LA TELARAÑA: the triste figura

lunes, marzo 28

the triste figura

In un placete de La Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase.” Así empieza la traducción del Quijote al spanglish que ha realizado el escritor mexicano Ian Stavans, en su libro ‘Spanglish: The making of a new american language’. Yo no bromearía al respecto, porque aunque parezca una anécdota más o menos risible, podemos estar asistiendo a la génesis de una nueva lengua, en América y en el mundo entero.

Puede argumentarse que siempre hubo lenguas híbridas, hijas de bilingüismos mal aplicados o asumidos, y es cierto, pero esta lleva camino de alcanzar identidad propia al margen del español y del inglés, sus idiomas de origen. Todavía le falta cohesión gramatical, pero su capacidad de adaptación a los cambios sociales augura un más que fascinante parto. No sobrará vigilar, con atención, sus avances. Y como siempre, lo mejor es empezar por uno mismo y sus allegados. No me avergüenza sorprenderme muchas veces hablando de postear en mi weblog - en vez de escribir en mi diario, por muy digital o internáuta que uno sea - o de estar missing - desaparecido - cuando me llama la suegra. La vida ahora es un chat sin dejar de ser una tómbola. No sé qué es peor.

La Academia española ha clamado contra los peligros de esta jerga con mayor virulencia que sus homólogos anglófilos, más flexibles y con menos temores de identidad. Esta es la clave del asunto. A mayores complejos de inferioridad mayores dosis de intolerancia. Sólo así se explica, cambiando de tercio, que aquí en Mallorca, bramen tanto los catalanistas si algunos salpimientan su ortodoxia lingüística. O si introducimos giros, palabras sueltas o hasta frases enteras en mallorquín cuando hablamos en cualquiera de nuestras lenguas. Cómo explicarles que no lo hacemos por ignorancia o pereza sino por estricta fidelidad a nuestra percepción del mundo. No hace falta. Somos bilingües.

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