LA TELARAÑA: noviembre 2004

viernes, noviembre 26

Burocracia

La Telaraña en El Mundo.

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jueves, noviembre 25

Último Jueves

Hoy es el ultimo jueves del mes, o sea que hay tertulia en el Salón Rojo del Palau Sollerich, a las 20,30 horas... Estaba previsto que Antonio Rigo presentase su nuevo libro Poemas del Aeropuerto pero me temo que el editor se está demorando y no podrá ser, aunque igual nos lee algún poema. Veremos.


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He estado visionando Kill Bill (Vol 2) y Los Increíbles... No me gusta el cine. (*)

Sin embargo, hay instantes de poesía y fascinación en mi mirada.


(*) Quizá no sean cine sino arte, 2001 Una Odisea espacial y El Último Tango en París...



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viernes, noviembre 19

Escritores suicidas

El suicidio como insumisión, fracaso, locura o lucidez, como viaje sin retorno a los límites, como último mimetismo hacia el Padre Hacedor y su aireada paradoja: no hay creación sin destrucción. La alquimia de las ruinas. La muerte anticipada. El romanticismo de una agonía o lucha que finalmente se enquista y se disuelve con el triunfo de la oscuridad sobre el claroscuro vivificante. El conflicto irresuelto entre realidad y deseo, el desengaño amargo o la degeneración consciente de la voluntad de existir. La tenue llama que suplica que la brisa la refresque y la tormenta la enerve. Y al final, el silencio de los conceptos, una página más que caduca, la existencia que, aun así, se renueva.

Todos estos temas, entre muchos otros, surgirán en la última tertulia de Literarte – un oasis en el panorama cultural palmesano – donde podré balancearme en compañía de Rafael Bravo, Ivis Acosta, Mario Moledo, Antonio Rigo, Rosa Montiel y Antonio Saura, para debatir, lo más literariamente posible, en torno a el suicidio.

Todos sabemos que las ideas son asépticas, pero nos permiten el juego riguroso del pensamiento. Sólo el fanatismo las convierte, puntualmente, en arrogantes y las envilece. Por eso, las asociaciones posibles del suicidio son innumerables, sino infinitas. Restringirlo a la lucidez, por ejemplo, es una barbarie de enormes proporciones, salvo cuando la lucidez ciega, y es bien sabido que en ocasiones así ocurre. Es entonces cuando la imposibilidad de digerir lo que se ofrece a los sentidos puede acarrear desenlaces imprevistos y trágicos. Esa luz que rompe el claroscuro de la existencia nos coge de la mano y nos asesina a poco que la debilidad nos venza.

Ceñirlo a un fracaso personal, y sólo a eso, también constituye una imperdonable simplificación. Quizá el sentido último de la vida sea su sinsentido, pero - juegos malabares al margen - ese sinsentido existe y es real; puede, por tanto, ser asumido y convertido en perfecto depositario tanto del humor y la ironía, la exactitud y la precisión, como del caos y las catástrofes; de las ganas de vivir y del placer o sufrimiento de algunos instantes. Puede servirnos para no tomarnos las cosas demasiado en serio y así poder embarcarnos en la ruta de viaje, en la obra en marcha que es la vida, con sus instantes de creación y sus derrumbes controlados. Somos todo eso y, sin dudarlo, muchas más cosas.

La lista de escritores suicidas es inmensa. También lo sería la de no escritores y hasta la de analfabetos. Repasemos nombres, intentado evitar su aureola mítica: Stefan Zweig, Hemingway, Virginia Wolf, Guy de Maupassant, Jack London, Ambrose Bierce, Paul Celan, Alejandra Pizarnick, Larra, Horacio Quiroga, Cesare Pavese, Sylvia Plath, Malcom Lowry, Dylan Thomas y Gabriel Ferrater, por citar algunos de los más conocidos, sucumbieron a la tentación de dejar de existir. Unos lo hicieron por desesperación y dolor; otros por convicciones indescifrables; algunos lo intentaron varias veces a lo largo de sus vidas; otros sólo una vez, la definitiva.

Aunque me ha costado recabar la información completa, también hubo un suicida mallorquín. Se trata del poeta Andreu Cloquell, joven de gran rigor intelectual, me dicen, que publicó en diciembre de 1980 varios poemas en la Revista Reduccions – en concreto, Recer, Idle riddle y En la mort de Gabriel Ferrater, título quizá premonitorio – y posteriormente el poemario Els Nans en la colección La Musa Decapitada. Se suicidó con tan sólo veintiún años.

En realidad, el mayor experto en el tema de suicidio es Émile Michel Cioran (1911-1995) que con títulos como Breviario de podredumbre (1949), La tentación de existir (1956), Historia y utopía (1960), Del inconveniente de haber nacido (1973), El aciago demiurgo (1974) y Desgarradura (1979), logró, desde posturas que abarcan algunas variaciones del existencialismo y, sobre todo, el nihilismo más exagerado, llevar, y sobre todo llegar, al gran público lector sus fascinantes pero peligrosos ensayos. En ellos no es difícil encontrar la negación metafísica de la bondad y la explicación de la falsedad de toda doctrina filosófica, basándose en la incapacidad humana de crear ideas libres. Algunos de sus discípulos se suicidaron. Él no, porque sabía a la perfección que también su doctrina era un magnífico error. Sólo eso.


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La Telaraña en El Mundo.

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jueves, noviembre 18

Vale



El cambio ha sido radical. Se perdieron los comments y el tagboard - ya estaba harto de las caidas del servidor. Ya restituí los enlaces a otros blogs y repuse los contadores... Necesitaré unos días para familiarizarme conmigo mismo.

De cualquier manera era el momento adecuado. Una etapa - que cuajó con mi libro Insomnios y con el inminente Fuera del Tiempo - tuvo en estas páginas su borrador, su escritorio de pruebas. Había que empezar de nuevo.

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Literarte

Mañana viernes, en Arca, nueva tertulia literaria. Esta vez me han enganchado para debatir con Antonio Rigo, Rafael Bravo, Ivis Acosta y Mario Moledo en torno al suicidio... A las 20,30 horas. La cosa promete.


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lunes, noviembre 15

Neofobias

Mientras escribía estas líneas cayeron sobre Mallorca, dicen, mil cien rayos aunque yo sólo les puedo hablar de cinco: las cinco veces que la luz de mi casa ha parpadeado con rotundidad y el ordenador se ha reiniciado, destrozando una y otra vez mi artículo. Es un auténtico tormento escribir así. Más aún, es un suplicio que las ideas se comporten como si fueran aguanieve y justo un instante antes de cuajar desaparezcan irremediablemente. Mal asunto quedarse sin ideas.

Pero resulta un alivio constatar que, con ideas o sin ellas, el mundo sigue su curso. La memoria de estos días reúne – según un estudio del doctor Pich y la UIB - la incidencia de la llamada “neofobia” en los hábitos alimenticios de los jóvenes de las Islas. Al parecer, la neofobia consiste en rechazar de antemano cualquier novedad sin haberse tomado siquiera la molestia de probarla. Es un problema enorme. Por ejemplo: a mí no me gustan los filetes de hígado, pero no recuerdo si alguna vez llegué a probarlos. Sé que no me gustan; luego no los pruebo. Debo ser, pues, un neofóbico de mucho cuidado. El mismo problema deben padecer la mayoría de nuestros políticos cuando se les pregunta sobre la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. Ya dije, en su momento, que el hecho de que un solo niño sin hogar lo encuentre, arrincona la necesidad de desempolvar cualquier dialéctica, máxime si se la presupone tendenciosa y aburrida, pero tampoco sabría muy bien qué responder si tuviera que legislar sobre el tema.

Prefiero quedarme con la risible paradoja de ver a la izquierda balear alentando, con su aquiescencia, el imparable avance del colectivo homosexual y su curiosa revolución conservadora – por aquello de querer casarse y hasta criar hijos – mientras los dirigentes del Govern no saben todavía cómo encajar tanta unión afectiva y fiscal. Habrá que hacer números, porque de eso se trata. Pensar siempre es mucho más complicado que limitarse a decir que sí – o que no - a todo.


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viernes, noviembre 12

Puertas Abiertas

Actualizada la página de Carlos Meneses con un fragmento de su próxima novela Deltoides, que publicara en febrero la Editorial Roncel.


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La Telaraña en El Mundo.



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jueves, noviembre 11

Addenda

¿O irrumpimos con sutileza en la barbarie de las urbes?

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lunes, noviembre 8

La Telaraña en El Mundo.



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Un nuevo libro en la guantera y otro en el cajón...

Escribir o no hacerlo. No hay equilibrio ni controversia. Sólo la voluntad en un sentido u en otro.

El trance nos deja malheridos - pero la expresión radiante en nuestros rostros curva el arco iris y lo convierte en una cúpula transparente; pues irrumpimos, como bárbaros, en la sutileza de las urbes.

Irreal, el cuerpo se deshace y las migajas dibujan el espectro de lo que somos. Ciencia o filosofía. O sólo caligramas.


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jueves, noviembre 4

Y aquí va la portada definitiva...





El libro saldrá en unos veinte días. Para quién le interese, con el ISBN: 84-932502-8-7

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lunes, noviembre 1

Estoy de regreso.

Han sido siete magníficos días de intenso peregrinaje y generosa gastronomía. Todavía no he recuperado el resuello pero, mientras tanto, aquí os dejo esta fotografía con Raúl Ximénez compartiendo unas horas en las poéticas alturas de Albaicín... Gracias, amigo.

Al fondo la Alhambra...


Asimismo me encuentro con este artículo, que ya casi había olvidado, en El Mundo.

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