LA TELARAÑA: más apuntes

sábado, junio 2

más apuntes

Podemos, ahora como en nuestros mejores momentos, tentar a la eternidad, sumergirnos en sus arenas movedizas, en sus dunas cambiantes, en la arquitectura rápida de los tornados vertiginosos y, aún así, todavía nos quedará lo más difícil, atravesar el trance, padecer el rapto de la voz para ir más allá del lenguaje –del tiempo del lenguaje- y alcanzar la cordura, someterla a la hilazón compleja pero simple del sin sentido.

Sólo entonces –y sólo en ese instante- el poema que somos y el poema que escribimos serán la misma cosa. La que sea.


Escribiremos, por ejemplo, desvelo. Ceguera. Revelación o tránsito. Apocalipsis.

Oxímoron.

O embuste. Caos. Catástrofe. Irrupción. Diseño. Inercia. Calma. Hymen.

Pero en realidad no hay nada de eso. El instante que nos culmina también nos aniquila y nos deja sin palabras. Tendidos como cadáveres sobre la mesa de autopsias no sentimos esa carencia, porque no la podemos expresar. Y todo cuanto podamos catalogar entre las pinzas, el bisturí y el bloc de notas –hoy la ciencia dispone de muchísimos artefactos de punción, examen y almacenamiento- quedará expuesto a modo de inventario en cualquier bienal futura de arte hiperrealista. La disección no conduce al conocimiento sino a la masturbación compulsiva y el éxtasis nominal.


Habría que ahondar en los mecanismos de la repulsión.

Etiquetas: ,