LA TELARAÑA: noviembre 2006

jueves, noviembre 30

entrevista en El Mundo.



Una entrevista de la mano de Marcos Torío, antes de la presentación esta tarde en El Último Jueves. Barrunto que a partir de mañana volveré a mis cuarteles, a mis cuartillas de cristal líquido -y pasaré página. Otra vez.

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miércoles, noviembre 29

mañana es Último Jueves de Noviembre


Antonio Rigo nos convoca a su Último Jueves:

Querida gente del You, aquí el envio para El Último Jueves de este mes.

Noviembre es el mes de la niebla espesa y fiel, de las novias pálidas y azuladas, casi transparentes. Noviembre es el musgo que canta en la piedra, la humedad que silba en el humo, el inicio de la ciudad de la pana. El Último Jueves le dedicará este noviembre austero y otoñal, este noviembre de cruces y calabazas al siempre eterno y magnífico Mito De Don Juan. Se leerán poemas, habrá monólogos y se incluirán varias escenas de sofá o diván. También tenemos el inmenso placer, el gustazo lujoso de presentaros al pintor y poeta residente en Deià, Artur Rhodes, que nos ofrecerá un recital de sus poemas y yo diría que de su vida. Juan Planas estará por ahí con su último libro editado en La Lucerna, acompañado del siempre interesante Antoni Serra. Todo ello será el próximo jueves día 30 y, atención, a las 20h, en ese país de libros, copas y sueños que es Literanta.

lunes, noviembre 27

entre Beatriz Hernanz y Miguel Veyrat

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representaciones

La Telaraña en El Mundo.

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sábado, noviembre 25

las palabras de Miguel Veyrat

La presentación ha resultado incluso mejor de lo que esperaba. Os dejo las palabras de Miguel Veyrat. Gracias infinitas, amigo.



ALREDEDOR DE JUAN PLANAS BENNÁSAR

Miguel Veyrat

En 1962, Luis Cernuda publicaba un homenaje al poeta Miguel Altolaguirre, compañero suyo en la pérdida y el exilio, comenzando con estas palabras: “Si preguntáramos a cualquier lector capaz de saber qué es lo que lee y capaz de valorar lo que lee: ¿Qué razones deciden en España el aprecio hacia un escritor?, nos respondería sin duda: El valor literario y estético de lo que dicho escritor haya escrito. La lógica de tal respuesta, por muy perogrullesca que sea, estaría en falla. ¿Por qué? Porque en España, las reputaciones literarias han de formarse entre gente que, desde hace siglos, no tiene ni sensibilidad ni juicio, donde no hay espíritu crítico ni crítica y donde, por lo tanto, la reputación de un escritor no descansa sobre una valoración objetiva de su obra”.

Y dicho esto, que sigue vigente, deberíamos dar por finalizado el presente acto, recomendando a los futuros lectores de Juan Planas mostrar públicamente su aprecio subjetivo por una de las obras poéticas más sorprendentes con que se hayan podido topar en su vida de aficionados a las letras, pero que no está “de actualidad” en la llamada vida literaria nacional. Porque también es verdad lo que a continuación afirmaba el gran Cernuda, citando esta vez a Larra, que en España todavía hoy escribir es llorar, porque el renombre, y por tanto la oportunidad de ser leído, de un poeta, está basado tan sólo en su “actualidad”…

Se es “actual” como poeta, queridos amigos, cuando se logra mantener sobre el estro el foco de los medios de comunicación, lo que suele decidir a muchos mal llamados editores a “invertir” en ese nuevo caballito trotón. Pero, ¿cómo se consigue dicha “actualidad”?, ¿trabajando sin descanso para construir una obra?, ¿con valor literario y estético? No: Solamente se consigue poniendo en juego las habilidades sociales que permitan concursar sin descanso en carreras entre poetas, obteniendo cintajos y galardones varios y sucesivos, según el jurado ad hoc de amigos y allegados, o por mediación del poder del partido político que ocupe el gobierno en determinado momento.

Y ahora, no demoremos más el placer de transmitir a ustedes las impresiones que me ha sugerido la lectura, por supuesto subjetiva, pues no soy crítico sino poeta, de los libros de Juan Planas Bennásar que hoy se presentan aquí. Pienso que nos hallamos ante una de las obras más hermosas, y sobre todo coherentes, de la literatura contemporánea española. Juan Planas ya está siendo reconocido en su tierra como el mejor de los poetas, sin necesidad de galopar compitiendo, asaltar periódicos, lamer espaldas de políticos o pertenecer a ninguna de las “corrientes” poéticas de moda como “sentimentalidades”, “conocimientos”, “experiencias” o “silencios”… Aunque sí ha querido, y se lo agradecemos, dar un salto hasta Madrid para confirmar ante esta tribu manchega de lectores, a pecho abierto y sin medallas, su alternativa de escritor capaz de conmover hasta las vísceras a quien recorre sus copiosas páginas de poesía escrita, tanto en verso como en prosa.

Juan Planas no recibe la poesía como una “revelación”, como se ha escrito recientemente, sino como un asombrado encuentro que procede de su recorrido verbal hacia la bóveda cordial del otro. Y me explico: La poesía no es algo revelado, pues eso pertenece a las religiones: Nace de la conciencia plena de estar vivo, y como tal, de lo más sensible de esa emoción primaria. Esa emoción insomne produce en el cerebro el chispazo que resultará en poema al encontrarse con la facultad del lenguaje, en su empeño de ser comunicada en un acto tan amoroso como el que produjo su aparición inesperada. Al hallar las palabras con que nombrar y transmitir esa pasión recién nacida, el poeta las ordenará de forma musical, mediante un conocimiento comunicado desde las esferas que pueblan junto a él el universo, como creían los pitagóricos. Esto es lo que me ha hecho repetir a menudo que Poesía es Metafísica y Música a un tiempo.

Pero, ¿es la metafísica una “revelación”? No, no lo es, sigue siendo una búsqueda más allá de lo aparentemente cognoscible de los objetos que nos rodean, un afán por hallar sus nombres y su sentido, aunque al convertirse en materia poética prescinda de la razón especulativa, apoyándose en un pensamiento analógico. Como decía la maravillosa poeta disfrazada de filósofa que fue María Zambrano: “El filósofo busca, el poeta encuentra”. Mas no le resulta fácil al poeta encontrar los nombres con que poner a vivir las cosas. Como ha aclarado muy bien Juan Planas, “sólo los condenados conocemos el itinerario secreto”.

Y condenados somos todos aquellos que nos marginamos voluntariamente del arte de razonar que inventó Platón, al tiempo que condenaba la poesía lírica, para encontrar las ocultas galerías que nos conducen a un método de conocimiento no normativo, no exacto, no útil para hacer leyes o construir sociedades, pero sin embargo certero y capaz de desconchar las más duras piedras a la luz de ráfagas de ritmo hecho palabra, para hacerlas llorar, cantar, exaltarse, conmoverse o movilizarse incluso hasta la muerte.

¿Morir por la palabra? Sí, la tradición nos ha enseñado que periódicamente se celebran en las sociedades más oscuras verdaderas hecatombes, matanzas de poetas que intentaron alumbrar la libertad de conciencia entre los hombres de su tiempo: Porque esa conciencia es el verdadero dios del poeta, el dios no revelado, pero a menudo oculto, que anida en lo más hondo y misterioso de la naturaleza humana. Las vías de acceso a su seno son secretas, ciertamente, pero no inaccesibles: Se llega siempre hasta nuestro dios natural siguiendo el ritmo iluminado de un auténtico poema: El asombroso encuentro, por ejemplo, en los alrededores de una mansión poblada por luciérnagas de sentido.

Y no en vano Juan Planas invoca a Eliot como emblema de su obra, pues así como el maestro de nuestra generación preñó poéticamente la tierra yerma de todo espíritu a causa de la guerra, abrazándose a la Tradición, nuestro amigo poeta sabe que la esencia de la que se nutren sus luciérnagas para alumbrar la noche, se encuentra en su voz latiendo al unísono con el eco de todos los poetas que han cantado desde que la mente humana empezó a latir en el cráneo de un primate: Desde el amor de Enkkidu por Gilgamesch, de Dante por Beatrice, de fray Juan por su Jesús o la no menos ardiente pasión de Whitman por los muchachos sesteando como faunos entre su barba llena de mariposas: Juan Planas acoge en su obra la Gran Tradición, y con ella vibran de nuevo las voces de quienes la construyeron, resonando en cada uno de sus versos tejidos con temblorosa materia orgánica.

Porque a todo esto, “Los pliegues ocultos” de Juan Planas Bennásar no son tales, que son muy claros, por el contrario: Mucho más que la angustia que él intenta dilucidar entre las telarañas de lo injusto de saberse hombre al tiempo que capaz de amar, de negar y de morir, hombre frágil que sólo está seguro de que tras las amplias y verdes praderas de palabras, se oculta siempre la nada, y que tras la nada no existe otra vida que ésta, palpitante y tangible, que nos vemos abocados a celebrar para abandonarla un día que sabemos ineludible.

Aunque también sabemos que para ello, como salmodia nuestro poeta: “siempre podemos desnudarnos con palabras y exponer nuestros naipes a la curiosidad de la luz. Dejarlos flotar entre las transparencias. Y luego descubrir el pulso y la secreta influencia de los círculos concéntricos, las proyecciones de Gauss, las espirales logarítmicas en las semillas de girasol, la curva de Koch o la recta de Leonard Euler en la mitología triangular de la creación contra la ternura infinita del asombro que nos cautiva”…, para terminar quejándose, al plegarse sobre su epitelio espiritual, de que todo ello nos conduciría, inevitablemente, “rumbo a la exactitud de la nada”.

Exacto: Esa nada exacta es lo único que podría descubrir el filósofo en su búsqueda, a menos que la descifrase con ideas supuestamente reveladas buscando paliar el desconcertado asombro del recorrido. Pero muy al contrario, el poeta adivina que en su lugar itinerante y sin método alguno, deberá exponer sus naipes a la curiosidad de la luz, y en ella, al aplicar el Principio de Incertidumbre que definiera Heisenberg formulando la mecánica cuántica, encontrar el camino posible, entre transparencias, hacia lo único por lo que merece la pena vivir: Para el mismo latido húmedo, cálido y lírico que halla sentido en cada oculto pliegue del corazón de cada lector, sin pedir nada a cambio que no sea haber llegado finalmente al pálpito que no contradice, por un instante, al propio corazón estremecido por el exacto hielo de la propia nada.

Estremecimiento que, por cierto, podrán ustedes experimentar de inmediato, al escuchar la voz de este poeta de cuerpo entero batiéndose en duelo consigo mismo, y juzgar al fin de primera mano, sin intermediario alguno, el valor literario y estético de lo que ha escrito…

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viernes, noviembre 24

casino royale

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miércoles, noviembre 22

vísperas



La verdad es que ando especialmente liado. Hoy espero que llegue a mis manos el primer ejemplar de Duellum. El jueves vuelo a Madrid y mientras tanto he de dejar cubiertas algunas colaboraciones.

En la capital me espera el Círculo de Bellas Artes y la presentación de mis libros, pero sobre todo la amistad de Miguel Veyrat, Beatriz Hernanz y Javier Jover. No es poco.

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lunes, noviembre 20

antítesis

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viernes, noviembre 17

deslenguados

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miércoles, noviembre 15

dos invitaciones para vuestra agenda




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la portada

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lunes, noviembre 13

arte poética

Este poema -que no pertenece propiamente al libro y viene a ser, por sugerencia del editor, una especie de Arte Poética- ocupará la contraportada de Duellum. El libro saldrá en tan sólo unos días...



Desconocemos el lugar exacto
pero existe una cruz escondida
donde nos detendremos
a dormir un último sueño.

Será, quizás, un río de vientos y arboledas,
la sombra de un refugio
o la intención suicida
de arrastrarse hasta los acantilados
y allí dejarse caer suavemente.

[ El poema discurre. Nos tiende su celada
y el privilegio de espantar el vértigo
tan sólo con palabras u otras señales de humo
]

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crucigramas

La Telaraña en El Mundo.




El sábado desapareció la habitual web parpadeante -digo lo de parpadeante porque parecía, desde siempre, estar diseñada para generar de inmediato algún tipo de epilepsia o trastorno visual irreparable a sus eventuales visitantes- de la Obra Cultural Balear. En su lugar, un cartel avisaba de la construcción de la nueva “www.ocb.cat”. Todo, pues, de lo más normal y acorde con los tiempos que corren. Me quedé, sin embargo, sin poder revisar la acostumbrada lista de convocatorias, manifestaciones, correlenguas y demás noticias floridas con las que La Obra acostumbra justificar su existencia y amargar la ajena. Ese tipo de vida basada en la irascible reacción hacia todo lo que se mueve es algo digno de estudio. No constituye ninguna tarea intelectual sino un simple trasiego de vísceras con la única obsesión de la propaganda catalanista en la mirilla. Algo que sólo puede dar náuseas a quien sepa -o intuya- que la vida es mucho más que una lengua o un par de lenguas, que una sopa de letras, que un crucigrama, que una cultura que no se sostiene ni entiende sola y que, más allá de su relación con el entorno a sacrificar, no es ni puede ser absolutamente nada. El hombre unidimensional del viejo Marcuse vuelve para demostrarnos -parafraseemos a Ortega- que al alma revolucionaria de los 60 le sucedió, primero, el alma desilusionada de los 80 y, ya después, ahora, el alma reaccionaria de los nacionalismos.

Pero otros movimientos de tierras animan nuestros diapasones. Bono e Ibarra son, quizá, las últimas voces sensatas que le quedan al PSOE cuando hablan de Iñaki De Juana y su huelga de hambre. Lástima que no podamos decir lo mismo de Francesc Antich, la cabeza inane del socialismo balear. En cuanto al etarra podríamos ir más lejos e incluso recomendarle que si lo que quiere es escribir, nada mejor que unos largos años en la soledad purificadora de una celda para hacerlo. Otros escritores ya lo hicieron antes y a algunos no les fue del todo mal. Pues eso.

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sábado, noviembre 11

respuesta al debate en la red

El maullido de cuatro gatos en El Mundo.


Hay preguntas que dan bastante juego. Esta tiene su gancho, porque nos permite demorarnos unas líneas y estudiar -como si fuéramos espeleólogos- el territorio en que nos movemos. La primera impresión es que merodeamos arenas movedizas. Mal lugar. Analizarlo en profundidad tiene su peligro y nos obliga a traspasar los umbrales de la lingüística y plantearnos, incluso, si la progresiva degradación ética de una sociedad que vive, políticamente, del lado de la estupidez y la superficialidad paritarias, puede tener algo que ver con las carencias de un modelo que hace aguas por todas partes. Lo tiene. También podríamos preguntarnos, por ejemplo, si los vaivenes del bilingüismo real de nuestra sociedad la están conduciendo a una especie de esquizofrenia o trastorno bipolar -con sus episodios de euforia y depresión- en donde las discriminaciones en favor del catalán no hacen sino agravar los síntomas del paciente. Lo agravan.

Me dan ganas de llegarme -más que nada por continuar en los terrenos de la apocalíptica- hasta el mismísimo cambio climático y su más que posible influencia en la predisposición de acudir a las urnas de un electorado que ya no sabe si estamos todavía en pleno verano tardío o en un otoño de pega. Aquí sí que podríamos analizar las profundas divergencias entre cualquier ecologista del sentido común y todos los fundamentalistas carbónicos que se sienten -la ficción cinematográfica tira mucho- como los últimos hombres sobre una tierra asolada por los zombis, las torres enmaquetadas de Grande, los puentes caídos del Consell de Munar, los gastos desorbitados para inaugurar el Teatro Principal como si se tratara del futuro Palacio de Congresos o los socios con vínculos volátiles de Joan Verger.

Apostar por el Punto cat e instalarlo en la web del Parlament constituye, ante todo, una idiotez. Pero es sólo un azucarillo, que aunque haga muy felices a los catalanistas -pronto tendremos, de seguro, el día del orgullo cat- se acabará diluyendo en la inmensidad de una Red que apunta hacia unos niveles de integración mucho más dinámicos y globalizadores. No pasa, en definitiva, de ser una simple mariconada si la comparamos con los graves problemas que esperamos nos resuelvan los partidos políticos y no lo hacen. Perderán votos, sí. Más o menos los que ganarán Ciutadans de Balears si se presentan y apuestan, como desearíamos, por la libertad individual y la desobediencia frente a cualquier nacionalismo acaparador. Todos lo son.

viernes, noviembre 10

ciutadans

La Telaraña en El Mundo.


Una cosa es la legalidad y otra la lógica. Iba a escribir sobre el esperpento postelectoral catalán -la cara estreñida que se le ha quedado a Artur Mas, los sobresaltos entre los barones del PSOE, la sonrisa, siempre con trasfondo, de Carod Rovira o la expresión inevitablemente legañosa de José Montila- pero ya habrá tiempo de divertirse con lo que se avecina. Otras cuestiones nos son más próximas. La barbarie usurpadora de los catalanistas en Mallorca, por ejemplo. Resulta que el Colegio Francesc de Borja Moll reconoce en su página web que, dada la realidad sociolingüística de sus alumnos, la lengua mayoritaria de aprendizaje en sus aulas es el castellano. Indican, incluso, que procurarán conseguir, al finalizar el curso, que los alumnos posean un correcto dominio de las dos lenguas oficiales. Esta postura me parece ejemplar y digna de elogio; quizá por ello, ya empiezan a oírse los bramidos de quienes se agarran al Decreto de Mínimos, como si fuera el mismísimo Corán, la Biblia o el Bhagavad Gita. No importa. Sus interpretaciones supeditan la realidad a las urgencias de sus deseos. No tienen remedio.

Tampoco lo tienen algunos análisis interesados -a izquierda y derecha- sobre “Ciutadans” y su probable desembarco en Baleares. ¿Repetirán aquí el éxito del antinacionalismo y de sus propuestas renovadoras? Es posible, sobre todo porque el nacionalismo isleño es sólo de sucursal; algo así como una especie de oficina de ventas abierta en ultramar o una reunión nada clandestina de infiltrados. Poca cosa.

Lo que no tengo tan claro es quiénes desempeñarán en las islas una labor intelectual similar, en frescura y calado, a la de Boadella, Espada o Félix de Azúa. Me da que hay, ahora, demasiada gente intentando subirse de cualquier manera a ese caballo ganador. Sería conveniente que no olvidaran que el prestigio de un discurso coherente no se consigue mediante una simple delegación de siglas. Es preciso habérselo trabajado previamente hasta la extenuación. O eso pienso yo.

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jueves, noviembre 9

agenda para hoy mismo

Tano Aguiló, ese hombre teatro que se saca personajes del bolsillo de la chaqueta, ese balinés de La Colonia y otras playas del sur, ese amigo mitad escena mitad luna, nos invita a un nuevo pase de su magnífica obra La Flor Romanial, escenificada y adaptada por la no menos magnífica Troupe de Balí y su Teatro de Mascaras. La cita es hoy jueves día 9 de noviembre a las 21 horas en la bohemia, íntima, étnica (?) y algo surrealista Posada de Bellver.


También hoy en Literanta, ese país rodeado de libros por todas partes menos por una que es el bar, se presenta el último libro de Eduardo Jordá, Playa De Los Alemanes. El asunto contará con la presencia del autor, recién llegado de Sevilla, y del escritor y critico del Diario De Mallorca, Nadal Suau. Antonio Rigo estará por ahí presentando a ambos. Será a eso de las 20'30h.

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En ocasiones el tránsito se ralentiza. Parece detenerse, es cierto; pero eso es sólo una ilusión óptica. O algo peor, tal vez un deseo.

Hay una realidad empeñada en contradecirse. Es entonces cuando los hechos no significan lo que quisiéramos y nos llevan a remolque.

Dejarse usurpar es como estar enfermos, aunque estar enfermos sea exactamente estar vivos.


[ Cuando no tengo fuerzas para discurrir me pongo a danzar abrazado a una sonrisa. No debiera enseñárosla porque su música es aterradora y de sus comisuras brotan lágrimas. Pálidas larvas de fuego ]

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lunes, noviembre 6

incontinencias

La Telaraña en El Mundo.


Primero leí los insultos que Rabasco dedica a quienes escribimos para este periódico. Nada nuevo. Después me eché unas risas a la salud del incombustible Lobby porque al menos estos me han encontrado un epíteto divertido: "torrapipes". No está mal. Para completar la fiesta me cepillé los dientes con lejía sin llegar, que conste, a las gárgaras, porque tengo por norma no tomarme nunca a los demás -ni siquiera a alguien con tan poca literatura como Munar- al pie de la letra. Hagan lo mismo conmigo. Siempre hay que dejar algo, cuánto más mejor, a la inventiva ajena.

Podrá parecerles dura la vida de un columnista, pero no lo es. Hay cosas peores. Por ejemplo, que a un fumador le digan dónde y cuándo puede fumar y que además lo hagan como si esa normativa fuera lo más natural del mundo. No lo es. Es sólo una nueva batalla perdida frente al totalitarismo estatal; no importa si en nombre de la salud, la economía, la nación o las realidades nacionales. No necesitan excusas para prolongar la alargada sombra de los cipreses.


Basta que Munar apoye la negociación con ETA para que la banda denuncie una crisis en el proceso negociador que podría desencadenar su ruptura. Podría pensarse que una cosa nada tiene que ver con la otra, en efecto. O que entender la paz como un proceso en marcha tiene componentes ideológicos bastante perversos, también. Pero es que igual temen tener que vérselas con la propia presidenta en persona y claro, pese a su rancia formación montaraz y agreste, les han empezado a tiritar los higadillos y a ponérseles como higos chumbos los juanetes. Una cosa es reunirse con el vocero Carod Rovira y otra enfrentarse con la sonrisa autosuficiente de la Dama de todas las televisiones. Aquí entra el artificio de la conciencia de clase que es una hermosa manera de dividir el mundo y hacerlo añicos. De eso Munar sabe tanto -a su manera y desde otra perspectiva- como los terroristas. Sabe demasiado.

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sábado, noviembre 4

entrevista

Román Piña me entrevista en El Patíbulo. Y además me pone La soga.

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viernes, noviembre 3

halloween

La Telaraña en El Mundo.



En tiempos de tanto pleonasmo, maliciosa elipsis y torpe, aunque calculada, ambigüedad, nada mejor que montarse con dinero ajeno una televisión –y sobre todo, llamarla de Mallorca cuando sólo es de Munar y sus adictos asalariados- para elevar el maniqueísmo a categoría de atentado social. El viejo mito de la imagen y las mil palabras. La triste malversación del lenguaje. La necrosis de la realidad entre los dos únicos colores que no lo son: el blanco y el negro. La vida sin matices es pura perversión.

Podríamos, sin embargo, mirar el mundo como si fuera el Guernika de Picasso. ¿Les gusta ese bodrio que tantas veces nos ha acompañado por las habitaciones de la vida? Quizás haya sucedido algún misterioso trasvase y los protagonistas de ese territorio de pavor y sirenas que aúllan entre luces vacilantes, seamos ahora nosotros. El mundo avanza hacia la peor de las distopías. Los Gobiernos –todos, aunque unos más que otros- intentan racionarnos el libre pensamiento a base de cápsulas normativas y acríticas. Ahora toca la injerencia pública en el ámbito privado. Quieren decidir en qué lengua hemos de hablar y educar a nuestros hijos. O cómo hemos de actuar al margen del propio raciocinio. Aquí podría colocar un exabrupto o una sonrisa. Quieren pensar por nosotros. Qué buena gente. Intuyo el regreso de la “movida” de los ochenta -la que marchitó las últimas flores del 68 y entronizó la superficialidad y la autocomplacencia- disfrazada con los ropajes del tiránico nacionalismo de siempre. Mierda de Halloween.

Pero Munar tiene más razón que todos los santos juntos al pregonar la noticia de que los castellano-parlantes son más sucios y reacios al reciclaje que los mallorquines auténticos del catalán y “ses rondalles”. Sin duda. Algunos, incluso, tienen parientes en las selvas de Bolivia o Ecuador. O en las de Zamora o Cuenca. Me extraña que cuando viví en las ciudades encantadas de Barcelona y Valencia nadie tuviera el valor de llamarme cerdo. Qué raro.

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