LA TELARAÑA

sábado, diciembre 6

Métete en hielo y sal candente. (Cristobal Serra)


Pero al instante todo vuelve a la calma - gracias a la pasión y al juego.

Y me reinstalo en tu piel y cierro el cerebro o lo abro: aniquilo el lenguaje y me mudo a la atenta vigilia de tu cuerpo - la sinceridad del poema o la del deseo.

Objetos en movimiento recorren el limitado espacio del lienzo. Saltan los pliegues sucesivos del vértigo y las figuras se acomodan en la nueva dimensión temporal que recrea la telaraña, la ubicuidad del oleaje marino, ese rumor tan similar al de las llamas que proclaman su fuego interior y lo ondean con orgullo.

Pasión que dura un parpadeo involuntario y reverbera toda una vida.





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Gracias a la Revista Margen Cero por incluir mi artículo sobre René Thom.



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