LA TELARAÑA: olmos s/n

lunes, agosto 13

olmos s/n

La Telaraña en El Mundo.



La realidad es mucho más inocente que el lenguaje utilizado para describirla o interpretarla. Vivo en pleno centro de la calle Olmos desde el principio de los tiempos. No es un mal lugar para asistir, metafóricamente, al tránsito peatonal más decisivo de Palma. Aquí las partes alta y baja de la ciudad se desdibujan como a través de un puente cristalino y frágil, se equilibran como si se tratara –y así sucede- de acortar distancias, de cumplir con un convenio más, de darle contenido a otro símbolo que atravesamos casi sin darnos cuenta.

Por eso, cuando leí el artículo “Olmos, 40” firmado por la mujer que más adjetivos atesora, sin siquiera inmutarse, la indescriptible Mari Pau Janer, sentí curiosidad por cotejar las posibles mudas de la pobre historia que nos narraba. No todo podía explicarse por el simple mal día de una dependienta. Algo sonaba a irreal en todo aquello. O mucho.

Así las cosas, donde Mari Pau contaba de un cliente empeñado en que le grapasen unas malditas hojas, otros testigos de la situación me hablan del venerable psiquiatra Joan Corbella, a la sazón su marido, sorteando de manera intempestiva pero valiente, las barreras a medio bajar del comercio. En la hora del cierre hasta las grapadoras cierran y no hay alboroto de folios que las despierte. No sé quién miente, pero sí quién tergiversa. Toda la historia sirve a Janer –“planta trepadora”, la llamó Sergi Doria- como pretexto para acusar a la tendera de no realizar el trabajo porque se lo pidieron en catalán. Acabáramos. La guinda era –sorna de vuelo raso- demandarle a la empleada por su tiempo en la isla. Yo nací aquí y nadie me saca una palabra en catalán o en francés sureño –ya quisieran- sino cuando me apetece. Sucede poco, es cierto. Muy poco. Esta inefable amanuense desoye a Gracián, si lo ha leído, e ignora que no basta la sustancia, también se necesita la circunstancia. Ítem más, que el deseo de obtener reputación debe nacer de la virtud. Por no hablar del estilo literario.

Etiquetas: