, al menos para quien la sufre- no se parece en nada a esas patrañas etéreas y a esas infusas disquisiciones que embargan a unos pocos –pero que, por aquello de las subvenciones y los vasos comunicantes, acaban penando a todos- sobre la lengua y la cultura propia, la casa común o ajena, la doméstica o la oficial, la adquirida o la que late en la sangre, esa salsa espesa con conservantes y colorantes, esa danza ridícula y esquizoide al son rapero de la entelequia étnica, la cortedad de miras o, sin más, la ceguera interesada e incurable.

Gracias a ella –a la hipocondría y a unas décimas de colesterol, que no hay ciencia sin analítica- llevo un par de meses recorriendo Palma a marchas forzadas, retorciéndola de cabo a rabo. Palma es pequeña, pero así como en Bellver se intuye, como una ficción literaria, la soledad cautiva de Jovellanos y en las cercanías de la Plaza Gomila es fácil tropezarse con las ruinas de tantas noches inolvidables, también en Pere Garau se aprende mucho sobre inmigración y costumbres, jolgorio, mutaciones y folklore. Se aprende muchísimo.

Con todo, lo innegable es que esta semana pasada mi lugar reiterado de tránsito ha sido la Feria del Libro. Aunque Miquel Màs Ferrà convirtiera su tradicional pregón de inauguración en un acto propio de una hermandad de excombatientes –quizá para alegrar la libido y el obtuso progresismo militante de las autoridades locales- lo cierto es que el evento acabó superando el horrible inicio. Fue un placer reunirse ahí con muchos escritores y amigos. Javier Jover, Neus Canyelles, Antonio Rigo, Inés Matute, Toni Serra, Román Piña, David Torres, José Carlos Llop, Paco Piquer o Emili Sánchez, entre otros. Además tuve la suerte de llenar el pequeño salón de actos del Borne gracias a la presencia -no sé si por curiosidad, inercia o morbo- de Sebastià Serra y un buen número de acompañantes a un acto anterior. Parece que le debo una al IEB. Pues qué bien.

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domingo, junio 8

en los archivos de justo serna

Justo Serna disecciona El bálsamo de la indiferencia.

Además de agradecérselo muy mucho le acabo de enviar, más o menos, el siguiente texto:

No resulta difícil -o sí- hacerse cargo de la fascinación que me produce leer mis textos a través de la opinión de los otros. Es como sentirlos de nuevo bajo otro prisma y otra luz. O el mismo prisma y la misma luz... pero en otro tiempo, ya alejado del vacilante mecanismo de su creación, ya irreparables sus defectos y virtudes, ya consciente la vida de sí misma, de su realidad y de su paradoja.

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viernes, junio 6

mare nostrum

La Telaraña en El Mundo.




Estos días bajan rápidas las aguas por el cauce de Sa Riera –remolinos verdes, burbujas de ázoe, espumas grises- mientras, al fondo, el Mediterráneo recolecta nuestras voces y se las apropia, las engulle y traslada de costa a costa, de Palma a Marsella, de Alicante a Túnez, de Valencia a Sicilia, de Alejandría a la franja de Gaza. Hay tantos lugares y culturas superpuestas que hasta el propio mar pierde su nombre y adquiere otros –Alborán, Liguria, Cilia, Egeo- sin que sus aguas se inmuten. Las gestas antiguas son ahora hermosas ruinas. Recordarlas no las hace mejores ni peores, pero tergiversarlas sí que destruye su integridad mítica. La suya y también la nuestra.

Por eso no es de recibo que Biel Mesquida –al que reconozco un catalán bellísimo, al menos cuando no le pierden la tendenciosidad barroca y la retórica- nos convoque al X Festival de Poesía de la Mediterrània para que el acontecimiento geográfico sirva sólo como pretexto para marginar las lenguas mediterráneas por excelencia –el castellano, el francés o el italiano, por no hablar del latín y griego- en detrimento de otras tan imprescindibles como el maltés, el catalán, el amazic, el turco o el checo. Súmenles el gallego y el inglés, prodigiosamente incluidos en el evento, y convendrán conmigo que ya sólo falta una ración de euskara para bordar el mapa taimado de unos países mediterráneos de fábula. Qué lejos queda Ítaca.

Tan lejos como cerca nos ronda la osadía de Joana Lluïsa Mascaró -o de sus asesores filosóficos y lingüísticos- al presentar el festival como un intento de convertir la poesía en “la música de las palabras” (sic). Hay tópicos que chirrían tanto como la tiza contra la pizarra o, más aún, como la realidad sin asumir contra el deseo más capcioso. Para presidir la parcela cultural y patrimonial del Consell de Mallorca debería hacer falta algo más de erudición. O quizá no. Al CIM -¿herencia de Munar?- sólo le importa el patrimonio en la más prosaica de sus acepciones. Seguro que me entienden.

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jueves, junio 5

más -y sólo- fotos







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miércoles, junio 4

pregunta



¿Qué querrá decir C.M. -Carles Mulet, supongo- en Diario de Mallorca cuando cataloga mi poemario El bálsamo de la indiferencia como de tan profundo como poco amable?...


Sea lo que fuere -y da para hablar, largo y tendido, sobre la influencia del subconsciente y los estados del ánimo en la construcción del lenguaje- la verdad es que me gusta esa definición.



***


Nota en El Mundo.

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a Ivis Acosta le dio por entrevistarme...

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primeras fotos fira del llibre 08...



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martes, junio 3

hoy, presentación en la fira del llibre

Esta tarde, hacia las ocho, Javier Jover y Horacio Alba desmenuzarán mi último poemario -El bálsamo de la indiferencia, edit. Calima- en el Salón de Actos de la Feria del Libro. Espero poder saludar a alguno de vosotros.


También, pero a las 7, andaré por el stand de firmas con la pluma en la mano.

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lunes, junio 2

veinticinco años

La Telaraña en El Mundo.




La gente se afilia a cosas muy raras, pero muy vulgares, como a un partido político, a una corriente ideológica, a un gabinete en perpetua crisis, a una secta cultural o de opinión o de intermediaciones gestoras, a un grupeto de contables en fuga o a una asociación de ex presidentes –da igual si vecinos ejemplares, tránsfugas, cazadores, promotores inmobiliarios o acaso malhechores anónimos- pero también a cosas peores, a una nación, a una lengua, a una subvención encubierta, a una comisión pactada, a una corrupción sin fronteras, qué sé yo.

La gente se afilia a lo primero que encuentra y después a lo segundo y así sucesivamente hasta culminar una vida repleta de filias y también de fobias, de medallas y bandejas de alpaca grabadas al hilo del oro y las lentejuelas, al lento fuego de la cocción del tiempo, la cuentas pendientes, las moratorias sin vencer pero vencidas, las cargas, los cargos, el implacable cerco judicial, la vox populi, el corro del estrés y al final el pánico, la ignominia, el no somos nada y a mí que me registren, que nos quiten lo bailado, que no podrán, o sí, qué horror.

Veinticinco años y un día puede ser la fórmula jurídica de una condena que nunca se acaba porque ese día se alarga hasta el infinito o se contrae, como un enigma a punto de estallar, tan sólo para tomar impulso y proseguir su dibujo en otra parte, por otro motivo, por otra razón oculta e indescifrable. Veinticinco años y un día pueden ser también un pretexto para que María Antonia Munar saque las cuentas y esparza vellones honoríficos entre quienes la precedieron –con Maximiliano Morales en el ojo de la Fiscalía- y ella misma y su amigo Serra, cómo no. Dios los junta, pero Dios no existe para estas pequeñas o enormes ruindades y por eso es ella, en persona, quien los cría y alimenta y así deja que la antecedan, sus fieles, en el tortuoso camino a los juzgados, mientras se insinúa, al fondo, el portón del calabozo. Veinticinco años y un día. Quizá más. O menos, pero quién sabe.

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