LA TELARAÑA: septiembre 2007

sábado, septiembre 29

cuestionario

Me enviaron este cuestionario en Agosto. Tenía que haber sido publicado, con una sucinta bibliografía -que omito- pero, por imponderables, no sucedió así. La dejo en este lugar porque tiene algo que ver con la literatura. Algo.



PREGUNTAS


*Armamento:

–Bolígrafo cuando no estoy en casa. Tomo muchos apuntes de campo en los márgenes de los periódicos o en simples servilletas de papel. Es una vieja costumbre. El trabajo definitivo lo hago, por supuesto, en el ordenador. Ya no sabría hacerlo a mano y es una lástima, pero cada vez me cuesta más descifrar mi extraña caligrafía.

*Santuario literario:

—En cualquier sitio. Atrapo las ideas dónde y cómo sea. No hay que desperdiciarlas. Con todo, los trabajos los concluyo siempre en casa, al abrigo familiar de mis cosas.

*Momento del día:

—Soy noctívago. Antes amanecía muy a menudo sobre el teclado. Ahora sigo escribiendo de noche, pero hacia las tres de la madrugada suelo dejarlo todo. Luego aprovecho las primeras horas del día, mientras tomo el zumo, el café y leo la prensa a través de internet, para aclarar las ideas nocturnas y darles la forma final.

*Modus operandi:

—Tanto en los artículos como en los libros escribo siempre dejándome llevar, incluso de manera compulsiva, del tirón. Luego copio, corto, pego, hago y deshago casi infinitamente. Las posibilidades de los procesadores de texto son inagotables y ayudan mucho a ordenar las ideas y filtrar, así, los textos.

*Manía/amuleto:

—Ninguno, salvo una dosis razonable de silencio y un montón de libros abiertos alrededor. Sobre todo, diccionarios y libros antiguos, voces familiares que aprecio, pero no sólo en papel sino también en formato digital. Leo, a menudo, en la pantalla líquida del monitor.

*Recomendación veraniega:

—Más que en libros, pensaría en autores y me olvidaría del calor. Los adictos a la literatura catalana podemos leer a Cristóbal Serra. Sí, ya sé que escribe en castellano… Miel sobre hojuelas. Tampoco está nunca de más releer a Juan Ramón, a Eliot, a Pound, a algunos poetas del 98, del 27, del 56 o del lustro pasado. Las relecturas suelen arrojar resultados sorprendentes. También las joyas literarias que, por lo que fuere, se te escaparon en su momento y, sin embargo, todavía perviven. Por ejemplo, Mortal y Rosa, de Francisco Umbral. En realidad, lo único ilegible serían los terroríficos libros de autoayuda y los premiados, por inercia amical o administrativa, en los festivales literarios de puro marketing.

*Un buen título para un mal libro

—Los malos libros se olvidan rápido y poco importan, entonces, sus títulos. Por citar alguno, entre tantísimos, La Quinta Montaña, de Paulo Coelho. Un título típico, de tres palabras –normalmente artículo, sustantivo y algún que otro adjetivo sustantivado, donde prima el impacto o la ambigüedad- para una obra desdeñable. Lo mismo cabría decir de El Código Da Vinci y lindezas similares.

*Un mal título para un buen libro

—Normalmente a los buenos escritores no se les cuela ningún título que no esté, más o menos, a la altura de lo que escriben. Y además, si el libro es bueno, lo cierto es que hasta el título acaba sonándote bien. Por citar una excepción, me acuerdo ahora del siempre estimable, poco recordado y aún menos citado, Albert Cohen. Dos de sus mejores obras se adornan con títulos realmente pintorescos. Me refiero a Comeclavos (1938) y Bella del Señor (1968).

*Mi primer escrito:

—El aprendizaje es tan largo que se sabe cuándo empieza, pero no así en qué momento termina. En realidad, la búsqueda de conocimiento es un proceso sin fin. Recuerdo que, de niño, escribía canciones –seguramente ripios- en un pequeño cuadernillo de tapas rojas. Uno de esos de anillas metálicas, con hojas intercambiables y manchas de aceite por todos lados. Más tarde empecé varios libros, tanto en prosa poética como en verso, que me sirvieron para ir alejando mi voz del eco inevitable de las primeras lecturas serias, quizá Hölderlin, Ungaretti, Rilke, Cervantes, Hesse, Nietzsche, los presocráticos, algunas alucinadas interpretaciones occidentales de la filosofía oriental o incluso los clásicos españoles del Siglo de Oro, todavía entonces mal digeridos, como es lógico. Hay épocas en que la curiosidad crece exponencialmente y el mundo resulta ser un batiburrillo de lo más sugestivo e interesante. Deberíamos preservar esa predisposición, la insaciabilidad de ese instinto. No abandonarlo jamás. Más tarde, empecé a escribir artículos, en un suplemento de cultura, sobre Rimbaud, Artaud, Kafka, Camus, Robbe-Grillet o Huysmans, entre muchos otros. Sin embargo, y ahora retrocedo en el tiempo, mi primera publicación en prensa fue un curioso, vehemente y juvenil artículo sobre la liberación personal frente a las insuficiencias del materialismo dialéctico… Sin duda, eran los días gloriosos, ya tardíos aquí en España, del poder y las flores. Nada menos. Ha llovido mucho desde entonces pero sé que todavía ha de llover mucho más. Vale.

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viernes, septiembre 28

el llanto de janer 2

La Telaraña en El Mundo.


Con este mismo titular les hablé hace dos meses de la incontinencia lacrimal de Gabriel Janer Manila. Hoy le toca el turno a su hija Mari Pau. Es un misterio genético tanto impudor, tanta afición familiar al llanto público y tanta psicosis de inconsolable persecución. ¿Hay que recordar que ambos tuvieron a Jaume Matas a sus pies –menudo resbalón- y que ahora Mari Pau es la niña mimada de Munar? Será que la faraona del visón no tiene quién le escriba. Pues va servida.

Resulta que Mari Pau está harta de la sociedad mallorquina, proclive –según ella- a las maledicencias, a los rumores gratuitos, a la tergiversación de sus siempre ponderadas palabras. Las suyas. Está claro que esa ninfa virginal no nos merece y casi puedo asegurar que no nos la merecemos. No nos merecemos sus columnas infantiles, sus frases de juguete, sus adjetivos desteñidos. Sobre su estilo –sin estilo no hay ideas- ya opinaron Umbral o Marsé. Lo más grave, sin embargo, es que necesite de un artículo y una entrevista, simultáneos, para informarnos de unas insidias que desconocíamos por completo. Le agradecemos la información pero nunca nos importó la intimidad ajena. ¿Cómo explicarlo? Será porque no vivimos entre las mismas multitudes enfebrecidas ni tenemos el ego tan iluminado y sonriente como el suyo. Será que nos alejamos de los lugares concurridos mientras ella nunca los abandona. Será que, en fin, existen los universos paralelos y los nuestros ni se rozan o sólo lo harán en el infinito o más allá. Qué horror.

Sé que a una escritora hay que juzgarla por sus libros, pero Mari Pau nos lo pone muy difícil porque lo suyo son los premios cósmicos y las intrigas de palacio; en definitiva, todo cuanto nos aleja de la solitaria y silenciosa labor del escritor. Ante personajes así de bulliciosos uno acaba sintiéndose como un monje de clausura. No es mal oficio siempre que no nos destierren a La Real y nos apliquen la depuración lingüística o la desvergüenza ética. Viene a ser lo mismo.

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martes, septiembre 25

tema

Estas palabras son símbolos de otras. Ambas ignoran cuáles son presencias y cuáles sólo sombras.

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lunes, septiembre 24

porno total

La Telaraña en El Mundo.



Aquí todos se meten a arquitectos, a diseñadores de espacios, a esteticistas de colmenas. Rizos verdes sobre un fondo triguero de asfalto. Dicen querer inundar de jardines el Parc de Les Vies y llevarlos hasta más allá del horizonte. Está claro que, mientras Angels Fermoselle no dé su última opinión, todo es simple revuelo de palomas mensajeras.

Ahora que el nuncio Ayman Zawahiri, ha situado a los hijos de Francia y España –incluida Cataluña salvo que Carod pacte lo contrario- en el ojo de la barbarie resulta laxante observar cómo se agitan algunas conciencias cuando el asunto a tratar es sólo un esperpento. Hablo de la exposición porno-religiosa de Ivo Hendriks en una iglesia ibicenca. Aquí empiezan los requiebros sobre la libertad de expresión, el arte, la ironía o los límites del mal gusto. Opinan los presuntos ofensores y ofendidos. Aquí, también, hasta los neutrales enarcamos las cejas y nos preguntamos si no sería más valiente –hablar de moral o ética resulta superfluo- dedicarle la festiva muestra a Bin Laden o al propio Zawahiri. Ya puestos.

La libertad vive horas bajas. Una riada de intereses creados intenta convertirla en un manual sectario de convivencia, en unas tablas de la ley regidas por la usura y los mercados. Así, donde acaba el ritual nacionalista –Biel Barceló persiguiendo ujieres en Hacienda, ERC proponiendo despenalizar la quema de banderas: ¿también la suya?- empiezan las conjuras de los torpes. No extraña, pues, que Sandra Mayans crea en la libertad de expresión. Nosotros también. Si estimamos necia su postura es porque los collages de Ivo –algunos circulan por la red- no ahondan en el íntimo parentesco que une la experiencia sexual y la religiosa. ¿Habrá que explicarle el temblor o el naufragio del espíritu al atravesar la mística de la creación? No hace falta. Lo suyo son los marchantes en el altar del templo, ese lugar tan violado. Pura política evanescente. Pero bueno, sólo es concejala y de Cultura. Eso lo explica casi todo.

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sábado, septiembre 22

Un poema de Duellum (La Lucerna, 2006)*



Hay una mansión rodeada de luciérnagas

donde el tiempo transcurre con pereza

y el aire denso enmohece

como si padeciera perlesía.


Hay una mujer muy pálida

con rostro noble y pelo ensortijado,

traje de vísperas y mirada somnolienta.


Hay una taza de té con hebras encrespadas

y un poso de serpientes con la lengua de arena.


Hay un teléfono descolgado.


No. El señor no está en casa.

Parece que se encontró con la muerte

de manera temprana, y juntos huyeron.

Quizá demoren hasta que les alcance la hora
.


[ La imagen la devuelve a las ensoñaciones

de los paisajes circulares del infierno,

los círculos concéntricos,

el áspero rumor de los grilletes

y las cadenas; a la inercia de la tribu

recorriendo los gélidos bancales

de la niebla, las confusas jornadas

del éxodo

bajo la geometría luminosa,

la edad intermitente de los astros,

hasta el final absurdo pero inevitable:

el solitario derrumbe,

el vagido de la desolación,

la tristeza detenida en los últimos

peldaños del destierro
]


También están las sombras y el orzuelo

de sus nombres [ Edith, Elizabeth, Nicolás

y desde luego Emir
] menguando,

igual que se diluyen el veneno y el éter

o tiembla un aguijón frente a sí mismo.


Puro deleite del instante

que se aniquila,

desaparece

y después nada.


[ Así es la muerte de dios y la vida del hombre ]




* Quizá este poema sirva de unión entre Alrededores y la mansión de las luciérnagas (Editorial Calima) y el posterior desenlace en Duellum. Historias que vamos dejando atrás, pero que nunca abandonamos del todo. ¿Por qué ya no muestro nuevos poemas?

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destino Frankfurt



La Telaraña en El Mundo.



Hay un tiempo limitado en el que hacemos y deshacemos como si todo fuera definitivo, sin serlo. Fingimos interés y hablamos del entorno como si nos afectase veinticuatro horas al día. No es así, pero cómo explicarlo. Todas las banderas nos parecen igual de ridículas y sectarias. Tampoco es así, pero no importa. Insistimos. Hay que salvar la cultura, quizá porque nos permite alejarnos de todo y todos y hasta regresar, luego, cuando nos apetece. El largo viaje exige aprender a distinguir unos paisajes de otros. La metáfora de un principio y un final, que se solapan en este instante de frío intermitente, de cuerpo temblando como la rama a punto de caer del árbol, nos aproxima a la frágil conciencia del mundo. Lo edificamos a nuestra imagen y semejanza. No extraña que, a veces, se nos derrumbe, se volatice, se quede en nada. Igual es que necesitamos destruir lo que amamos para confirmar nuestros temores y presagios.

Así, mientras Sebastià Serra corteja con el arribismo de unos, el desprecio de otros y la indiferencia de la mayoría, sería injusto obviar que ha conseguido dividir, con precisión de cirujano miope, el panorama editorial balear. De un lado el Gremi de Editors y del otro la Asociación de Editores. Si los primeros serán legión, aunque insatisfecha, en Frankfurt, los segundos andan perplejos con algunas invitaciones, revocadas por falta de producción en catalán, que han recibido. Es de ver cómo se maltrata la cultura con la monocorde cantinela de la normalización lingüística.

En Cataluña pasa igual. La falsa y antidemocrática ecuación nacionalista que iguala cultura y lengua vivirá en Frankfurt uno de sus momentos de excelso delirio. El IRL anuncia un programa “terriblemente actual”. No nos extraña la metáfora porque nunca lo actual fue tan terrible ni tan terrible lo actual. Bargalló desea demostrar “con contundencia” que la literatura catalana es una y grande en Europa. Tiene su mérito hacerlo, como ha denunciado el Gremio de Editores de Cataluña, sin contar con los mejores autores catalanes, Vila-Matas, Marsé o Mendoza. Su baza es aferrarse a Joanot Martorell y a Ramón Llull, un valenciano y un mallorquín. Viva la literatura catalana.

A estas alturas del festín no diré nada sobre la que hubiera podido montarse la cultura mallorquina –a solas- con los setecientos mil euros de la Feria. Nada de literas o habitaciones compartidas, nada de cinco metros cuadrados con los portátiles echando humo y los autores y editores, sus libros y catálogos, inundando el espacio virtual en el bucle eterno de una presentación de diapositivas tipo PowerPoint. Nada de quelitas untadas de sobrasada con mahonés. Nada de nada sino todo lo contrario. Un minuto de silencio, en alemán, ante la desgracia de vernos privados de las discretísimas, eclécticas y muy rabínicas corbatas de mosén Segura. Pero ya se sabe. La gloria no tiene precio o sí, pero no importa. Siempre pagan otros. Es fantástico.

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viernes, septiembre 21

nit de l´art

La Telaraña en El Mundo.



Ayer fue la noche del arte. Podría hablarles de la brisa húmeda, del aroma litúrgico a Son Espases que perfumaba el ambiente, del gentío, de las caras amigas y hasta de sus sonrisas. La imaginación siempre da juego. Podría también hablarles de las galerías y museos que visité o de los cuadros que me sedujeron. Podría, pero no. No acabo de entender el arte -o mejor, su contemplación- sin unas mínimas dosis de intimidad y recogimiento. Será que me resulta imposible compaginar los canapés y el cava con las curvas siglo veinte de Botero. Será que pienso que visitar, de balde, el Baluard -por lo demás un excelente lugar para un civilizado botellón de alcurnia- es traicionar el sentido común y el buen gusto. Será que, en definitiva, no entiendo el surrealismo postconciliar de Nanda Ramon o que me importan muy poco las directrices orgánicas, estéticas y funambulescas, del director de Cultura, Pere Joan Martorell.

Algo similar, pero en mayúsculo, me pasó el año pasado en Madrid durante la celebración de la Noche Blanca. Sobran las comparaciones, pero no del todo, porque no hay que olvidar que fue Palma, hace ahora once años, la ciudad pionera en este tipo de actividades. Lo más grotesco eran las enormes colas de gente intentando entrar, ya de madrugada, en todos y cada uno de los museos abiertos. ¿Tiene su lógica lanzarse a devorar el inabarcable Museo del Prado de una sola tacada, por el simple hecho de que la entrada fuera gratuita? Menudo empacho. Con todo, debo reconocer que el enorme presupuesto desplegado y la particular idiosincrasia de la urbe acabaron obligándome, casi sin darme cuenta, a recorrer las grandes avenidas como si en cada esquina fuera a aparecérseme algún prodigio. Así fue.

Ignoro qué prodigios se les aparecieron anoche a ustedes. Los míos brotaron de la música callejera, de la danza anónima, de las ilusiones jóvenes de algunos artistas noveles que casi debutaban con -o contra- el público. Quizá por ellos mereciera la pena la noche.

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miércoles, septiembre 19

novedad en Puertas Abiertas

Se trata de los poemas de José Luis García Herrera. Os lo recomiendo de veras. Además, acabo de recibir su último poemario La huella escrita (Editorial Ánfora Nova, 2007). Magnífico libro.

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lunes, septiembre 17

el bosque desierto

Hay un tiempo limitado. La metáfora de un principio y un final que se solapan en este instante de frío persuasivo, de concepción de límites, de cuerpo temblando como la hoja de una rama próxima a desgajarse del árbol. La conciencia de esa estructura edifica el mundo y, más aún, otorga sentido a su desplome. Lo presagia.

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el bozal



La Telaraña en El Mundo.



Hay que ver con qué celo se ha tomado Aina Calvo su nuevo cargo como vocal del Patrimonio Nacional. Si no es por eso, que ya puede ser, alguien debería de explicarnos por qué a las siete de la mañana del sábado dos lentísimos y tenaces operarios de Emaya, armados con una manguera rácana y un estruendoso camión cisterna lustraban el empedrado de la calle Olmos y, ya de paso, levantaban a todo el vecindario. Ahora, mientras escribo con la sien envuelta en el rumor doloroso del sueño truncado, son ya las ocho y media y todavía siguen, hacia la mitad de la suave cuesta, rumiando su agua a presión. Desgarrador insomnio. La calle está desierta pero hay gente desvelada en los balcones. El agua corre rápida por los desagües. Pronto inundará los jardines de La Misericordia, las cloacas fantasmales del Consell.

Lo importante es, ante todo, armar ruido. Francina Armengol utilizó su discurso de la Diada para demostrarnos que es la presidenta del CIM y no, como todos se temen, María Antonia Munar. Vano intento. Sus pocas luces –las que, ni más ni menos, le otorgan sus allegados- quedaron en fuegos fatuos, en un elogio utilitarista de un federalismo que ya llega tarde y con el pie tan cambiado que ni sus socios de Esquerra Republicana se sintieron cautivados. Al contrario. El independentismo necesita alimentarse, preferentemente, de la carroña del abrigo de visón, las diademas y las banderas a precio de corte de mangas, que no de una rancia declaración de intenciones más o menos esotéricas.

El Govern, sin embargo, huye ahora del alboroto de la Plataforma Antihospital. Esa murga debiera de serles familiar y hasta de obligado seguimiento, pero no. Toca nadar y guardar la ropa o ponerse el bozal. Quizá les convendría coger definitivamente los hábitos y enclaustrarse en el Monasterio de La Real. Allí, con una sobredosis de catalán litúrgico y un cursillo de educación para la ciudadanía, se pondrían las pilas y hasta brillarían, por sí solos, en la oscuridad. Sería de ver.

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domingo, septiembre 16

Luke arde este Septiembre.

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viernes, septiembre 14

el peaje

La Telaraña en El Mundo.



Mientras en Cataluña, el payaso Joel Joan salta a la fama y Carod-Rovira se venda los ojos con el “cata” blanco del Dalai Lama, aquí en Valencia, tantos años después, recupero los paisajes en los que empecé a ser otro. O quizás el mismo. Tengo mis dudas sobre el tema. ¿Por qué no tenerlas? Hay en la condición del lenguaje una curiosa mezcla entre el tiempo que avanza y la memoria que lo frena, sin éxito. Quizá voy en busca de esa colisión, de ese roce enfurecido. Estoy reconociendo la ciudad palmo a palmo, como en una sesión de quiromancia donde las líneas parecen una caricatura de Mariscal pero el gran nigromante es Santiago Calatrava. Sus estructuras plegables, aquellas inocentes puertas que abrió hace una eternidad en Basilea, ahora se han convertido en la pesadilla presupuestaria de una urbe que coquetea con la modernidad sin perder sus viejas costumbres. Al menos, algunas.

En el Palau de la Generalitat ondean la bandera española y la valenciana. En sus alrededores sobreviven calles doblemente rotuladas. Así la calle del Reloj Viejo, el carrer del Rellotge Vell y suma y sigue. Tanta normalidad fascina. Debería tomar nota Gabriel Bibiloni, pero eso es pedir demasiado. Hago un alto en el camino para contemplar la finca que se ha rehabilitado Calatrava en plena Plaza de la Virgen. Nada que ver con el “Bou” sobre las ruinas del Baluard. O sí. Afuera se ha agenciado un escudo heráldico –la vanidad cuelga de los arcos revueltos como de los arrabales de la aristocracia- y adentro, me dicen, unas vigas de madera tan antigua que todo son cábalas sobre su procedencia. Todo se andará, creo.

También quisiera darme una vuelta por Son Espases. Lo malo es que nunca me pilla en mitad de camino hacia alguna parte. Al Govern local le pasa exactamente lo contrario. Todos los caminos le conducen, muy a su pesar, a ese lugar de cruces y campanarios, de velas siempre encendidas a un dios muy menor y a una codicia desarbolada. Es sólo un peaje de la realidad. Otro más.

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apunte de viaje


La paella de Casa Roberto sigue siendo fantástica, una de las mejores. Lástima que el ambiente haya derivado hacia una reunión malamente insonorizada de ejecutivos no fumadores -por supuesto- donde el corsé tiene hasta a los camareros -legión- más rígidos de lo que sería aconsejable. La vieja casa de comidas populares -que lo era- tiene ahora unos arroces bajo el estricto cánon de las modas: demasiado arroz caldoso y nada de paellas mixtas, una lástima. Añoré la locura metódica, muy necesaria en casi todo pero, muy especialmente, en la gastronomía- y no diré nada sobre los precios. Vértigo.


Por lo demás la vieja Valencia que conocía sigue intacta. Media docena larga de antiquísimos magnolios. Luego están los arcos oblicuos, la arquitectura superflua y deshabitada, además del dudoso aroma ambiental de siempre.

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miércoles, septiembre 12


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lunes, septiembre 10

Me marcho a Valencia, un par de días... A recuperar paisajes de hace veintitantos años; paisajes que ya no existirán o quizá sí.

Supongo que tampoco yo soy el mismo que se demoró en ellos. Pero tengo ciertas dudas sobre el particular. ¿Por qué no tenerlas? Hay en la condición del lenguaje una curiosa mezcla entre el tiempo que avanza y la memoria que lo frena. Voy en busca de esa colisión, de ese roce enfurecido.

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invasión

La Telaraña en El Mundo.



Hollywood colecciona cadáveres y los momifica. Ahora le ha tocado a Hirschbiegel revisitar La Invasión de los ultracuerpos, el clásico de Don Siegel. Pese a la presencia, deslumbrante, de Nicole Kidman y, deslumbrada, de Daniel Craig, la película es un bodrio. Ahora las inquietantes vainas mutantes son unos vómitos contagiosos que cuajan durante el sueño y nos arrancan, exactamente, nuestros sueños más íntimos. Al despertar, la vida se convierte en una pantomima donde ser libre es sólo una cuestión de fe. Siempre fue así. ¿Para qué repetirlo?

No sé qué quedará del viscoso espíritu nacionalista cuando vaya a mayores la experimentación genética. Aproximarnos a los animales -o a los extraterrestres, a la OCB o al Lobby, tanto da- debiera de hacernos mejores, pero quién sabe. Entiendo de ciencia lo que los científicos de poesía. Muy poco. Nada. Aún así, las metáforas nos atrapan y la desazón de un universo de clones asoma por el horizonte. Pero no avancemos acontecimientos. Sólo se trata de arrejuntarse con óvulos vacunos para crear células madres y experimentar contra las enfermedades. El mito de la inmortalidad se convierte en el motor del futuro, pero también en su aniquilación. No hay vida sin muerte.

Mientras tanto, la gente es poco exigente y el gentío mucho menos. Sólo un silogismo con tantas excepciones, explicaría la muchedumbre que llenó el Parc de la Mar mientras Momo homenajeaba a Queen. Lo diré. Si Mercury era un payaso de gimnasio lo de Momo fue una triste parodia. Faltó músculo y sobró espejo. Será que los acríticos ochenta están de vuelta. O que el público gusta tanto de los himnos, que si les hubieran tocado Els Segadors, La Balanguera o la Marcha Real en vez de We Are the Champions o el God Save The Queen, nadie hubiera protestado. ¿Para qué? Igual todo era un ensayo en vísperas de la Diada del día 12. Aquí siempre estamos de diadas, sucesivas, contrapuestas, eufóricas. Nostalgia de la aglomeración y el bullicio. O memez contagiosa. Quién sabe.

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viernes, septiembre 7

guerra santa

La Telaraña en El Mundo.


Septiembre baja cargado de arenisca. ¿Micción dolorosa o simple mal trago? No obstante, por fortuna, no todo son rumanos a lo bonzo a la hora de los telediarios y en todas las televisiones. Miseria a la brasa. El mito de Europa despellejándose entre alaridos. Hay mucho más, aunque nada pueda competir, en surrealismo, con el caso de la ciudadana marroquí pretendiendo imponer el catalán en un cuartelillo de la Guardia Civil. Manda huevos.

A Saïda Saddouki le ha fallado el truco del converso hábil, del que viene de afuera e intenta mimetizarse a la mayor rapidez posible, aunque sea trocando la propia identidad por una ficticia. No la juzgaremos por eso. La identidad es sólo un mito para iniciados en hornos crematorios y no nos interesa ese ocre terroso de la decrepitud moral. Woody Allen bordó el asunto en su película Zelig, cuando todavía se dedicaba al cine y no al rodaje anual y el turismo pagado. La traductora tampoco lo ha hecho del todo mal. De momento ya ha conseguido que la Obra –la ubicua y legionaria OCB- explote la ridícula situación en su propio provecho. El ridículo ha arrastrado, incluso, a un sindicato como CCOO que, en vez de ocuparse de temas serios como la subida de los precios de los alimentos básicos o el aumento del paro, por ejemplo, se ha atrevido, no sé si por inercia o por ingenuidad administrativa, a prestar sus locales para la representación de una ópera bufa que ni siquiera es original. Cuesta tan poco inventarse mártires y verdugos que sólo falta que Gabriel Bibiloni añada al callejero de Palma el nombre de la aguerrida joven. El paraíso de la lengua merece, al parecer, una guerra santa. Santísima.

Suerte que nos queda Raixa. Estamos salvados. ¡Es el ombligo del mundo! Cuando el medio es el ambiente, surgen ombligos así de ilustres, capaces de reunir a Armengol, a Antich y a Munar con el único fin de posar junto a la pata quebrada de la ministra Narbona. Una foto por un puñado de euros. Qué largo y polvoriento es el camino.

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lunes, septiembre 3

acné político

La Telaraña en El Mundo.



Las obsesiones suelen florecer como tubérculos. Mismamente, boniatos. Crecen en los adentros, deforman el entorno y finalmente explotan como pústulas. Todos a cubierto, que llueve. La guerra contra el castellano en las islas es la apuesta más llamativa del gobierno Antich y su pléyade de aliados. ¿Hay que sumar Na-Bai al PSM o a ERC? Primero fueron los Premios Ciutat de Palma, luego la desaparición del bilingüismo en las escuelas y ahora la prohibición del español en IB3. Esta gente estaba ansiosa, le tenía ganas al spleen cervantino y ya no hay quién los pare. Será que todo llega en esta vida, si uno se aplica en confundir lo suficiente la realidad y el deseo, o que el acné político es un lienzo de afrentas imaginarias que hay que vengar con urgencia. La calavera de Hirst sonríe desde su sarpullido -diamantes en vez de neuronas- pero poco importa que proscribir el castellano en la cadena local sea condenarla a una audiencia ínfima que ya tiene echadas sus raíces en TV3. De lo que se trata es de manejar presupuestos y despilfarrarlos en la soledad del erial putrefacto.

Luego falta dinero para la gratuidad de los libros escolares. Normal. Sólo era un buen gancho electoral. Siempre nos queda el jolgorio de ver cómo se organizan los unos y los otros. ¡Todos se organizan! La CONCAPA echa pestes de Bárbara Galmés mientras la COAPA felicita al gobierno por el espíritu, basado en valores “ecoambientales y cívicos”, de su proyecto. Alto ahí. Hay definiciones gloriosas que aclaran el panorama retratando a quienes las enuncian. Imposible desdecir lo más mínimo sobre semejante alambique conceptual.

Lo extraño es que no falte dinero para enviar hordas famélicas de escritores a Frankfurt o una legión de figurantes a Prada. Tampoco para regar copiosamente al Gremi de Editors y perpetuar a Moll como el rey de la imprenta. Tanta autoedición por amor a la lengua nos parece digna de estudio siquiátrico, pero para qué. Los locos siempre son los otros. Es decir, nosotros.

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