LA TELARAÑA: marzo 2008

lunes, marzo 31

ciencia ficción

La Telaraña en El Mundo.



A veces me sucede –y la sensación no deja de ser incómoda aunque me sirva para imaginar que quizá existan los mundos paralelos o para echar en falta las revueltas del monolito de Arthur C. Clarke en 2001 Una Odisea del Espacio- que la prensa del día no me aclara en qué año vivimos. Ni en qué año ni en qué siglo. Tampoco en qué país. Alguna noticias y declaraciones me transportan a otro tiempo tan oculto en mi memoria que a veces no sé si voy o vengo, si avanzo o retrocedo en la escala del conocimiento o si es que, al fin y tal vez como todos, soy una presunta víctima más de esos agujeros negros que no sé si existen, pero lo parece. Vaya que sí.

Sólo bajo esta suerte de ingravidez espacio-temporal resulta digerible que, por ejemplo, la Generalitat de Cataluña dedique unos dos millones de euros públicos para potenciar el catalán en las comunidades balear y valenciana. Resulta caro mantener a los cruzados de la OCB. O que Joan Lladó se sume al coro delirante de Carod-Rovira con la pretensión de incluirnos en un referéndum independentista el año 2014. Pura ciencia ficción, sí, pero de la mala, de la que niega el presente y se dedica a aplazarlo, a ponerle bridas, a hipotecarlo con la visión en túnel de un futuro perfecto.

Pero lo que ya clama al cielo y más aún, a la galaxia entera, es la hazaña de Pere Muñoz gastándose –en sólo dos meses- doce mil euros en bites de Internet fuera de la tarifa plana. Tanto dinero debe incluir como mínimo, aparte de un módem torrefacto, la saga completa, en catalán, de la Guerra Civil y sus secuelas, Star Trek y Star Wars, el NODO, la música seráfica de la “Nova Cançó” y quién sabe qué otras excitantes delicias virtuales. Pero, bien mirado, todo es poco para un político insustancial y etéreo reconvertido, ahora, en gestor mediático y columnista –sin mucho revuelo gramatical, por cierto- bajo la advocación de una María Antonia Munar que fue, de hecho, la que mejor le definió. Lástima que el talento no pueda descargarse de parte alguna.

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sábado, marzo 29

novedad en Puertas Abiertas

Actualizada la página de Luis Amézaga en Puertas Abiertas con dos poemas de su último libro "Y pese a todo... Adelante", Ed. Baile del Sol, 2008. No os lo perdáis.

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viernes, marzo 28

las cavernas

La Telaraña en El Mundo.



Medir el éxito o fracaso de una gestión cultural –la de Cort, en este caso- con una encuesta sobre asistencia popular a cines, bibliotecas, conciertos y cursillos de captación lingüística –a cargo de la Cataluña de Laporta, ese lugar tan estrecho- es como bromear sobre los grados de Richter después de un terremoto. Lo único que importa es el paisaje tras la batalla, las humaredas inextinguibles, la mirada rota de los refugiados. No sé qué entienden por Cultura en Cort ni si tiene que ver con el medio millón de euros con que Grosske subvencionará a las entidades de vecinos para refrescar sus verbenas patronales de pasión o gloria. Tanto da. El dirigismo político extiende su manto y nos deja a oscuras. ¿De qué cultura hablan, los políticos, cuando hablan de cultura?

No hablan, seguro, de las iniciativas privadas. Ayer Javier Jover, editor pero, sobre todo, poeta, convirtió las tertulias del Último Jueves –el ente metaliterario de Antonio Rigo- en un templo de voces y eufonías, de versos reinventándose en el aire de todos. Su libro Moratoria resultó ser un cauce lo suficientemente humano como para jugar a ser dioses sin temor a su ira. Nos sabemos hijos de las cavernas.

Quizá les pierda, a los políticos, alguna falsa asociación de ideas. Cultura, pueblo, lengua, identidad, por ejemplo. Olvídelos. Si usted desea encontrar su identidad recuerde lo más que pueda su infancia, recorra, hasta donde le alcance, su adolescencia y juventud, piense en sus más tiernas lecturas, en las costumbres de sus mayores y en las suyas, en sus amistades a lo largo del tiempo; piense, muy despacio, en los amores que le hicieron feliz o desdichado y piense, sin miedo, en la primera vez, piense mucho en la primera vez y luego, ahora, respire. Mírese en el espejo y compárese con las fotos antiguas que, de seguro, guarda en algún cajón de la alacena. Si ha llegado hasta aquí usted ya tiene identidad, pero no le ponga más nombres ni apellidos que los suyos. Es su identidad. Que no se la roben.

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miércoles, marzo 26

mañana, último jueves

Nos lo cuenta Antonio Rigo:


Mi querida gente, después de los Nazarenos y los tambores, después de las imágenes y las trompetas, después de la sangre y la resurrección llega la pasión única de El Último Jueves: La historia de amor a la poesía que cambiará el mundo. Y este jueves día 27 tenemos el placer de invitaros en Literanta al recital de Javier Jover. Javier acudirá como editor y como poeta; habrá una lectura a tres voces de su poemario Moratoria, en la que él tomará parte. También tendremos la presentación del libro Réquiem del lagarto del poeta Juan Manuel, que será presentado por Antoni Serra y está editado por Calima. Y finalmente lectura de últimos e inéditos aún poemas de Jover y una selección de los poetas que a lo largo de la trayectoria de Calima han salido a la luz. Los componentes de El Último Jueves se encargarán de meterle voz a todas esas otras voces. Habrá por supuesto momento Salvador y el acto será conducido, en esta ocasión, por el gran Jorge Espina. Los libros y el bar permanecerán abiertos en un abrazo durante toda la velada. No os olvidéis, jueves 27 a las 20:30 horas en Literanta.

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martes, marzo 25

Si desea encontrar su identidad piense lo más que pueda en su infancia, recorra, hasta donde le alcancen las fuerzas, su adolescencia y después su juventud, piense en sus lecturas tempranas de entonces y en las actuales, en las costumbres de sus mayores y en las suyas, en sus amistades a lo largo del tiempo, piense, muy despacio, en los amores que le hicieron feliz o desgraciado y piense, también, en la primera vez, piense mucho en la primera vez y luego, ahora, respire. Mírese en el espejo y compárese con el montón de fotos antiguas que, seguro, ha de conservar en algún cajón de la alacena. Si ha llegado hasta aquí usted ya tiene identidad, pero no le ponga más nombres ni apellidos que los suyos. Es su identidad, que no se la roben.

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lunes, marzo 24

las máquinas

La Telaraña en El Mundo.



Uno puede entretenerse jugando con las ruinas de la inteligencia a levantar identidades, como polvorientos castillos, y luego ponerles nombres y símbolos y también liturgias y límites. Lo que ya no debe hacerse es pasar de la simple, pero divertida, actividad lúdica a la discusión bizarra, cuando no científica -o sea, religiosa- sobre la identidad catalana, balear o española de estas islas salpicadas de mar por todas partes. La identidad como mito sólo da para los sudores de los visionarios y ya nos sobra con los oficiantes de lujo que tenemos: la OCB, el Lobby o el Círculo Balear, entre otros. Aquí, como siempre, los extremos se tocan y complementan. Igual el PP debería tomar nota.

Quizá huyendo de la fanfarria me fui estos días a Galilea, donde el frío baja directo del cielo y uno no necesita sino desprenderse de todo. Allí me enteré de que un novelista, George Scott, vende su hotel mediante un sorteo de bonos en internet. Está claro que los novelistas son gente extraña, pero también que saben, como nadie, manejar situaciones y personajes tanto en la realidad del papel como en los negocios.

Lo cierto es que la mayoría de las novelas actuales me produce asma. Son como hoteles vacíos –pero con ácaros- o algo peor, son puzles con trampa. Tanto da si los resuelves o no porque el resultado es siempre cruzar un desierto de ideas. Estaba en éstas cuando leí que Alexander Prokopovich es un editor que no necesita autores. Le basta con un programa informático para parir libros sobre el amor verdadero, esa orgía binaria de chips que haría enrojecer a cualquier viejo pornógrafo. El sueño conductista de Pavlov, Bijou o Wittgenstein en manos de un ordenador analizando pautas, libidos, cortejos y disfunciones en pos de la objetividad perfecta no es ninguna anomalía. Lo grave es ignorar que el hombre y el arte no aspiran a la perfección sino todo lo contrario. Lo mejor que tenemos, lo que más amamos, es lo que se nos acaba cayendo, siempre, a pedazos. La lengua, por ejemplo.

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viernes, marzo 21

santa pasión



La Telaraña en El Mundo.



Chirria la cera sobre el asfalto igual que la UIB –que cumple 30 años- despliega sus mejores galas para convencernos de su historia, de su futuro y hasta de su existencia. Casas y Mesquida ya tienen en qué ocupar su tiempo. Por lo demás, Palma vive su Semana Santa de forma tranquila. Aquí la pasión prende sobre otras ascuas y sólo cuando conviene.

Harían falta muchas más horas de estudio de Filosofía y, en concreto, de Historia de las Religiones, de su extraña pero biológica conexión con la realidad, para no hacerse cruces de espanto ante el espectáculo fascinante de algunos penitentes a los que les diluvia un aguacero de sangre en el costado, en la frente, en la espalda, en los tobillos. La imagen es común tanto a nuestras contenidas procesiones como a las enfebrecidas flagelaciones de los musulmanes chiíes, por ejemplo, en las calles rojas de Calcuta cuando la celebración de la Ashura. He escrito fascinante –con algo de temor al despilfarro o a la tibieza, pero no- porque el dolor, aunque sea a través del rechazo, nos fascina desde siempre con su compañía intermitente y lujuriosa. Y si no fascina sí que, al menos, conmociona, hiere, repele o abruma. No es poco.

La penitencia, cuando no es íntima y solitaria, se convierte en una manifestación de exhibicionismo tribal. De eso sabemos mucho por aquí. Andan ahora los náufragos nacionalistas de la extinta Unitat, como los del vacilante y disperso Bloc, con su liturgia tórrida de escaños y lianas, de patrias y banderas, de lenguas comunes y propias y ajenas, dándole a los entresijos de unas elecciones que les condenan –pese a la discriminación positiva de una ley electoral que debe reformarse con urgencia- a un ostracismo que no es el de los justos sino el de los alienados por un dios menor, étnico y pintoresco como un becerro de oro. Es la servidumbre de querer adorar cualquier cosa a cualquier precio, que produce incontinencia. Así en Sant Cugat acaban de proclamar la independencia de Kosovo. Qué derroche de pasión.

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jueves, marzo 20

1 lustro - 5 años - Marzo 2003/08.



Este mes La Telaraña volvió a cumplir un año más y ya son 5.


Al principio fue la voluntad y ahora, quizá, la inercia. No obstante, creo que este blog encierra absolutamente todas las claves de mi vida literaria.

Bueno. Todas... No:-)

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lunes, marzo 17

kum ba yah

La Telaraña en El Mundo.


Una Semana Santa fuera de temporada es un añadido de penitencia pero, también, un pretexto para adentrarse –con el perfil laico dispuesto igual a un capirote que a un turbante- en las costumbres de un país que vive como sin vivir en él. La incertidumbre del lugar nos sirve, aquí, para remolonear sobre cultura o educación, las eternas olvidadas.

Escribo como pienso y, a veces, hasta me corrijo. El nuevo realismo, sin embargo, aspira a escribir igual que se habla, sin reparar en la doblez actual. Hoy no se habla, se balbucea. Tampoco se piensa, se recopilan aforismos. Aquí Dostoievski no podría parir Crimen y Castigo ni Joyce reconstruir su día eterno por las calles de Dublín. El monólogo de Molly y el sueño proustiano de Villalonga en Bearn son ya cenizas y el pensamiento se ha vuelto polvo entre las quijadas de la barbarie. Ya no existe el discurso, sólo los raptos, las intertextualidades, los referentes inconexos de un racimo de píxeles en caída libre. El agujero negro está afuera y está adentro. No hace falta ni buscarlo. ¿Explicarlo? La posmodernidad sólo da para un realismo raquítico y diezmado, sin angustias ni excelencias. De aquí al silencio sólo va el alboroto, el crujir de la mediocridad. Poca cosa, aunque esté de moda.

No me gusta perderme buscando compañía. Las noticias son las que son y sus protagonistas los que quieren serlo. Bárbara Galmés anuncia que el Consell de les Arts ha naufragado en los arrecifes de los organigramas políticos. Aina Calvo pone en órbita a siete magníficos agentes lingüísticos para vigilar el uso del catalán en los comercios, entre los inmigrantes, en las escuelas donde nuestros hijos se harán mayores. Qué remedio. A estos dinamizadores –el neologismo es basura neumática- se añadirá la creación de colonias lingüísticas, excursiones y otras justas al aire libre bajo la admonición monotemática de la lengua. Parece que el escultismo de los boyscouts ha vuelto. Quizá nunca se fue. Kum Ba Yah cantaba Joan Baez. No recuerdo la letra.

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sábado, marzo 15

Marzo en Luke. Me acompaña una calavera.

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viernes, marzo 14

proyecciones

La Telaraña en El Mundo.



Igual la realidad no existe sino en sus interpretaciones. Mal asunto barajar números como si fueran ideas. Los peores gobierno y oposición de la era democrática se cruzaron en las urnas dejándonos su mediocre racimo de cábalas, de contendientes sin más honor que su nulo discernimiento. Unitat ha volado por los aires. Antich ríe. Estaràs sonríe. Rajoy no se inmuta. Zerolo multiplica sus orgasmos. Es la hora del frikismo. ¿Obama o Hillary, con McCain al fondo? Recuerdo ahora el hombre futuro de Sartre y casi prefiero el candor historicista de su humanismo a la estrechez del presente, a su levedad de plomo.

Ignoro si viajamos en el tiempo de forma extraña o si es el tiempo quien viaja mientras envejecemos y nuestra mirada cubre de polvo los objetos que nos rodean, de polvo y señales, de polvo y reflejos que nos parecen nuevos porque nunca miramos igual ni vemos lo mismo. Repaso las fotografías de Patti Smith en la Fundación Joan Miró. No sé si las zapatillas de Nureyev conservan la pasión de la danza ni si la mecanográfica de Hesse recuerda la soledad del lobo estepario. Tampoco sé cuánto queda de Patti Smith ni de nosotros, cuando escuchamos sus temas y oímos, tras su voz de hoy, el eco de otras muchas voces, quizá la elipsis de una furia antigua, el desgarro de unos puntos de sutura que aún parecen tener vida propia, el regreso de un sentimiento que recordamos, más que con notas musicales, con gestos que sólo reconoceremos cuando volvamos a mirarnos en los espejos. A veces duele o seduce. A veces da risa.

Lo último ni alegra ni tiene consuelo. El CIM, la UIB y unos escritores en catalán van a resucitar a Marìa Antonia Salvà en abril. Abril siempre fue un mes cruel pero no esperábamos que lo fuera tanto. Mascaró y Garcias, lo explican: “La autora necesita ser leída con ojos contemporáneos”. Y yo no sé con qué otros ojos podríamos haberla leído ni cómo seguir haciéndolo sin que nos entren irresistibles ansias de arrancárnoslos de cuajo a la espera de tiempos mejores.

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viernes, marzo 7

irreflexiones

La Telaraña en El Mundo.




Mañana toca día de reflexión como si institucionalizar la toma de decisiones tuviera algo que ver con el noble arte de pensarlas. No obstante: ¡aleluya! La campaña ha sido tediosa como una de esas noches que se niegan a amanecer, que se alargan, insufribles, porque el sueño no llega y la fatiga se empeña en devolvernos siempre las mismas imágenes gastadas de cada día, ese noticiario repleto de cadáveres y violencia, de necedad y demagogia incorregibles. ¿Sobre eso hay que reflexionar mañana? Tal vez, pero que sea con calma. La suerte es que hoy sí podemos, aún, revolcarnos sin remilgos en cuanto parece rondarnos, aunque sospechemos que es sólo un espejismo que no va con nosotros. Nosotros sólo vamos con quién nos apetece. O eso intentamos.

Otros viajan en compañías más raras. Nadal ya ha dicho que Unitat es una excursión y no un matrimonio. No es una mala definición política sino una definición excepcionalmente política. ¿Hay algo mejor que irse de excursión, de juerga, de picnic o de lo que sea, sin tener que atender luego a los divorcios y a las manutenciones? El aviador sigue su vuelo mareado de rasantes, con el único objetivo de dejarse ver, perplejo cuando no ceñudo, ambiguo cuando no indeterminado, en todas las instancias de un poder que se reparte las cartas como si se tratara de flores marcadas en una timba de tahúres sin más obsesión que multiplicar el humo de las palabras y el contante oculto de los gestos por sobre cualquier otra actividad.

Hay otros con otras preocupaciones. Los actuales regidores de Costix resucitan la estela que una joven y prometedora Munar –cómo engañan las apariencias- puso en órbita en 1977. Quieren hacer pueblo, que no sé muy bien qué significa, salvo que en mallorquín suena a broma y en castellano a chiste. Quieren recuperar sus señas de identidad, aclaran. Les tengo envidia. ¿Quién pudiera tener unas señas de identidad tan prístinas y elocuentes como los Bous de Costix? De ahí a la felicidad total no puede haber ni un paso.

lunes, marzo 3

los otros

La Telaraña en El Mundo.



Decirse desubicado en Mallorca no es tanto un acto de fe o integridad personal como una infamia que, a nivel colectivo, tiene el precio de un peaje a ninguna parte. Es también un imposible. Aquí, unos y otros, dibujan dos bandos opuestos cuya única misión es afiliarte –aunque te niegues- a su causa: el glorioso «nosotros» –de Nos y Otros-, que no sé si es una elipsis del lenguaje o una fábula sectaria y étnica que se nos ha colado en el subconsciente. Los otros son el infierno donde arde el secreto de lo que quisimos ser y no fuimos, la urna del rencor, la pueril prueba de la propia indigencia frente a las leyes del azar, el deseo o la necesidad. Pura filosofía de burdel, que no desluce el gusto de escribir sobre los otros. Eso hacemos.

No nos consta que Munar se calzara los asépticos guantes blancos para honrar el original de Jaume I, el Llibre del Repartiment. Tampoco que lo haya leído o piense hacerlo. ¿Qué precisa aprender ella sobre reparticiones? Nada. Donde sí reparten es en Sineu. Las reyertas escolares no son nuevas. Antes se resolvían con algo de orgullo roto, un morado a medias y a otra cosa. Pero que los chavales agredan al padre del alumno acosado tiene delito. No vale, aquí, señalar la nefasta influencia del sistema educativo, el rapto hormonal de esas edades o el calentamiento global. No. La culpa es siempre de los otros y si los otros somos, por un casual, nosotros, la culpa sigue siendo de los otros. Y si no son adultos, mala suerte. Sus músculos, sí. Echarle tierra al tema sólo pospondría una tragedia peor.

Somos la tribu de las diadas y aún así no sabemos si existimos. La OCB ha vuelto a poner el grito en el cielo. No sabemos nada del cielo pero sí que está lleno de aullidos, de quejas y reproches, de alaridos de la OCB, esos ángeles de la buena nueva catalana. Ahora braman porque en el concierto de rock del sábado faltaban rockeros en catalán. Un repaso al cartel nos confirma que, de hecho, lo que no había es ni un solo grupo de rock. Ni uno.

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