LA TELARAÑA: Variaciones

domingo, enero 9

Variaciones

1

Me repito para no olvidarme

Del ritual que exige máscaras sabiendo que sin sus roles sólo nos queda el caos - o el lenguaje del que habla voluntariamente solo.

De la inocencia que te persigue, esa libidinosa aura de conocimiento y transparencia.

De mis vértebras masacradas aquella noche - alejada en el tiempo - que vuelve una vez y otra con la persistencia de un vacío lógico con anhelos de invasión o antigua territoriedad recobrada.

De la vigilia de todo aquello que, al parecer, sólo permanece en los espejos.


2

Alcanzas tus objetivos y percibes el vacío. Podrías llamarlo también plenitud... (pero ya hace tiempo que decidiste alejar tu estado de ánimo de la realidad de algunas cosas)

Ese sinsentido es un alivio y una condena, un suspiro indescifrable.

Alargas el brazo y te enlazas, te pierdes, te encuentras en la distante cintura de las mujeres que bailan, de los trenes que pasan, de los astros que dejan su reguero de polvo cromado de luz intermitente. Intuyes que la realidad reposa en el mito.

Conoces los nombres de la angustia y los de la indefensión. También los de la dureza y la voluntad. Conoces el insomnio y la vigilia más allá de los sentidos. También los entramados del sueño, su laberinto repleto de acertijos y la dura ascensión de cada mañana.

Y sin embargo caes vertiginosamente en el túnel, en el aire asfixiante y oscuro, como en un agujero negro que se abre en tu interior como una sucesión de afilados dientes o escalones de hielo y fuego, que te confirman que no hay medida ni número, sólo tensión, en la profundidad de tus adentros.

Luego sonríes — y esta sonrisa, una vez más, te salva.


3

En la inocencia te escondes de las sombras, cortinas humeantes de algas con alargada sonrisa de ébano, que atraviesas como si fueran un pórtico y no un obstáculo. El otro lado desaparece entonces o no existió nunca y sólo tú lo sabes.

No importa si las palabras atrapadas en la telaraña pugnan por evadirse o se acomodan a las circunstancias y se limitan simplemente a esperar que tú las utilices. Son tuyas o quieren serlo - tal vez no lo son y sólo tú lo sabes.

Quizá la frontera se aproxime o se aleje, o las distancias sean irrelevantes y no estén sujetas a ninguna ley física. Quizá los signos yazcan aplastados como piedras con vocación de lápidas - y aún así qué ocultan - o dibujen el vuelo difícil de algún anhelo indefinible...

Es difícil atrapar un poema.


4

En el hueco más oscuro de la escalera compartíamos la fatiga y el reflejo lento de la sangre líquida. Te hablaba al oído de los tentáculos de la Quimera y sé que cuando sonaban las sirenas se te dibujaban en el rostro silenciosas hélices con forma de sonrisa - o de alarido desfigurado por el pánico y esa estampida de labios.

Quizá le robaba así un abrazo al miedo, ya no recuerdo.

Luego el placer era enseñarte esas líneas que escribía para ti sabiendo que no ibas a leerlas. Las escribía sólo por eso.




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