LA TELARAÑA: noviembre 2003

sábado, noviembre 29

Grafo-.


Hoy he visto que tengo los ojos rotos o la mirada tatuada o la expresión escindida o un antiguo velo - de niebla o tiempo - hirsuto depositado en la cavidad donde las lágrimas avivan su sal e incendian al trasluz mis párpados.

Hoy he visto la transparente elocuencia de la ceguera absoluta. Y aunque no he visto los colores sí acudieron a mis labios los nombres erráticos de su ausencia.

He dibujado tu cuerpo de luz y rumores. He construido deslumbrantes laberintos con ciudades absurdas, verticales, inconsistentes, elípticas, esponjosas e irreales. He escrito mil folios de cebolla carcomida y no cupo en ellos tu nombre de tinta diluida. Qué difícil apresar la escurridiza materia de los sueños olvidados.

Pero me he dormido, finalmente, en los brazos letales de la oscuridad vacía.




Grafo-2.


Hoy he visto que tengo los ojos rotos o la mirada tatuada o la expresión escindida o un antiguo velo de niebla o tiempo hirsuto depositado en la cavidad donde las lágrimas avivan su sal e incendian al trasluz mis párpados.

Hoy he visto la transparente elocuencia de la ceguera absoluta. Y aunque no he visto los colores sí acudieron a mis labios los nombres erráticos de su ausencia.

He dibujado tu cuerpo de luz y rumores. He perseguido un eco familiar y extraño, adolorido y borroso de tanto golpearse en las esquinas, vaga estela imaginada, por deslumbrantes laberintos de ciudades absurdas, lápidas verticales, túneles inconsistentes, geometrías elípticas, sonrisas esponjosas o irreales. He escrito mil folios de cebolla carcomida y no cupo en ellos tu nombre de tinta diluida. Qué difícil apresar la escurridiza materia de los sueños olvidados.

Pero me he dormido, finalmente, en el abrazo letal de la oscuridad vacía.




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viernes, noviembre 28

Galerada


Quizá debiera encontrar los motivos,
la justificación o las respuestas
de tan íntimo asedio.

Porque yo no he escogido este oficio (pero tampoco pude escoger otro)

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martes, noviembre 25

Tras una inacción aparente...


Novedades en Puertas Abiertas: Carlos Meneses Nebot y Marcos Vieytes... Un narrador y un poeta que os recomiendo sin reservas.



Inacción aparente o ausencia de palabra escrita. La realidad en boca de algunos se refugia en los viejos símbolos hinduístas, esos niveles artificiales de conciencia, esa bruma húmeda que sin embargo pertenece al lenguaje - como ese om, la primera palabra-, ese cuerpo abandonado en el lecho que cuando lo miras con asombro sabes tuyo y lo es, no se te ocurra abandonarlo... La realidad que a veces se me disfraza de silencio y no me duele más así, callada o silente, la sé igual de premonitoria.


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jueves, noviembre 20

Interesante hilo en es.humanidades.literatura...


"Planteemos de entrada la cuestión: ¿puede existir para el hombre un conocimiento que no sea metafórico? ¿hay que darle la razón a Nietzsche cuando preguntaba si cualquier objeto de pensamiento, por el hecho de serlo, no era una ficción?"

(...)

La extraordinaria eficacia del lenguaje natural para describir el mundo nos obliga a pensar que esos mecanismos causativos elemenales que rigen la organización sintáctica de nuestras frases no puedan carecer de referente en el mundo exterior. El pensador gruigo del siglo III a. C., imbuido de la física de Aristóteles vivía en un mundo para él inteligible, casi transparente. La ciencia moderna explorando universos mucho más allá de nuestras capacidades biológicas, usuales, ha aumentado considerablemente nuestras posibilidades de acción. Pero la inteligibilidad no ha tenido continuación, y nuestra ciencia nos entrega un mundo opaco, en el que nuestros esquemas de comprensión de origen verbal libran un combate desesperado para seguir las posibilidades de descripción fenoménica. ¿Podremos algún día sutilizar tanto nuestros medios de inteligibilidad que lleguemos a "comprender" esos mundos que la ciencia nos desvela? Si la humanidad se contenta con conquistar un poder sobre las cosas, sin duda podrá resignarse a la incomprensión, porque es posible actuar sin comprender las razones de la eficacia de nuestra acción; pero si aspira a la felicidad, entonces habrá de responder a esa necesidad de comprender, esa necesidad de ver que será la única que clarifique el universo"

René Thom. Conocimiento y metáfora.



coppelius wrote...

Realmente, no creo que Thom aporte muchas novedades sobre el tema. Entre Aristóteles y los textos sagrados judíos... La imposibilidad de aplicar sus teorías en el campo científico, lo inevitable de su (relativo) fracaso, el que bordee la más sublime charlatanería no obstante lo coloca en primera línea de frente. La clarividente ciencia también necesita ser, si no destruida, sí permanentemente bombardeada con los obuses de la confusión.


feliz wrote...

Estoy de acuerdo contigo de que todo es pura palabrería, coppelius. Rene Thom (también Benoit Mandelbrot, ambos deterministas) enunció esta teoría en su busquedad de la morfología del caos. Algo que en mi modesta opinión se contradice, ya que el caos, por definición, es amorfo.


Félix wrote...

No, y sí... a ver, de alguna manera todo es (o puede ser considerado) pura palabrería en cuanto que es (y forma parte del) lenguaje pero ni el mismísimo caos escapa al lenguaje (es decir, a su orden, a su método, a sus sistemas de representación de la realidad, sea esta lo que sea: hay un orden en el caos y Thom anduvo por ahí buscándole el entramado y la sustancia, como cualquier otro filósofo, por otra parte) y, por lo mismo, nada es totalmente palabrería (en su acepción peyorativa) por cuanto es (sí, otra vez) lenguaje... La paradoja es evidente. Sin lenguaje no hay conocimiento (pero cuando lo hay - conocimiento - no puede ser transmitido al menos en su totalidad - de ahí a empezar un sesudo ensayo sobre la existencia necesaria de la poesía sólo va un paso:-)


Raul Xim wrote...

Exacto, Félix, esa es la cuestión, y la teoría de las catástrofes aplicada a la poesía... sólo supone un desplazamiento de la función poética a la función fáctica;-))) No busques satisfacerte en lo que entendieres sino en lo que no entendieres (San Juan de la Cruz)




(Continuará o no, eso nunca se sabe...)

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miércoles, noviembre 19

...el mundo se rompe, se agrieta, se curva o se desgarra - y en ese estallido, tu mano se abre y permanece abierta como una telaraña de líneas en fuga con las aristas quebradas en los ángulos más imposibles de la línea indisimulable de tu vida, esa interpretación esquelética y fluctuante, ingrávida, tal vez vacía, que se te escapa según su naturaleza que también es la tuya.


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Con acento leve -rep.-


Siempre se busca algún lugar donde descargar la tormenta. Sin hacer daño a nadie, si eso es posible. O haciéndolo, que hay rayos que despiertan y heridas que se curan más con dolor que con caricias. Vas aprendiendo, poco a poco, que hay que tener cuidado con los acentos, que no siempre fuimos comedidos y que no basta, no es suficiente, con elevar el tono de las palabras para ayudarlas en su cometido, para guiarlas por entre los interrogantes o para fingir enfado, interés o simplemente calar más hondo.

Hay un despropósito en tu mirada y en el fondo de tus ojos siempre se refleja una duda. Una duda sola que es hermosa, pero que sé demasiado expectante. No lo niegues. Yo comparto esa duda, que no me queda otro remedio. Yo comparto contigo cualquier cosa, que todas son mías y todas las quiero tuyas. Que tú no existes sino en mi idea. En mi idea de ti misma, que es una idea extraña, que propiamente no existe o que es sólo intuición, deseos de ser o de haber sido. Y tú eres esa quimera. Ese grito, ese acento, esa locura que se instala en todas partes y en ninguna.

Habré de rebuscarte algún día entre mis recuerdos archivados. Te encontraré de un alfiler prendida. Pero me estarás esperando, y no te sorprenderá verme de nuevo. Nos iremos muy lejos o muy cerca, que no importan las distancias. Nos iremos muy adentro, que sólo allí podremos entendernos. Te hablaré de mis sueños y tú lo harás de los tuyos. Y sabrás que son los mismos, aún con diferente acento. Sabrás que nada cambia si se fue puro en el intento. Sabrás que el fracaso no existe y que la victoria es otro engaño. Me dirás que me quisiste y te diré que lo sabía. Que lo sigo sabiendo, que lo sabré siempre. Y te diré que te quise y que por eso te abandoné en algún rincón de mi existencia.

Y me dirás que no es posible abandonar lo que se quiere. Y te diré que tienes razón y miraré hacia otra parte. Hacia un reflejo débil de tu sonrisa en la mía.


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martes, noviembre 18

He subido a Los Digitales, un pdf con mis poemas - en total 6 - incluidos en las dos Antologías de Sensibilidades en que he participado.


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Recibo esta nota de Agustín Fernández Mallo, que os paso tal cual:

El próximo viernes 28 fiesta-presentación del número 0.2 de Casatomada, revista dilettante de arte laxo.

LUGAR: galería La Fábrica de Licores
Calle Morey, 4 (detrás de Cort, al lado de Plaza Santa Eulalia)


Me gustará verte. La revista será seguro de tu agrado. Es un gran número.
Un fuerte abrazo.
Agustín


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Ya está en la red el Número 1 de la Revista Dos Islas. Otra iniciativa de Bartolomé Adrover que viene a continuar, de alguna manera, su prematuramente finiquitada revista Libertad.



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domingo, noviembre 16

Los Digitales: nuevo libro de Ricardo Daniel Piña, Galaxia Mosca.

Actualizadas varias páginas de Puertas Abiertas.



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Quizá ya no alcance para tantas cosas...

Amarte como tú deseas es sólo una de ellas y tal vez ni siquiera la más importante. Pero hacerlo como si fueras otra me resultaría sumamente vulgar...

Busco tiempo y silencio. Necesito palabras.


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Este instante de crispación podría insinuar un poema.


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jueves, noviembre 13

Señas de Identidad



He leído en unos cuantos diarios algunas idas y venidas, muy documentadas, sobre el tema de las señas de identidad, su existencia o no existencia, las pruebas de hecho y derecho, su razón de ser, la unánime condena de su utilización espúrea... Es posible que, yendo por partes, ninguna de las opiniones vertidas sea, a mi juicio, del todo rechazable ni por completo asumible. Esa es la grandeza del lenguaje. Hay que ver lo mucho que complicamos lo que en realidad es muy sencillo. Yo también lo hago.

No existe más identidad que la que nos asigna nuestra cuota heredada o adquirida de memoria colectiva, ese curioso entramado de vivencias, mitos y extrapolaciones que sostienen todo cuanto somos: nuestra cultura, educación, lengua, creencias, carácter, apariencia física y hasta nuestro adn si me apuran. Lo demás es política o ganas de marear la perdiz, que viene a ser lo mismo.

Decía Ezra Pound que la historia del hombre es la historia de la tribu humana. Y más aún, que los pensamientos cumbres que cada generación y cada etnia expresaron en su lengua propia no debieran siquiera ser traducidos en aras a una exacta transmisión del conocimiento. Bueno, eso es una opinión teórica e inviable, salvo si poseyéramos el don de las lenguas, que no es el caso... Pero sí es cierto que cada traducción - traición - conlleva buena parte de pérdida de exactitud. Y añado yo: el cambio de contexto pervierte el significado de las cosas y las convierte en arma arrojadiza. Ese utilitarismo empobrece el espíritu. Por eso cuando algún político vasco, catalán, mallorquín, irlandés, alemán o eslovaco, tanto da, se llena la boca hablando de lo suyo y los suyos está simplemente intentando imponer a los demás una explicación de la realidad, una más, quizá la suya - a veces la que siente, en ocasiones la que le conviene - y esa explicación, por supuesto, no puede abarcar el inmenso bagaje de matices que tiene la realidad toda.

La Verdad - con mayúsculas - posiblemente no exista, no al menos de manera absoluta y universal, aplicable por igual a todos los lugares y tiempos. La señas de identidad son el rastro que la tribu humana va dejando en su deambular sobre la tierra. Todos recogemos y reconocemos algunas de esas huellas y las hacemos nuestras. Otras las desechamos o ni siquiera las descubrimos, no importa. Hay que ser muy arrogantes - o descerebrados - para ofrecernos la verdad como parte de una epistemología cerrada. ¿Por qué lo hacen los nacionalistas? Pues ellos sabrán, supongo...




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Prólogo



Me disponía a teclear mis impresiones sobre Marcos Vieytes y su primera entrega a la imprenta, este intenso y a la vez etéreo poemario que lleva por significativo título El que sostiene la palabra cuando se me ocurrió preguntarme ¿Qué se le puede exigir a un prólogo? ¿Qué deben transmitir estas líneas que ocupan un lugar tan privilegiado como injusto?

Porque un prólogo no merece siquiera el nombre de Sala de Espera: aquí nadie se acomoda en amplios sofás de suave piel curtida, ni se dispone a repartir su valioso tiempo entre llamativas revistas del corazón y el indisimulable cruce de miradas furtivas, ese juego de seducción y requiebros, esa picaresca tan ancestral como ambigua.

No. El prólogo es sólo un lugar de paso, una antesala virtual y breve que se olvida rápido porque, de alguna manera, su única razón de ser es conducir al lector al auténtico lugar de encuentro: el poema.

Quizá esta primera definición del poema como lugar de encuentro sea básica en la obra de Marcos Vieytes como en la de todo poeta consciente de lo que se trae entre manos. No hay poema sin tiempo y medida. Sin equilibrio, ruptura o pasión: ese juego mortal, esa rotación de pliegues, ese ombligo de silencio. No hay poema en los renglones cortados por el azar o la desidia, tampoco en la absurda soledad de las palabras solas. No lo hay en la simple enunciación aleatoria de una cualquiera de esas muchas emociones compartidas que tan fácil es dejar ahí suspendidas en mitad del vacío o la nada... No, el poema es algo a la vez mucho más complejo y sencillo.

El poema se sitúa donde el lenguaje no llega con claridad quizá porque las exigencias son desde siempre insalvables. El poema exige estructura - composición, y en ocasiones, cercandanza - y alguna inmensa telaraña sobre la que fijar sus frágiles coordenadas: esa búsqueda de ruinas petrificadas por el asombro o la ceguera, esas lápidas con el dibujo indeleble de tantos - o tan pocos - deseos detenidos en la difícil frontera con la realidad, esos cadáveres que ya sólo son sonrisas o sombras hastiadas de tanto - o tan poco - buscar con desespero su origen y con temor su desenlace...

Así avanza el poeta en su misión de conocimiento y nos va, con mesura, descubriendo sus pautas: El que carece de palabras Alza la voz, nos dice Marcos, sabiendo que la anécdota tiene doble filo. Todos carecemos, en ocasiones, de palabras o las que tenemos no nos sirven; parece entonces que la realidad se nos quisiera escapar, pero no es así... No puede serlo. La realidad del poema reconstruye la otra realidad, la que los sentidos no alcanzan, la que las explicaciones no culminan, la que sólo a la poesía le está permitido desvelar.

Este libro acaricia de la mejor de la maneras - con lucidez - la resbaladiza superficie de las cosas para repetir el paradójico prodigio de la creación. Y el poeta, ya confirmado plenamente como médium, aniquila el lenguaje y pone fin a este prólogo.



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martes, noviembre 11

Proyecto de prólogo, simples apuntes todavía por desarrollar, para la edición en papel del libro El que sostiene la palabra, de Marcos Vieytes. Aquí podéis conseguir la versión en pdf ( que por supuesto está mucho menos trabajada que la impresa, pero vale como muestra, algo es algo, no? ;-)



No hay poema en los renglones cortados ni tampoco en las palabras solas.

No lo hay en la simple enunciación aleatoria de alguna emoción suspendida en mitad del vacío (...) Pero sí más allá, donde las exigencias son insalvables (...) y la estructura -composición, cercandanza- busca sustento y se sostiene sobre alguna telaraña que fije sus frágiles coordenadas: esa búsqueda de ruinas petrificadas por el asombro o la ceguera, lápidas con el dibujo indeleble de tantos deseos incumplidos, cadáveres que ya sólo son sonrisas o sombras hastiadas, furtivas, que buscan su origen y temen por su desenlace.

No hay poema sin tiempo y medida. Sin equilibrio, ruptura o pasión: ese juego mortal, esa rotación de pliegues, ese ombligo de silencio.

Así avanza el conocimiento y el poeta descubre sus pausas: El que carece de palabras Alza la voz, nos dice Marcos Vieytes, sabiendo que la anécdota tiene doble filo. Todos carecemos, en ocasiones, de palabras o las que tenemos no nos sirven; parece entonces que la realidad se nos quisiera escapar... pero no es así. No puede serlo. La realidad del poema reconstruye la otra realidad, la que los sentidos no alcanzan, la que las explicaciones no culminan, la que sólo el poeta alcanza a sugerir.

Este libro acaricia la resbaladiza superficie de las cosas con la hondura precisa (....) y así la paradoja de la creación repite su prodigio: ese eco ¿de dónde regresa?...


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domingo, noviembre 9

Texto para otro medio ( y se nota que lo es:-)


Conozco gente muy rara que cree a pies juntillas que no hay acontecimiento literario de cierta relevancia que no vaya asociado matemáticamente a alguna catástrofe puntual; y viceversa, la matemática correctamente aplicada puede explicar la conmoción elíptica generada por la más sensible, sugestiva de las metáforas. Los reconozco porque cualquier número que puedan sonsacarme - la matricula de mi coche, mi DNI, mi ADN o la fecha de mi nacimiento, tanto da - ya les vale para edificar todo un universo literario que de tan insostenible como suele ser les juro que me seduce sin remisión. Y es que resulta mucho más fácil revestirse con unos cuantos mitos que atreverse con el disfraz de un hombre corriente. No lo duden.

Así que cuando se enteraron de que nací cuando Juan Ramón Jiménez acababa de recibir su Premio Nobel de Literatura empezaron las especulaciones. Tuve que hacer frente a la posibilidad de que mi nacimiento fuera un efecto secundario - y desde luego, catastrófico - de que el mejor poeta español de todos los tiempos, y también el más hipocondríaco, recibiera tan justo galardón. Tampoco quise admitir que nacer en un momento de tanto festejo lírico me tuviera que convertir obligatoriamente, con el paso del tiempo, en un apasionado del lenguaje en todas sus manifestaciones; lo que sin embargo es más o menos cierto, lo confieso. Pero no por ese motivo. ¿Por cuál entonces? Lo desconozco, como tantas otras cosas.

Pero quizá por eso, por esa suma de cosas desconocidas sobre las que no ejercemos ningún control - como la matricula del coche, el DNI, el ADN o la fecha de nacimiento - quizá por esa suma caótica de misterios inescrutables yo adoro la literatura. Debo ser también muy raro, y por tal motivo les advierto que no deben tomarme muy en serio. Ni hoy ni nunca. Se divertirán más si dejan que la lectura fluya sin ideas preconcebidas, de forma receptiva, sí, pero también caótica y hasta con cierta propensión al absurdo. Hagan como si no estuvieran leyendo y ante esta página en blanco pensasen por cuenta propia, sin el embargo de las frases hechas y el plomo de los tópicos, esa venda en los ojos del espíritu, si se me permite así decirlo.

Ya les he puesto en algunos antecedentes. Ahora vayamos al grano. Literatura, matemática y catástrofes sólo pueden tener un denominador común: René Thom. Este singular científico, que falleció el pasado 25 de Octubre en Francia a los 79 años, intentó explicar - con el único éxito posible: el de la apertura de nuevos horizontes entre continuas polémicas y su siempre saludable agitación de neuronas - las catástrofes naturales mediante aristotélicas fórmulas matemáticas que también conmovieron los cimientos clásicos de las teorías lingüísticas. Su búsqueda del significado profundo de los acontecimientos - el porqué las cosas son como son y no de otro modo - le sitúa de lleno en la cúspide del pensamiento que intenta agotar sus límites y sobrepasarlos, si ello fuera posible. De ahí al sinsentido sólo hay un paso, el que pertenece únicamente a la poesía.

Su principal contribución teórica es la llamada Teoría de Las Catástrofes - que dio posteriormente origen a La Teoría del Caos - y es un intento de evitar los desastres naturales mediante el conocimiento exacto de los procesos evolutivos de la naturaleza. El único problema, como siempre, es acabar comprendiendo que la realidad y su explicación no son exactamente la misma cosa... siempre hay un factor añadido, un elemento etéreo de una constitución ajena a nuestros sentidos y que nunca lograremos desterrar de nuestra percepción del mundo: el lenguaje, ese misterio que nos convierte en otros sin dejar de ser nosotros mismos.

No en vano otro gran poeta del absurdo, la polémica y la provocación - Salvador Dalí - dijo de él: no es posible encontrar una noción más estética que la reciente Teoría de las Catástrofes de René Thom, que se aplica tanto a la geometría del ombligo parabólico como a la deriva de los continentes.

Yo no diría tanto. Pero si me limito a sonreír es porque realmente pienso que una sonrisa a tiempo previene de verdad muchas catástrofes.



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viernes, noviembre 7

A veces resulta sorprendente cómo regresa el pasado. En el año 1983 envié a Luis Rosales - insigne poeta granadino (1910-1992) - un ejemplar dedicado de mi primer libro, Hipertelía. Ante mi sorpresa Luis Rosales me escribió una cariñosa misiva - huelga decir que la conservo - en la que me animaba a continuar en la vía de la concisión y la brevedad juanramoniana que con infinita generosidad encontraba en alguno de aquellos versos tan primerizos...

Ese ejemplar está ahora en la Biblioteca Pública de Granada donde Luis Rosales dejó en legado sus libros. Yo lo ignoraba pero mi buen amigo Raúl Ximénez me acaba de enviar sendas fotocopias, una con el sello de La Biblioteca Rosales y otra con mi tímida dedicatoria: Para Luis Rosales, con mi amistad y respeto.

Descanse en paz, poeta.








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jueves, noviembre 6

???


Cuando yo nací Juan Ramón Jiménez acababa de recibir su Premio Nobel de Literatura. Es posible que mi nacimiento no haya sido un efecto secundario - y desde luego catastrófico - de que el mejor poeta español de todos los tiempos, y también el más hipocondríaco, recibiera tan justo galardón. Es posible, lo acepto, pero tampoco es seguro que nacer en un momento de tanto festejo lírico me tuviera que convertir obligatoriamente, con el paso del tiempo, en un apasionado del lenguaje en todas sus manifestaciones, y sin embargo así es, lo confieso.

Pero no me tomen al pie de la letra, por favor. Se divertirán más si dejan que su lectura fluya sin ideas preconcebidas, de forma receptiva, sí, pero también caótica y hasta con cierta propensión al absurdo. Hagan como si no estuvieran leyendo y pensasen por cuenta propia, sin el embargo de las frases hechas y los tópicos, esa lepra del espíritu, si se me permite así decirlo.

...
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Así que vamos a hablar un poco de Internet. Es posible que ustedes hagan ya sus compras, lean sus periódicos preferidos o se relacionen - incluso de forma excesiva - con otras gentes de gustos similares a través de Internet. Yo también.

Pero también es posible que lo consideren una maldición, un ardid globalizador que amenaza con engullirles, el paraíso de los anónimos y sus nicks deslumbrantes, el triunfo definitivo de la imagen, el eslabón penúltimo en el descenso sombrío al mundo feliz de Huxley, tal vez la última de las catástrofes que no supo evitar el recientemente fallecido René Thom. También opino como ustedes. Sí. ¿Por qué no?

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No pasa nada: sólo estoy preparando unos artículos para otro medio y, la verdad, a veces ni la voluntad puede contra la falta de disciplina... e ideas.



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martes, noviembre 4

Por razones obvias, que me llenan de satisfacción y, por supuesto, de orgullo os facilito el enlace de un artículo que David Torres ( reciente finalista del prestigioso Nadal, pero sobre todo gran persona ) ha publicado en el Diario El Mundo sobre mi libro Insomnios. Se titula: La Escritura insomne


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Muy recomendada. La revista digital Aleph - nada que ver con la más conocida El Aleph - con valiosísimos ensayos sobre las relaciones de Internet y las más recientes manifestaciones del arte, las ciencias y el lenguaje.

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domingo, noviembre 2

La Telaraña en El Mundo.


También me encontré con una minúscula reseña de Insomnios en el recién aparecido número 82 de esa prodigiosa recopilación de libros que es la Revista Qué Leer...


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Y nada mejor que google para iniciarse en René Thom... Prometo ir anotando mis impresiones.

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sábado, noviembre 1

Recibo la siguiente propuesta de debate, que dejo abierta a vuestras opiniones:


Juan -- para un momento de reflexión, e incluso de dispersión…, y dado el soporte electrónico con el que están provistas las propias bitácoras utilizadas la mayor de las veces como meros vehículos mediáticos -- me gustaría que comentaras (en una cualquiera de tus "impuntuales" singladuras) la aserción hecha por el escritor - y precursor de la generación beat - Willian S. Burroughs: "El lenguaje es un componente como cualquier otro del cuerpo… las palabras son microorganismos, polvo vivo que sólo la revolución electrónica reúne y ordena en niveles diferenciales de sentido"



Reflexión y dispersión - en un mismo instante fuera y dentro del lenguaje... o el prodigio doloroso de la cenestesia.


Me veo mirando tantos gestos familiares. Me veo mirándoos - y me supongo observado: hay cosas que todavía no sé si siento...

Luego está la fiebre y las pulsaciones de mi vesícula de piedra.


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