LA TELARAÑA: los símbolos

lunes, abril 28

los símbolos

La Telaraña en El Mundo.





El Govern ya tiene su “punto cat”, que es una sutil manera de declarar su catalanidad como si fuera también nuestra. ¿Lo es? Guarrear con los símbolos puede desmitificarlos o dejarnos transidos. De momento, mixtificamos demasiadas cosas en nombre de otras. El presente en nombre del futuro, por ejemplo. Acabo de ver la grabación del terrorista Mohammad Khan despidiéndose de su hija de pocos meses, antes de coger una pesada mochila y enfilar hacia la muerte –propia pero, sobre todo, ajena- en los andenes de Londres, Julio de 2005. Sus palabras resuenan casi tanto como lo hizo, después, la dinamita y no dejo de intentar ponerme en el lugar inverosímil de ese bebé huérfano. Me resulta imposible, porque no hay nada que entender y lo único que sobrevive al adiós inútil, a la ternura rota y a la fe enloquecida de la sumisión, son las nauseas.

Otro que adora los agios simbolistas es el Premio Cervantes, Juan Gelman. Ha osado legar a la posteridad un pergamino lacrado, en satén rojo, que sólo podrá abrirse el 2050. Más le valdría haber escrito ya algo memorable y no rentabilizar su discutible éxito para usurpar un protagonismo futuro al que no tiene derecho. Nadie lo tiene.

Quien no afloja es la SGAE. Diez millones de euros recaudaron en Baleares el año pasado, con Agustín El Casta a la cabeza. Viva la cultura. Antich debiera nombrarle embajador en el lugar de Paco de Lucía. Ya tarda. Mientras tanto, y no sólo por liarla, apoyemos el “crossbooking” de días atrás en la UIB. Más aún, debiéramos liberar no sólo libros, sino también tesis doctorales, revistas, películas, cedés, devedés, videojuegos y hasta enciclopedias. Tampoco sobrarían los apuntes de clase de Damià Vidal o las denuncias que atañen a Munar. Así el paisaje urbano, en vez de resumirse en un montón de prensa gratuita dispersa por las aceras, ganaría en cultura y ocio compartidos. Para ello, acabo de dejar todos mis ejemplares de Playboy en la Rambla. En el último sale Rudy Fernández. Corran, que igual queda alguno.

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2 Comments:

Blogger Luis Amézaga said...

Ha estado usted implacable con el 2050. No era para menos. Es una mala cosecha.

30 de abril de 2008, 12:11  
Blogger Juan Planas Bennásar said...

ya no la cataremos:-))

Es un consuelo.

Un abrazo, Luis

30 de abril de 2008, 14:56  

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