LA TELARAÑA: abducidos

viernes, septiembre 15

abducidos

La Telaraña en El Mundo.


Abducidos


Se me desparraman los temas por el escritorio. Debiera ordenarlos pero no hay forma de que encajen. Igual sucede en Alatriste -la historia de España como cadáver exquisito requiere mucho más oficio- que sucedió en Palma, día 12 al mediodía. Carrer Oms. 6 banderas de La Virgen de la Mare de Déu y 2 de Munar. Las fiestas del barrio prevalecen sobre las que pretenden suplantarlas y acaban con los trapecistas exhaustos, los truenos y rayos multiplicándose en la noche, tal vez la pasión nacionalista, y después el sueño y el reparador olvido. Debieran tomar nota los de la Memoria Histórica y quienes engalanaron La Misericordia como un castillo medieval o el feudo de un despilfarro. Se olvidaron las calderas con aceite hirviendo.

Lo más gracioso lo dice Antich que, harto de que su partido le ningunee, se consuela despachando con la prensa. Su argumento de que las modalidades del catalán propias de las Islas no son exactamente -tanta exactitud abruma- las que figuran en el Estatut -mallorquín, menorquín, ibicenco y formenterés- resulta todo un hallazgo. El problema es que, conociendo su poca imaginación, resulta difícil intuir a qué otras variantes se refiere. ¿Acaso al castellorquín, que viene a ser, con divertidos matices, lo que hablamos en Mallorca cuando creemos que nadie nos escucha? Habrá que preguntárselo para consolidar, al menos, la sonrisa.

No sé si por casualidad o porque el mundo anda revuelto -o quizá por ambas cosas- pero lo cierto es que están regresando las series televisivas con protagonismo de alienígenas y abducidos. Pienso en Invasión (TV3 y Canal 9) o Los 4400 (Antena 3). Nada que ver, por desgracia, con las películas del Doctor Quatermass y el cine fantástico de la Hammer. Extraña que la televisión de [Munar] no se sume a esta moda. Será porque ya tiene los informativos para intentar abducirnos. De momento, algo raro les ocurre a algunos antenistas cuando nos ofrecen apañar nuestras antenas colectivas con cargo al mismísimo Consell. Cuánta generosidad.

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