LA TELARAÑA: julio 2004

viernes, julio 30

Novedad en Puertas Abiertas

Se trata de una significativa muestra de la obra de Ana Baena Tedo. Os la recomiendo.



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TEXTO Nº 14 (para el Premio La Telaraña)

Poema de Raúl Ximénez


Monólogo

Incrustado
  [en la noche]
En el hastío,
En dominios de ocelos;
Élitros, abdómenes...
Contorsiones de tórax
Y tenacidad
  [de espasmo]

En binarias dialécticas
O quirúrgica filantropía
En la líquida sustancia
-que insemina
           al Eros-


[Agonía, agonía, sueño,
fermento*...].


*De Dos Odas, de F.G.L.


© Raúl Ximénez


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miércoles, julio 28

Utopía Radio.

Inma Badía - una de la primeras integrantes de Puertas Abiertas - es la directora del programa de Radio Viaje a Ítaca, con música tranquila y de calidad, cada noche de diez a doce. Podéis oirla mediante el Windows Media Player - aunque a mi no me funciona - o el Winamp - este sí. La url de la emisión es: http://utopia.xasys.org:8000/

Me resulta extraño. Es su voz... pero no la reconozco.




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lunes, julio 26

La Telaraña en El Mundo.

Lo escribí hace ya varios días. La sexta victoria de Armstrong sólo le confirma como el mejor corredor en la historia del Tour - que no es poco - pero no en el mejor de la historia.

Otros - Anquetil, Bahamontes, Merckx, Ocaña, Hinault, Indurain, Delgado, Lemond - disputaban el Tour pero también la Vuelta y el Giro, las clásicas, el campeonato del Mundo y algunos hasta los records de la hora. Sólo 25 días al año compitiendo de veras no son suficientes, sobre todo, si, como ha pasado con los más afamados ciclistas hispanos, fracasas rotundamente.



*



El 5 de agosto tengo que dar una breve disertación sobre mis manías personales como escritor. Acaso acabaré hablando de patologías y fobias. Acaso de normalidad y cenestesia. De médiums en trance o de cucarachas atrapadas en la telaraña del silencio...

Ya os avisaré del lugar y la hora. Pero, mientras tanto, me sería de gran utilidad ir conociendo las vuestras, si es que las tenéis y queréis contarlas. Gracias.





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Texto Nº 13 (Para el Premio La Telaraña)
 
Dos poemas de la argentina María Elena Sancho
 

Angel

No hay por que dudar
ni temer.

Continua tu sendero en la vida
para la cual viniste a este mundo
mundo que por momentos
es egoista, cruel, malicioso.

Tu has llegado a cambiar esto
con paciencia, amor y verdad.

Demostrando que
quieren hacernos ver
eso superficial, artificial lo cual no sirve.

Has venido a mostrar
que cada uno de nosotros posee
muchas cosas buenas, hermosas.
Llegaste a iluminar con tu resplandor
el camino de la paz y el amor

 

Desarraigo

Hoy despues de tanto andar
estoy sola
no se nada del otro
el otro no sabe nada de mi.

Me sostiene en mi
corazon y mente
el recuerdo de mis seres
queridos

y mi gran e inseparable
amigo yerba mate

Es un sentimiento nuevo.
Tal vez sea el momento
de encontrarse a si mismos
y regresar a mi pais

Donde se encuentran
mis raices
amigos esperanzas
afectos
la nostalgia porteña
que no deja
de acompañarme

Esas cosas que la distancia hace
que parezcan inalcanzables
estan dentro de mi
siempre sera asi
este donde este


©Maria Elena Sancho

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martes, julio 20

Me agota imaginar remedios para enfermedades que realmente desconozco. También emitir juicios sabiendo que son sólo presunciones.
 
Pero el mundo es una realidad de la que sólo presumen los descerebrados. Como tú, como yo, como todos.
 
A veces, lo sé, sólo a veces.
 
Tampoco miento cuando afirmo que la dignidad del silencio no mejora las cosas, pero al menos no las desvirtúa.


 
 

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domingo, julio 18

La Telaraña Cultural en El Mundo. 
  

 

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sábado, julio 17


Las Islas Quiméricas 
  

(Versión extendida del artículo Ramón y Cristóbal que publiqué en El Mundo.)   
  
  
 
"Métete en hielo y sal candente"
Cristóbal Serra 

 
 
En una isla se puede ser un náufrago pero también el último emisario, el médium, de los secretos de los mares azules. Se puede construir un oasis pero también ser víctima de las arenas movedizas. Se pueden acumular piedras preciosas e incluso perderse en laberintos subterráneos, pero nunca se consigue olvidar que el espacio es limitado, y que finalmente todo se culmina, o debiera, en uno mismo. Los secretos de la isla son egoístas y reclaman su constante presencia en lo más hondo del concepto. Y una isla es un concepto, sólo eso, nada menos. Como todos y cada uno de nosotros. Y no, no hay escapatoria. Siempre nos acompaña ese espacio acordonado de caracolas, esa geometría difusa de estrellas carnosas, artefactos de espuma y, tal vez, cánticos de sirenas. Que nadie olvide que los icebergs muestran mucho menos que ocultan.

En una isla es fácil acostumbrarse a las metáforas, porque uno se sabe, y se siente, doble y admirablemente aislado.

No me gustaría hablar de la literatura mallorquina, ni de ninguna otra, con el resquemor en el cuerpo de tener que resumirla, parafraseando a Ciorán, con un "no haber hecho nunca nada y morir sin embargo extenuados"... No es el caso. La historia de la literatura mallorquina tiene en Ramón Llull y Cristóbal Serra dos personajes únicos sin los que resultaría muy ingrato trazar esos arabescos que el conocimiento siempre deja en el espíritu humano. Su presencia nos ofrece el necesario bagaje de tradición y las suficientes perspectivas como para sentirnos realmente arropados.

Si Llull encarna al hombre del Medioevo en su lucha por lograr la alquímica presencia de la luz y la poesía, la transmisión del misterio y el quimérico descubrimiento de la llamada "quinta esencia" luliana, ese éter indecible; Serra se dedica a exorcizar, también desde la soledad y la atenta vigilia de la quimera, la realidad mística de un mundo que tiene en lo más pequeño, en lo más breve y fragmentado, su más íntima razón de ser. La obra de ambos se resume en la búsqueda de nomenclaturas que plasman la discontinuidad de sus estados anímicos y convierten sus palabras - que aun siendo únicas pertenecen al lenguaje común - en milagrosos lugares de encuentro donde nace otro reto: intentar reconocerse. Algo tan simple como complejo.
 
Desde Péndulo y otros papeles (1957) hasta su culturalmente autobiográfico Las Líneas de mi vida (2000), Cristóbal Serra (Palma,1922) no ha hecho otra cosa que empeñarse, con tozudez y parsimonia dignas de un asno - su animal literario preferido - en ser fiel a sí mismo. No es poca cosa. Por ello tampoco nos extraña que publicase en 1996 una primera entrega de su obra completa, con el título obviamente luliano de Ars Quimérica (Ed. Bitzoc)

Pero dónde situaríamos a Cristóbal Serra en una hipotética y, con premeditación, aforística historia de la literatura. No es fácil. Intentémoslo. Hubo escritores orgullosos como Baltasar Gracián, Quevedo, Blake, Joyce, Pound o Kafka que no siempre transigieron con el lector: no quisieron ser legibles a toda costa. Otros, como los simbolistas franceses, primero, y los surrealistas, después, intentaron atrapar el sinsentido del lenguaje con una fórmula al alcance de todos. Tarea imposible, porque ni la sicología freudiana ni el materialismo dialéctico dieron nunca para tanto.

Proust nunca supo cuál era realmente su siglo. Sthendal, sí. Camus consiguió ser sublime sin ni siquiera parecerlo. Shakespeare prefirió apoyarse en las trivialidades - recuérdese el famoso monólogo de Hamlet - para plantear los interrogantes más conocidos. Eliot, Borges, Juan Ramón y, en ocasiones, Cela, probaron a tensar con relativo éxito las relaciones con sus lectores. A Neruda y Walt Whitman se les entendía todo a la primera pero no supieron gobernar la facilidad y la desmesura de su pluma. Lorca no fue nadie. Lezama Lima se aproximó al concepto pero no pudo escapar a las limitaciones de su destino. Cervantes y también Ramón Llull fueron tan grandes que sin proponerse lo uno ni lo otro, supieron ser legibles sólo cuando les convenía y paródicos cuando les entraba la vena hermética.

He citado demasiados autores, lo reconozco. Y aún así he obviado voluntariamente a unos cuantos que sé que Cristóbal admira: Michaux, Larrea, Milton y Ramón Gómez de La Serna, por ejemplo.

Pero los inventarios son, paradójicamente, lugares vacíos, desiertos cuajados de sol y espejismos. Es cierto; almacenamos tantos nombres y conceptos, que se nos acaban pudriendo en la nevera. Diseñamos con tanta voluntad de precisión los recorridos que para nosotros, quizá, quisiéramos, que acabamos conformándonos con la patética exhibición de sus restos en la estantería repleta de los deseos caducados. Pero habría que ser unos descerebrados para pretender ofrecer la verdad a través de una epistemología cerrada. La verdad no existe, o sí, pero, por fortuna, las cosas no siempre son como aparentan. O las apariencias se multiplican - insólito ardid - para justificar su sinsentido.

La Literatura es una vieja puta sin precio. Para poseerla no basta con pagar unas pocas monedas y ponerse a danzar sobre su vientre. Y aunque eso podría parecer al alcance de cualquiera, no es así. En absoluto. Su objetivo es la evasión que se convierte en búsqueda, la introspección que nos acaba descubriendo el mundo. Escapa a la democracia de los gustos y a la temeridad de las opiniones, al mercantilismo de las balanzas ideológicas, a las tendencias más o menos voluminosas de los cánones, incluido el de Bloom. La literatura tiende a los juegos malabares con la certeza de aproximarse a un silencio que siempre retrocede, tiende a las construcciones que ansían un inmediato derrumbe, evoca un lenguaje que busca consumarse y consumirse, adora los grandes fracasos esculpidos en pocas palabras y los enormes laberintos que nadie puede descifrar sin descifrarse. Sobrevive a las catástrofes y a las anécdotas, quizá porque se alimenta de ellas como de las sonrisas sin tiempo.

En Mallorca somos bilingües, sea cual sea la lengua que utilicemos. Lo sabemos todos, menos algunos políticos. A veces, imagino los textos de Serra en mallorquín y la verdad es que no me resulta difícil. Su castellano es perfecto, pero en una imaginaria Academia de las ideas su agudeza traspasaría los artificiales límites del lenguaje para abrirnos a la diversidad. Babel desaparece donde no hay confusión y sí transparencia.

Quizá, también, las Islas aúnen su conocido destino turístico al de depositarios ilustrados de los mejores viajes quiméricos. Quizá el remolino de culturas que denominamos, con calculada ambigüedad poética, mediterráneas encuentren aquí su origen y su desenlace. Pero los viajes son largos y también lentos, y Serra lo sabe. No hay destino prefijado, sólo voluntad de movimiento y una ligera brisa, salpicada de soplos proféticos, que nos amansa la miopía y nos aclara la voz, la voz interior, la única que puede ser compartida, porque es de todos y quizá de nadie.

Así, Cristóbal Serra, desde el principio alejado de las modas y de los escaparates literarios, nos va descifrando las huellas espirituales de la tribu humana - nómada pero también sedentaria - y las estudia con la minuciosa curiosidad del que nunca se conforma. O con el asombro del que sabe que los laberintos son lugares esponjosos, que siempre conceden alguna revuelta inverosímil o algún espejo donde encontrar reposo. Su voluntad de sencillez y contenido poético, su brevedad e ironía incuestionables, su profundidad y videncia, su estilo lúcido y, sobre todo, su persistencia silenciosa lo convierten en un escritor que, aún vivo y siempre trabajando, pertenece ya a la historia de la Literatura. El hecho de que sea un autor inclasificable sólo nos lo confirma.
 
 

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viernes, julio 16


La Telaraña en El Mundo
 
*
 
Parece que iespana se ha venido abajo. Tendré que ir pasando, poco a poco, todo el material de Puertas Abiertas y Los Digitales al Nuevo Portal: La Telaraña Literaria... Sólo de pensar en el trabajo que eso supone me aumenta la fiebre, y es que llevo unos días con un resfriado veraniego de mucho cuidado. En fin, paciencia.



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martes, julio 13

TEXTO Nº 12

Dos relatos. Su autor: Rafael Muñoz


NO TE ASUSTES


Estábamos en la habitación del hotel, a punto de quitarnos la ropa para hacer el amor, cuando él me dijo: espero que no te asustes ni te asombres de como soy cuando me veas desnudo. ¿Asombrarme? le dije riéndome. Y añadí: ¿acaso eres un marciano? Si, me contestó, riéndose él también conmigo.

Cuando me arrojé al vacío desde la ventana de aquel quinto piso, aún pude oír que me decía, gritando: ¡te dije que no te asustaras!


© Rafael Muñoz. Barcelona, 13 De Julio de 2004.



SOLITARIOS Y PROFUNDOS PENSAMIENTOS: No sabemos divertirnos



Transcurre el tiempo tan lenta e inútilmente... No sabemos divertirnos, nunca sabemos qué hacer ni adónde poder ir. Estoy rodeado de muchos como yo, pero ni ellos ni yo tenemos la suficiente comunicación, más bien ninguna.

No sé de otros cementerios, pero lo que es en éste, los muertos somos muy aburridos.



Cementerio de San José, lado oeste, tumba 327



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lunes, julio 12

TEXTO Nº 11 (Para el Premio La Telaraña)

Un Relato de Luis Otero


FIESTA DE DESPEDIDA


Capítulo I - De cómo decidí despedirme de Barcelona

Pues ocurrió y vino al caso que en mi cabeza maduró la idea de volver a la bella tierra de la Insula de Mallorca. Tras la experiencia terrenal de un viaje allende los mares de Asia y visto el panorama que se me avecinaba para reubicarme profesionalmente, decidí que lo mejor era volver con los míos (a ser posible raudo antes de que me lo nieguen) y llevar a cabo alguno de los miles de ingenuos e infantiles proyectos que tengo en mi cabeza de chorlito.

Dicho esto agarré mi agenda, trace un plan de actuación y organicé una fiesta de despedida para que todas las muj... bueno... todas las personas que allá me conocieron (o creyeron haberlo hecho) pudiesen compartir conmigo un momento muy bonito....pero qué cursi ha quedado esto....espera.... a ver, así:Invité a cuanta mujer soberana tenía en la cabeza para luego emborracharlas a todas y en un arrebato del más puro instinto de Homo Australopithecus saciar mis ansias de pecado..... ¡¡No, no!!! tampoco fue así....

En realidad decidí invitar todo lo conocido y ... lo por conocer, de hecho no conocía a la vecina.


Capítulo II - De cómo la vecina apareció en mi vida.


Una noche llegue pedo, pedo, pedísimo a mi casa. entré a oscuras en mi habitación... bueno total no hubiese podido ver mucho. me senté en mi cama y......¡¡¡TACHÁN!!! en la acera de enfrente ¡¡estaban dando una Peli porno!! ....un momento no es una peli... ¡¡es mi vecina!!! ¡¡En directo!!!

Resulta que mi vecina había olvidado cerrar su ventana y me obsequió con un streep tease improvisado antes de irse a dormir. Yo tardé un poquito más en conseguirlo (dormirme, entiéndase).

Al día siguiente, por la noche, cuando regresé del gimnasio volví a fijarme en la susodicha ventana, estaba allí, pero haciendo algunas cosas no tan importantes como la noche anterior. Esta vez decidí ser protagonista, me puse a hacer como que arreglaba la cortina de mi ventana, estaba en shorts, atlético y sudado, era imposible que me oliese desde esa distancia (menos mal) pero también era imposible que no me viese, un poco más y casi me caigo a la calle en mi esfuerzo por ser visto (menudo papelón). Lo cierto es que me VIO y empezó el juego de miraditas y ahora yo estoy aquí.. ahora voy al baño, ahora me asomo a la calle a no-sé-qué-coño ver, ahora me quito una ropita....pero sólo una..y así seguimos el juego entretenido durante algunos días.

Un día en mi buzón aparecio una carta, manuscrita, sin remitente, sin SELLO!!, UHMMMM.... esto me huele a ... La carta decía textualmente - "Te deseo ardientemente todas las noches... - no ...esperad... eso me lo he inventado. La carta decía textualmente - Hola me llamo Samantha, soy tu vecina. Si quieres Llámame -

De verdad, no me lo podía creer. Así que la llamé y la invité a mi fiesta....


Capitulo III - De cómo se puede cometer un tremendo error de cálculo.


Uno ya sabe que en esto de organizar fiestas hay que crear cierta situación de "overbooking" o sobreventa. Es decir; hay que invitar a mucha gente porque luego te fallan más de la mitad. Pues bien yo hice exactamente eso pero con el género femenino. La cagué.

La verdad es que amigos varones no tengo muchos en Barcelona pero los invité a todos y les dije que podían traer a algún colega más pero... sin pasarse. Para no enrollarme demasiado, en la fiesta éramos 4 hombres y 12 mujeres. Ellas en principio no ponían buena cara, cruces de miradas lanzando puñales, grupúsculos charlando entre ellas, y un par de imbéciles bufones sirviendo copas e intentando divertirlas. Ese era el panorama. Creo que me cambié 4 veces de camiseta. No paraba de sudar de los nervios. - ¿Se irán?... ¿estarán contentas? ... ¿A quien lograré morder? -

De momento me mordía las uñas. De pronto mi amiguete Amancio, un tio genial, se le ocurrió la brillante idea de emborracharlas a todas.

- Chaval... tú sí que sabes- le dije yo, pero claro ¿Cómo?

Nos inventamos un cocktail dulzón y tragafácil al que no se podrían negar. Para no correr el riesgo de que nosotros, los anfitriones, perdiésemos también el conocimiento o la virginidad, decidimos reducir la proporción de alcohol en nuestras copas y... así también garantizábamos que.... podríamos cuidar correctamente de las invitadas. Pura hipocresía.

Debo admitir que las risas y los gritos llamaron la atención de todos, absolutamente todos los vecinos de mi edificio. La idea triunfó, ellas se relajaron, y empezaron a hablar entre sí. Uffff ...lo habíamos conseguido. La fiesta iba cogiendo colorcito.


Capítulo IV - De cómo el reino de Dios existe entre nosotros.

A las pocas horas todo el alcohol había pasado, por arte de magia, de las botellas al interior de los cuerpos de la gente. Resultado:

CAOS..

Chicas que no saben beber..

Chicos que no ven..

En mi habitación hacen mucho ruido..

El ambiente estaba cargado...

Tres mujeres en mi baño... ¡¡se oye la ducha!! risas...

Otra que descubre mi colección de fotos prohibidas....

Una que hace preguntas ininteligibles y escupe al hablar....

La más borracha y gorda que se cuelga de mi cuello (aún voy a rehabilitación.)..

bueno... bueno... de pronto suena el timbre (casi ni se oía) y ...

..DIOS NOS ENVIO UN ANGEL.

Era Samantha, una brasilera de Florianópolis, ojos azules, cuerpo escultural.....mi vecina. Y yo con una gorda tras de mi que cacareaba mientras se ajustaba el sujetador. ¿ven la escena? pues yo no la vi, porque ...flotaba. Seguro que se me quedó una cara de imbécil de esas que ganan concursos.

- Hola soy Sam, tu vecina -

(continuará)

© Luis Otero




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sábado, julio 10

TEXTO Nº 10 (Para el Premio La Telaraña)

Un poema de Juan Antonio Molina.


EL TIEMPO QUE NOS HABITA


La tarde en su granazón sucumbe de belleza
sobre la voz que el viento impuso intacta.

En el borde del labio palabras excéntricas,
sin causa, silencios prófugos del tiempo.

Temblorosos instantes como un ópalo besado
en el aire, amor desnudo,
deseo prendido sobre la oscuridad que en la dulcificada
memoria nos derrocha. Un halo ambarino
desgarra la delicada piel
de los recuerdos, nos somete al conjurado verdor
de los cielos agonizantes.

Incólumes, levantándonos de los lechos
de ese amor que lleva a la locura,
vislumbrado en poternas y resquicios,
avanzamos insomnes por acequias veloces
al amoroso tiempo que sosegadamente nos habita.


© Juan Antonio Molina




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TEXTO Nº 9

Un relato del valenciano Manuel Tarancón


PERRA VIDA

Otro marrón más. Estoy harta de que la marginación me rodee cada minuto de mi vida. Y encima me siento sucia. No puedo limpiarme por mí misma y nadie me echa una mano. La verdad es que aquí nadie ayuda a nadie. Yo no lo he pedido, pero supongo que a veces una no hace siempre lo que quiere y sí lo que esperan de ella. No tengo voz ni voto, como todos los objetos inertes, y el ser humano decide por mí.

Es una lástima que muchas otras compañeras cumplan funciones distintas. Es posible que tengan una vida más corta, pero más digna y ejemplar. Eso es lo que yo deseaba, pero una no decide donde quiere ser creada. Si se pudiera elegir no existiría la pobreza porque nadie la hubiera deseado.

El ser humano me creó para hacer el bien, pero como siempre su ofuscada y pervertida mente me utiliza para una de las más horrendas misiones: llevar al hombre a la tumba. Es cierto que tan solo soy el medio, la vía que lleva al objetivo, pero si yo y las que se encuentran en mi situación no existiéramos no morirían tantos hombres, aunque seguramente se las hubieran ingeniado ellos solitos, sin ayuda de nadie, para seguir muriendo, porque en el fondo el ser humano rinde culto al masoquismo más radical.

Mi función consiste en eyacular el morir en el interior del hombre. No de cualquiera, sino de la colección de hombres más desdichados y desamparados del planeta. Son incapaces de controlar su propio destino porque en su vida no existen disyuntivas, y la única posibilidad que perciben les lleva a mí. Han perdido el control de sí mismos y ya no son capaces de pensar, a veces ni de hablar, aunque para las pocas cosas que dicen mejor sería que enmudecieran para siempre.

Es duro admitirlo pero soy la vía hacia la muerte, sí, y nadie me ha dado a elegir otra alternativa. Se trata de una muerte incontrolada que ni ellos mismos se imaginan. No tienen tiempo para pensar en el final porque sólo piensan en mí. Es degradante que la vida de un ser humano se reduzca, en definitiva, a mí.

Pero hay que resignarse. Me ha tocado vivir este mundo y no hay posibilidad de vuelta atrás. Me alivia pensar que al ser humano le pasa lo mismo. Unos nacen en el Bronx y otros en Bel- Air. Y en realidad tampoco son dueños de su destino. Supongo que es lo que hay. El barrio donde habito divide básicamente tres tipos de ser humano. Hay quien pudo haber sido y no fue, quien era alguien y no pudo seguir siendo y aquel que aún queriendo no pudo o no supo ser. Todos unidos se definen como el fracaso elevado a su máxima potencia.

Ahora me están preparando. Me miran con ojos de ansiedad (siempre lo hacen) y se rifan por mis servicios. Ha salido cruz, brillante paralelismo. El agraciado se encuentra a mi derecha. Creo que no tiene nombre y si lo tiene no le importa una mierda. En realidad ni se acuerda. Sólo le importo yo. Ahora mismo no vería el mejor tesoro de la tierra aunque estuviera ante sus ojos. Únicamente tiene ojos para mi. Le gusta tocarme y mimarme. Mi función por fin ha terminado, al menos con él. El veneno ya se introduce en su cuerpo, pero creo que esta vez ha abusado. Veo en su desgastado rostro tranquilidad y placer. Me da la impresión de que se le escapa el sentido. Mierda, otro fiambre. Y me ha dejado colgado de su brazo. Si no recuerdo mal, ya van tres en dos semanas. El tipo de su izquierda ni se inmuta. No le importa la suerte de su compañero. Sólo tiene ojos para mi. Vuelta a empezar. Ya me tiene entre sus manos. Perra vida. Veremos si este aguanta.




© Manuel Tarancón Serrano

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viernes, julio 9

La Telaraña en El Mundo.


*

Me alegra y, en cierto modo, sorprende gratamente, la magnífica acogida en cuanto a participación que está teniendo el Premio La Telaraña, sobre todo, en calidad. Espero, eso sí, que os vayáis animando a comentar los textos... Os recuerdo que el plazo de envíos acaba el día 30 y el fallo será el día 1 de Agosto. Gracias a todos!



***


TEXTO Nº 8

Unos poemas de la jovencísima Ana Baena Tedo.


mi limón, mi limonero,
mis gotitas ácidas diluyéndose por mis venas
mi amor agrio encerrado entre cadenas
imagino las palmas de tus manos haciendo hondas en el aire
círculos atrmosféricos de silencios sin dolor
brumas matinales de alcan-for...
for me, for u, for them, for us



Las hojas secas hacen carreras en el suelo
tú ya no te acuerdas porque fue hace años
cuando yo no habia nacido y tú aun estabas muerto.
Viviamos en nubes de llamas
y dormiamos en clavos de papel.
Yo tejía un cuento cada noche
y ellos lo quemaban con grapas de cobre.



Mis labios te esperan a veces;
no siempre, sólo a veces.
Me miras a destiempo y te sonrío en horas puntas.
Para que las campanadas de la torre se confundan con las burbujas del reloj aspirina.
No odies a las ratas, ellas aguantan el peso de su cola.
No envidies a las tortugas, también se cansan de guardar caparazones.
No quieras volar siempre como un pájaro, la lluvia se come los nidos de las cigüeñas.
No cierres los ojos como los búhos, las ramas altas tiritan de frío.
Dibuja arañas porque nunca sabes las patas que se necesitan para sobrevivir.



la espiral va en ascenso
y mis teorias del caos metamórfico se acumulan en la retina
el humo me invade la cabeza
y ya no se si lo que digo es lo que escribo
o lo que escribo es lo que tendría que decir.
Las palabras son la senda más corta para el fracaso más grande
y el fracaso más grande siempre fue la cuna de grandes genios
puedo intentar comprar una lámpara
que me de más luz para no verte los ojos
o para cegarme los mios
cuatro ojos ven mas que dos
pero uno nunca deja que te engañes.
Veo un castillo cuando amanece
y siempre espero a que amanezca para no tener que dormir más de la cuenta
el castillo no tiene paredes ni muros
pero yo sé que es un castillo porque nunca podré escalarlo
mi cabeza también es un castillo
porque para los demás esta libre de piedras
pero yo misma le construí una fosa con cocodrilos sin amaestrar
y siempre tuve miedo de terminar con un garfio en la mano al volver a enfrentarme con ella.


© Ana Baena


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Texto Nº 7

Poema, que debiera salir alineado a la derecha, pero no... de Ricardo Daniel Piña.


Poesía
o satisfacción como alimento.


Por un lado me cuesta mucho creer que sea un mérito
abandonarse al transcurrir de la narración.
(Impávidamente,
en esa desafortunada y tan pasiva posición del lector).
Y por otro lado,
sé que los ojos gigantezcos del deseo van a seguir desfilando
por una larga lista de sombras y afirmaciones.
(Con formas de bellos juguetes,
lindos espejos,
pequeños sexos fulgurantes,
páginas y páginas de excitación...)
¿Deberemos creer que eso es la privacidad de la lectura? (¿?)

Es un experimento delicado de llevar a cabo,
que la más tierna e insignificante inquietud
no atente contra las mismas palabras.
Por eso planifiquemos al poema como quién piensa
en construir un camino, un edificio o un pez.
Pensemos que los recuerdos, la memoria,
las afirmaciones y las dudas...
son la parte que no podemos ver de la vida misma
(tal vez una imposibilidad?).
Y que por nombrarlos empiezan a ser nuestros.

Ese perigrinar en círculos de conceptos semánticos, biológicos,
matemáticos, científicos, históricos, etc. Culturales.
Se pueden volver inútiles.
Inocentes.
Inservibles.
Y que el amor y la sangre nos engañen transformados en insectos.
Es ideal que los minutos y los segundos
no hagan otra cosa más que horrorizar al lector.
Que se conviertan en una amenaza
a la seguridad del pensamiento.

Quiero que la miseria y la pérdida,
la pobreza y la riqueza,
la pureza y el pecado,
la ancianidad y la niñez
puedan de una vez y para siempre
patearnos en el medio del culo y la dignidad.


No sabían que el empleado sale a medirnos
cada vez que pasamos por la puerta de la funeraria...?





Ricardo Daniel Piña En Buenosayres Miserable
Desde el viernes 25 al martes 29 de junio de 2004


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Texto Nº 6

Dos poemas de Graciela Wencelblat


DESAFÍO

Esta piel que no es

de pantera
ni de loba
ni de triste


Que a veces duele y no brilla
de pronto se desata, suave como pétalos de rosa.
Ay! aterciopelada.
Es piel de hembra
de sangre que tiembla.
Bajo tus manos que enhebran
la locura
el desafío.


NO NOMBRA

En esta oscuridad
de no saber quien soy
se desatan las sombras,
las palabras quedan ancladas.
Voy y vengo con mi asombro
a cuestas para despedirme de mí.
Unos ojos siguen el camino de mi espalda que no es presencia
de alguien
es ausencia de mí.
De una mujer disuelta en el lenguaje que no nombra.

desde graciela, abrazo

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jueves, julio 8

TEXTO Nº5 (Para el Premio La Telaraña)

Se trata de un poema de Alejandro Duque Amusco.

PARA DESPUÉS DEL HOMBRE

(OYENDO A SCELSI: OKANAGON)

Un grito gélido
en el verano de la muerte.

La llama es una voz
de cenizas sonoras.

Rocas, desgarraduras-

Duerme la piedra junto al tiempo.
Negror.

Yace la soledad en un jardín
de aguas estancadas.

Túnicas a los pies,
las ramas negras.

El hombre estuvo aquí -¿en dónde?

La negrura que oscila.
La conciencia que roe.

Formas, aluviones, esquirlas.
La carne ha muerto.

(Un grito gélido.)

En el reloj del fin del mundo
ha sonado la hora de nacer.

Oigo la tierra respirar.
Es incierta esta lucha.

Pureza.
El negro intenso.



© ALEJANDRO DUQUE AMUSCO



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TEXTO nº 4

Se trata del poemario Pienso en la ciudad de las nubes, de Luis Miguel García de Amézaga que, por su extensión, no puedo colocar aquí, pero sí ofrecéroslo en versión pdf.



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Texto Nº 3

Un relato de Nuria de Febrer de Olives

UN TROZO DEL ALMA

Estaba a punto de dar por finalizado el último cuadro. Sólo faltaban un par de detalles y estaría listo. La plaza estaba a rebosar aquella mañana. Los turistas iban y venían, se paraban, miraban las obras de los artistas que allí mismo, en la calle pintaban, compraban algún cuadro o lámina y continuaban su paseo.

Aquella mañana habían sido muchos los que se habían parado frente a “El resplandor” y como hipnotizados habían quedado cautivados por su belleza. Al preguntar el precio, sin embargo, se iban cabizbajos. Llevaba días con ella y era la obra más trabajada que Giusseppe había realizado a lo largo de sus cansados 50 años.

De grandes dimensiones y con una luminosidad espectacular “El Resplandor” era sin duda su obra estrella. No sabía que número hacía de su colección, pues pintaba en la calle y allí, en la mismísima parisina plaza de Montmatre, vendía sus cuadros a alguno de los múltiples turistas que por allí pasaban cada día.

Giusseppe siempre había pensado que más que el dinero que obtenía por un cuadro le importaba quién lo compraba. Deseaba que el adquiriente lo hiciera por su belleza, por su conexión con la obra, por su amor por el arte. Deseaba que el comprador fuera consciente de lo que adquiría y que lo hiciera dando el valor que él creía se merecía la pieza en cuestión, sabiendo que la obra era el fruto de una intensa abstracción mental del artista para captar aquél tono, aquél rayo minúsculo de luz u aquella expresión de un rostro cualquiera..

Un hombre aparentemente de origen hispano se detuvo ante “El Resplandor”. Iba perfectamente trajeado y peinado como si acabara de salir de un escaparate de trajes hechos a medida. Miró al pintor con aire de superioridad y le pidió el precio del cuadro. Giusseppe no respondió, no soportaba la arrogancia de los nuevos ricos que no entienden de arte y que sólo buscan un objeto con el que blanquear dineros hechos a costa de los demás.

- Le ofrezco 5.000 € por el cuadro– dijo el hombre con la confianza de obtener la complacencia del artista. –Seguro que es mucho más de lo que nunca ha cobrado por un cuadro– añadió displicente.
- Esta obra vale mucho más de 5.000 €, señor- respondió Giusseppe humillado por el tono de aquellas palabras. -30.000 € es su precio- añadió.
- ¿30.000 €?, ¿Usted sabe lo que dice? No olvide que estamos en plena calle, ¡no tiene usted ni categoría para exponer en una galería de arte!
- He dicho que 30.000 € es su precio-, añadió Giusseppe deseando que su maniquí viviente desistiera de sus intenciones de adquirir la obra .
- Se está riendo usted de mí, señor. Le pago 10.000 €, es mi última oferta.
- No señor, no está a la venta por 10.000 €. Tiene usted multitud de cuadros a la venta en unos metros a la redonda por 10.000 € y por mucho menos. Adquiera esas obras.
- No le entiendo, le he dicho que quiero este cuadro ¿lo comprende?
- Yo le he respondido que no está a la venta.

Giusseppe no tenía para abonar la pensión que en tres días debería pagar a su casera, ni siquiera dinero para cambiar el viejo caballete en el que desde hacía años colocaba sus lienzos, pero no podía venderle a un hombre vacío y arrogante un trozo de su alma, todavía incandescente, todavía viva.

© Nuria de Febrer de Olives


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miércoles, julio 7

Texto Nº 2 (Premio La Telaraña)

Un relato de Francisco Rodríguez Criado. Espero vuestros comentarios a todos los textos porque los tendré muy en cuenta a la hora, ingrata, de la valoración.


SUEÑO Y VIDA



La gente duerme muy poco. Necesitan estar despiertos para trabajar, enamorarse o hacer planes para el futuro. Si hay algo de los demás que no envidio es el exceso de actividad. Tampoco comparto la teoría de que dormir es desperdiciar la vida; más bien diría que vivir es desperdiciar el sueño. Ocho horas de sueño y dieciséis en pie me parecen excesivas. Las dieciséis, quiero decir. Cuando era niño aún albergaba cierto espíritu aventurero que me mantenía despabilado de vez en cuando. Ya como adulto mis tres aspiraciones primordiales han sido dormir, dormir y dormir. A veces consigo una buena racha y me despierto un jueves después de haberme acostado un domingo. Pero estos logros son inusuales. Tengo que conformarme con un promedio de doce horas de sueño al día, lo cual me obliga a torear con la realidad durante las otras doce. La realidad me asusta, debí haberlo dicho desde el principio. Por eso duermo tanto, para evadirme. Hay otras fórmulas de evasión: la lectura, el cine, la contemplación de las estrellas o incluso la escritura. Fórmulas un tanto exóticas que muy pocos practican. Al cine, al libro o a las estrellas hay que acudir a solas, porque si hay suerte y en ese momento te entra la modorra es mejor que no haya nadie cerca que pueda tocar el trombón o hacer explotar un globo. Con la escritura, sin embargo, hay que estar bien despierto para no adormecer al sufrido lector.

La cotidianidad es difícil, tienes que tratar a diario con personas muy avispadas que te miran con mala cara. La mía no les gusta: siempre tengo ojeras porque siempre estoy recién levantado. Años atrás estuve trabajando en un hostal en horario de doce de la noche a ocho de la mañana. Mis únicas tareas eran entregar las llaves y despertar a los clientes. No tardaron en despedirme porque eran los clientes quienes tenían que despertarme a mí. Y además, decían, roncaba.

No tengo solución. El único tipo que duerme más que yo es mi amigo Gandía. Cuando nos cierran la librería La Metralleta solemos ir al bar Fleming a tomar unas cervezas, y a los cinco minutos de entrar ya tenemos a Gandía pernoctado sobre la barra. Respetamos su descanso y por eso no le dirigimos la palabra hasta que llega el momento de pagar. Le sale rentable el asunto: mientras los demás tomamos cinco o seis consumiciones él no pasa de la primera. Curiosamente tiene aspecto de bebedor empedernido, pero le puede más el sueño que el vicio. Aquí no sabría decir si se está malogrando una vida o tan sólo se arruinan unas horas de sueño. Hay que conocer muy bien a Gandía para saber, cuando hablas con él, si está despierto o dormido. Los amigos le tenemos un gran afecto: lo recordamos como ese ser querido que ha pasado a “mejor estado” aunque todavía le sobren energías para tomarse una cerveza con nosotros. De cualquier modo, nunca lo he visto triste, y eso refuerza mi teoría de que trabajar, enamorarse o hacer planes para el futuro dan más problemas que una buena siesta.



© Francisco Rodríguez Criado



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Premio La Telaraña


Durante todo este mes iré publicando los trabajos recibidos. El fallo y el envío de la invitación, el día 1 de Agosto.


Y aquí el primer envío. Su autor es Jordi Vidal, de quien podéis leer más en su página en Puertas Abiertas.


Las recetas del Doctor Gumprecht o el recto como boca

© Jordi Vidal

Conocida desde la antigüedad, la alimentación por el recto está indicada en todos aquellos casos en que es imposible por el estómago: estenosis, estados espasmódicos y paralíticos del esófago y del cardias, traumatismos de las vías digestivas superiores, vómitos incoercibles, mareo crónico (información facilitada por los médicos de la Armada), úlcera de estómago, golpes de tos (tuberculosis), gastrorragias, post-operatorios gastro-intestinales, etc.
El enfermo estará durante todo el tiempo quieto en la cama para limitar las pérdidas de calor del organismo. Tras un enema de limpieza es necesario un supositorio con opio para tranquilizar el intestino. Para la introducción del enema alimenticio –de unos 250 cc- se utiliza el embudo con tubo de goma y tubo rectal. La sed se combate por medio de trocitos de hielo; contra el hambre se recomienda cocaína al 5 por 100. Es necesario tener preparado un orinal, ya que inmediatamente después de la introducción es cuando las ganas de deponer son más intensas. Los enfermos más graves se ensucian en ocasiones. El tratamiento puede durar hasta 10 meses. No es raro que sobrevenga diarrea y pérdida de peso del paciente. En 1660 se suscitó entre los sabios franceses la cuestión sutil de si debían interrumpirse los enemas durante la cuaresma.

Recetario:

a) Enemas de Boas, Riegel y Singer: 250 g de leche, 2 yemas de huevo, 1 cucharada de sal, 1 cucharada de vino tinto, 1 cucharada de harina, opio (según las necesidades). Su valor nutritivo es de unas 300 calorías.

b) Receta de Ewald: 2/3 yemas de huevo, 15 g de agua fría, glucosa al 20 por 100, media taza de vino tinto.

c) Receta de Strauss: 250 g de caldo, 20 g de alcohol, 40 g de azúcar, 2 cucharadas de mucílago de goma arábiga, sal y mentol.

d) Fórmula barata de Wegele: 3/5 huevos, 150 g de glucosa al 20 por 100

e) Enemas de sangre: 180 g de sangre desfibrinada, sal (opcional)

f) Enema de carne y páncreas de Leube: 300 g de carne de buey sin grasa, raspada y picada; 100 g de páncreas de buey o cerdo, bien desmenuzado (se encarga fresco al matadero); se diluye en agua templada. Esta mezcla se inyecta con una jeringa a presión.

g) Prescripción de Zeuner: 60 g de grasa de aceite de hígado de bacalao, pancreatina purísima, extracto de hiel de toro, sal, agua de fuente, tres gotas de esencia de eucalipto.

Nota: Los enemas de peptona preparadas del comercio producen escozor, dolores de vientre, ganas de deponer y expulsión de la solución inyectada.


La ingestión de medicamentos por el recto se indica cuando se encuentran dificultades para administrarlos por otras vías. Son las pomadas refrigerantes, los enemas de glicerina y los supositorios. Estos últimos se fabrican con manteca de cacao y cera o aceite de ricino.

a) Astringentes

-Nitrato de plata, ácido salicílico, Silicato sódico, ácido bórico, Lisol
-Agua hervida caliente, ácido tánico, goma arábiga, tintura de opio

b) Recetas laxantes:

-Cucharada de raspaduras de jabón medicinal, o jabón de sebo, o vinagre, cloruro de sodio o sulfato de sosa por litro de agua.
-Cucharada de aceite de ricino, aceite de oliva, polvos de goma arábiga, todo mezclado y agitado hasta que resulte una emulsión de aspecto lechoso.
-Agua helada, 100 cm cúbicos bastan
-Aceite de sésamo, medio litro
-Glicerina, 1-5- cm cúbicos
-2 litros de aceites de oliva o de adormidera, medio litro de agua, solución de sosa.

c) Sedantes

-Tintura de opio, almidón, agua
-Hidrato de cloral, cocto amiláceo

La insuflación del intestino por el recto relaja las adherencias y las estrangulaciones internas del intestino grueso. La técnica es sencilla: se introduce un tubo rectal todo lo arriba posible y se une por medio de un tubo de goma a una boquilla. El que no tiene escrúpulos puede entonces insuflar perfectamente el intestino con la boca. Otros utilizan un insuflador de goma. Manknkopf indicó que insuflar con la boca o con perilla “era cuestión de gustos”. Todo el intestino grueso se infla casi al mismo tiempo. Otro método para hinchar el intestino consiste en utilizar cerveza blanca berlinesa o agua de Seltz (sifón).


Bibliografía

Esmarch: Masdtdarmerkrankungen. Sttutgart, 1882
Kelsey: Diseases of the rectum and anus. Londres, 1868
Leube: Enemas de carne y páncreas. Leipzig, 1898
Stüve: Enemas de aceite de sésamo, en la clínica de Noorden. Berlín, 1896
Wendt: Alimentación rectal. Jena, 1896


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sábado, julio 3

Me apetece repetirme...

Digestión


Una gota humeante en tu paladar, una burbuja sulfúrea, un centro de ansiedad que se esparce y te invade. Te dejas llevar.

Crees que la simetría se acaba doblando sobre sí misma y sabes inevitable el viaje hacia ese lugar remoto.

Te dejas llevar porque vas en busca de un concepto.

Luego concentras tu atención en los rostros que hay detrás, y más allá, de las palabras. No te interesan las apariencias aunque a veces te diviertan. Sólo ansías la verdad desnuda aunque a veces te duela.

Escribes estas palabras en cualquier papel arrugado:

este tiempo
tiene mandíbulas de acero

y piensas en Eliot: Only through time time is conquered y traduces casi sin darte cuenta: Sólo en el tiempo se conquista el tiempo, y te quedas meditando dónde está la trampa, dónde el error... y callas. Vuelves a escribir:

este tiempo
no sólo destruye los deseos, los transforma...

y más abajo, en la esquina deshilachada, quizá tu firma:

Aniquilación.


(That time is no healer: the patient is no longer here / El tiempo no cura nada: el paciente ya se ha ido.- T.S. Eliot)



***



Brando


Los que saben que, en la actualidad, voy muy poco al cine quizá se sorprendan de que no siempre haya sido así. Hasta seis o siete veces llegué a visionar en una sala de cine - la primera en una emisión clandestina y en versión original, en Valencia, y la última, si mal no recuerdo, en los recién desaparecidos Multicines Chaplin - la que quizá sea la obra maestra más tergiversada y peor comprendida de la joven historia del séptimo arte: El último tango en París, quizá la última película no alimenticia que protagonizó Marlon Brando, con la excepción, tal vez, de su mítica - y de manera consciente o no: biográfica - aparición mutilada entre exageradas sombras, del majestuoso filme de Coppola, Apocalypsis Now.

Y sin embargo, la antigua historia del Amor que desemboca en la tragedia, cuando a la pasión anónima del deseo - sin más lenguaje que el conocimiento carnal, exento de pasado y de futuro - le suceden los celos y las ansias de posesión, es tan simple y cotidiana que había que ser un genio para no convertirla en trivial. Pero Bertolucci era un genio o le salió genial la jugada. Del resto, las manipulaciones y falsos escándalos, ya se encargó, en su momento, la crítica sensacionalista, trasladando toda la expectación del filme a la ridícula presencia de la escena de la "mantequilla", tan inocente como paradójica, tan simbólica e irrelevante como el efímero culo de María Schneider. Así se derriten las modas.

Pero Marlon Brando no fue sólo un actor de moda. Supo que el artificio era el sostén del mito y aprovechó su dominio gestual del lenguaje - supo mirar, hablar, escuchar y hasta desaparecer cuando fue preciso - para perdurar como icono más allá de sus propios fracasos. Supo que la vida no tiene más guión que el que nos conduce hasta nosotros mismos. Su final, egocéntrico de obesidad y pureza, deja en mera anécdota sus enormes problemas sentimentales. Los interpretó en El último tango. ¿Por qué no revivirlos? Ya se los sabía.




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jueves, julio 1

Convocatoria Literaria.


Adaptando las iniciativas de JQ y Otis os propongo que me enviéis a

j.planas[arroba]gmail.com

cualquier texto, ensayo, relato o poema...

Premio (tras la publicación, aquí mismo, de los envíos y la oportuna deliberación del jurado:-) : Una invitación para uno de esos gigantescos gmail de Google.


*


He subido a Los Digitales el libro de Pablo Cassi, El Amor se declara culpable.



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