LA TELARAÑA: junio 2003

lunes, junio 30

1.-


Escribo sobre ficciones impalpables que invento en el transcurso difícil de un descenso quimérico. Un fuego en mí mismo me recuerda otro fuego en el interior del mundo. Será por eso que anhelo un invierno perenne, o no, que doy por ciertas innumerables dudas, creo.

Escribo con teclas que se atoran y así se repiten como en una mecánica obsesión de perpetuar su ignorancia, su curiosidad o sus ansias de golpear con sus puños como puñales las arterias sanguíneas, las notas musicales del estertor de los enigmas. Me deshago con un simple gesto de muchas conversaciones estériles y de bromas zafias y de malos humores. Busco lugares estrechos, mínimos, y simas arriesgadas que quieran abrirse a un vacío que no existe. Quizá sólo exista lo que imagino y la imaginación tenga poderes demiúrgicos, creo.

Por si acaso, evito los rincones de la insidia, la avaricia y la mentira. Rodeo las rutas imposibles, las geometrías obtusas, las estancias frenéticas y las delirantes. Nada quiero entre melancólicos, negligentes, superficiales o leves. Evito los locos de amor y los locos desesperados. Tampoco me embriagan los bufones ni sus juegos malabares. Abomino de los embrujados, que sus conjuras siempre acaban en mentiras y me dan risa, risa triste, pero risa, risa cierta, creo.

Desciendo como sin sentir la inercia, con un paso que no se inmuta ni se altera. Un paso perplejo pero confiado, como conocedor del terreno. No puede haber nada de otro mundo en este descenso al fuego interior del mundo, creo.

Vislumbro el estrato cercenado de tantos días de gloria y también de muerte vergonzosa. Rememoro en ellos los cuerpos que amé y dejo al pasar, como por descuido, una sonrisa de flores en los que me amaron. Nunca es tarde para reconocer errores, pero ya es imposible repararlos, creo.

Acabo este descenso en la proximidad del fuego mismo. Sé que me aguardo en ese interior centelleante. No podré contaros ese reencuentro, creo.




2.- Novedad en Puertas Abiertas

Relatos y poemas, que os recomiendo, de Carmen Hérnaiz.



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domingo, junio 29

1.- Insomnios

Me acaba de informar mi editor, Román Piña, que esta misma semana saldrá de la imprenta mi libro Insomnios... Como no se distribuirá por la geografía española hasta septiembre - como es lógico y hasta deseable - aquí os dejo su ISBN 84-932502-4-4, para que lo vayáis reservando:-))

También podéis encargárselo al propio editor utilizando la información de esta página.



2.- Mujer de Arena


No, no seas cobarde:
vuelve a separar tus muslos


Aquí estoy, a tu alcance,
cercado de recuerdos necesarios,
diluido en las metáforas del tiempo

¿Dónde están esas metáforas, dónde ese tiempo? ¿Existen al margen de los avances de la decrepitud? ¿O son sólo ligeras pigmentaciones que se fosilizan?

el blanco óseo
la palidez
el velo ciego de las religiones
el lino culpable de todas las muertes
la bandera mezquina de la rendición o la paz

Aquí estoy, en la última orilla de las mareas,
envuelto en tus partículas de sal y aguardiente

(aquí también descansan, entre cristales rotos,
los mensajes desviados por error
hacia los arrecifes y los jardines sumergidos)

Aquí estoy, al abrigo de los temores y las dudas, que son mis temores y mis dudas, pero mi memoria es selectiva, y yo sólo una sombra que revolotea tus interioridades, acaricia tu vello púbico, y se deja llevar hacia un placer tan efímero que jamás mengua ni desaparece ni se olvida

¿Cómo y cuándo dibuja el tiempo sus cicatrices? ¿Por qué las entrelaza con hilos de sangre reseca? ¿Qué lenguaje, qué laberinto nos confunde, mientras nubes de plomo y silencio nos aproximan al olvido?

tu piel de arena
tu huella dactilar
la araña de tu mano
en mi vientre

¿Es obligada la consciencia del poema? ¿Es permanente la vigilia? ¿O sólo dura lo que el tránsito? ¿Un instante detenido, un parpadeo petrificado, una tensa metáfora?

cuelgo del techo
con suavidad
y desdén
evidentes

Y aquí estoy, (es un decir), inclinado sobre el teclado como si tocase el piano que nunca tuve (tus dientes blancos, tus muelas cariadas, tus labios abiertos) y alguien pudiese escuchar la música que no escribo

Aquí estoy, aquí, entregado a la lujuria de mezclar los colores y embadurnarme con líquidos, que buscan solidificarse y convertirme en estatua de sal, o en padre de familia numerosa

clérigo pederasta
patriota nacionalista
o usurero centrífugo
asesino de palomas que dijo alguien

Aquí estoy, observando con mirada infantil el lejano reparto de los dones,

y aburrido y asqueado de la superficie juego con la arena húmeda y te susurro unas pocas palabras escondidas

No, no seas cobarde:
vuelve a separar tus muslos



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sábado, junio 28

It´s a Perfect Day


La última versión de Lou Reed en The Raven de su antiguo Perfect Day roza la perfección emocional del surrealismo más puro. Con un estilo musical mucho menos elaborado que cuando la cantaba, entre otros, con Bowie, Bono y Pavarotti, ahora sí se nos transmite, fielmente, la plenitud idiota de la felicidad.

Esa idiotez es la sabiduría de lo más simple, nada menos.


La Chaqueta Metálica

Hace unos días, creo por Canal 9, tuve la suerte de revisionar la cinta de Kubrick. Aún apreciando la excepcional labor del cineasta, el inmenso racimo de tópicos acabó indigestándoseme. Con todo, me sigo quedando con la frase final del film:

La vida es una puta mierda, pero yo tengo la suerte de estar vivo, y no tener miedo...

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Tesis


La suciedad embriagante del niño
que sí fuiste, paisaje delatado,
su exuberancia—qué pequeñez—o esa ausencia
de aperturas que te obliga a salir
con desacostumbrada lentitud
y solidez
de parte alguna,
es el eco perdido
de una felicidad
sin memoria ni tiempo.



Soledad Natural


La embriaguez solitaria que remeda
y no remedia
el terror o el silencio, que restaña
las grietas del hojaldre o la pasión
si no buscada, sí urdida en el telar
que dio vida a las sábanas, respira
la iracundia y el gozo del derrumbe:
resaca que embelesa si viril
fue el gesto dibujado en el aire
descreído, solemne, de la capitulación.


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Puertas Abiertas


Nueva contribución del poeta argentino Ricardo Daniel Piña, Librillo de Maldad, que a mi juicio es excepcional.

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viernes, junio 27

Sin título


El problema es perder el tiempo con una inestabilidad que desafía todas las leyes de la inercia. ¿Ahora no se justifican los textos? Pues, bueno... ¿hay por qué justificar algo? ¿Algunos acentos andan travestidos de interrogantes? Pues será moda pasajera, como todas...

Ayer estuve, de refilón, pero estuve, en El Último Jueves: lectura de poemas de Robert Graves... Por ahí andaban José Vidal Valicourt, Emili Arnao, Emili Sánchez, Toni Rigo, Angel Terrón y al fondo, a la derecha, Biel Mesquida, abanico en ristre... No vi a J.C. Llop ni a Román Piña. El viejo Salón Rojo del antiguo marqués de Sollerich no da a basto con la numerosa asistencia que mes a mes ahí se reúne. Mi enhorabuena a los organizadores. No es fácil congregar a tanta gente en torno a la poesía. Pues no.

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jueves, junio 26

Creo que el new bloguer y yo tenemos un serio problema. ¿Alguna sugerencia?

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miércoles, junio 25

Un rapto al vacío: la palabra



Empecemos con un tópico: escribir o hablar sobre la palabra, además de raro ejercicio mayéutico, es como enfrentarse a la reveladora luna de un espejo. Ese otro que nos mira desde no sabemos dónde, nos produce extraño desasosiego mientras su aparente inocencia no hace sino aumentar nuestro ancestral recelo para con nosotros mismos, hijos del desconocimiento, víctimas del rumor.

Utilizamos la palabra, a diestro y a siniestro, aprovechando, tal vez, su aparente generosidad sin ser conscientes de que cuanto parece otorgarnos es género robado: íntima pertenencia que jamás podremos recuperar.

Resulta, pues, paradójico que su origen resida en las ansias cisorias del ser humano, en su monomanía posesiva; ridículo creer que el hombre quisiera hacerse con las riendas de un universo que ni siquiera él había creado mediante la nominación arbitraria de todo lo que le era, y sigue siendo, absolutamente ajeno, cuando no hostil... Naturaleza silenciosa y cruel, extraña a todo sentimiento humano, por muy mucho que el hombre se erigiese en su centro y, mediante la palabra, fuese midiendo, recusando y analizando la inexplicable razón de ser de sus sentidos, ese diapasón tan sensible a los temblores...

Quizá por tal motivo esa compleja estructura que llamamos realidad precise de una profunda desmitificación que nos la arranque de tanto parcialismo mutilador y egocéntrico, de tanto mimetismo suicida y de tanto lugar común ruidoso y estéril, para, tras la necesaria, depilatoria e higiénica labor, encontrarnos a solas y en silencio con la simple reunión armónica que es el mundo, conglomerado objetivado —es decir, cosificado, exento de todo rasgo humano -, perfectamente dispuesto para que una observación serena le devuelva su propio tempo, su peculiar estilo y desarrollo. Solo así el hombre, y todo lo humano, surgirá de una naturaleza impoluta, diafana... y no será la naturaleza simple diagnóstico de la enfermedad humana, su síntoma.

Y entre ambos residirá la palabra, nexo de unión entre enriquecedoras divergencias, cauce de un juego que sólo al conocimiento tiene como valedor sincero -jamás arma de futuro ni lengua de fuego — sólo voz, gestual pero significativo rapto al vacío, sólo eso, testimonio inexcusable de que la vida, cuando consciencia y voluntad andan aliadas, es algo, lo que sea, que sobre eso hay opiniones para todo gusto y disgusto, digno de ser tenido muy en cuenta. La vida. Y hasta la palabra, si me apuran.

Había que acabar con otro tópico. Misión cumplida.


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martes, junio 24

Nit de Sant Joan

-- I --

En el viejo café al desplomarse el último cliente.
Aguafuego: Perplejidad.


-- II --

Me sumergí en las aguas, entre los peces, ávido de espinas.
Recorrí los puentes en llamas, y cerré los ojos entre las velas encendidas, en su círculo purificador y ciego.
Abrí tu piel de serpiente y me lavé el rostro en tus entrañas.

Te amé hasta que ella quiso.



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lunes, junio 23

Tejo y destejo la curvatura de los interrogantes, ignoro las exclamaciones, me precipito entre preposiciones y me propongo encontrar el origen, el vórtice, la trama simple de las cosas. Helas aquí quietas, aquí en movimiento. No me turban sus reflejos, son presencias abatidas por la inercia, son sombras gélidas de un sol detenido, son un inmenso bestiario de géneros todavía por clasificar. Si me detengo recuerdo mi obsesión y la confirmo: intento sobrevivir para contarlo.

No, eso no es cierto. No necesito explicar nada. Nombrar es suficiente, o debiera serlo...

Las conveniencias a veces nos limitan y atrapan. Es humano pretender simplificar las operaciones. Y muy fácil traducir las apariencias, mitigar los interrogantes, dejarse apaciguar con la respuesta más lógica. Demasiado fácil la unidimensionalidad.

Demasiado larga y horrible esa palabra.

La casa común es hermosa. Aunque el alquiler no sea gratuito. No hay nada gratuito. Cada cual paga su precio según sus propias exigencias. Y cada uno sabe cuáles son sus exigencias... Ya va siendo, pues, hora de empezar a saldar cuentas pero esa es una tarea lenta y parsimoniosa, que nunca están del todo sellados los balances.

Me preocupa tanta estupidez dialéctica, esa fe en las balanzas...

Siempre fatiga vaciarse del todo. Pero no vaciarse, cómo fatiga no vaciarse, guardarse en las tripas lo que en el corazón se revuelve.

***

Corolario

En todo caso prefiero la fe ciega a la miope...





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domingo, junio 22

- I -


Quizá lleve unos días cadáver,
y sólo una complicada autopsia
pueda determinar
en qué lugar del mundo dejé mi corazón
y en qué otro lugar bien distante
el osario aterido que lo sostenía.

¿Entre qué rocas instalé
mi adiós definitivo
a las conjugaciones temporales?

¿Dónde negué tres veces
la sombra ecuestre, pétrea, pacificadora
de tu sonrisa?

¿En un nido? ¿En un nicho?
¿En la burbuja frágil de unos versos?

Quizá lleve unos días cadáver,
alimentando a seres diminutos
pero escalofriantes,
que sacuden los últimos vestigios
de mi memoria.

Quizá mañana mismo,
entre tus brazos
resucite de nuevo; pero si no es así
te ruego que cierres mis ojos
con el cariño de costumbre.


(Poema publicado en la Bolsa de Pipas, Nº 37)


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sábado, junio 21

1.- Uno

El límite del ser es el umbral del deseo.



2.- Hipótesis

El deseo ahíto
-- luz que en la luz se sume --
presagia
no el ocaso de los sentidos
sino su grado máximo de sensibilidad.



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¿Cómo cambiar los archivos semanales por mensuales? He modificado los archive settings pero no me crea automáticamente los nuevos archivos, siguen ahí los semanales... ¿Hay que hacer algún cambio manual de código? A ver si alguien me ayuda:-))

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viernes, junio 20

1.-

En algún lugar fuera del tiempo se barajan las cartas con las que juego esta partida entre tahúres cómplices, tullidos, tocados por similares ignorancias y afanes. Acaricio el cuerpo rectangular de los naipes encendidos y dejo mi mirada suspendida, más allá del deseo. La dejo viajando por entre los signos ancestrales de la supervivencia, las leyes ambiguas del destino, las flores hurtadas del jardín primero, la savia derramada entre las ramas del árbol más antiguo, el del conocimiento.

Sé de su filo cortante como el de una navaja. O más.

Quizá por ello me exijo que el estado de ánimo no influya en mis actos. Y destierro de mis palabras escritas cualquier concesión a los laberintos temporales. Tampoco hay sombras, vacilaciones o desmayos en el porqué de mis apuestas, esos riesgos calculados del mano a mano de cada día.

No siempre tengo éxito, pero eso no me está permitido decirlo.



2.- Lectura recomendada: Dinosaurio.pdf en El Librillo, de Ramón Buenaventura, en el post de ayer 19 de junio. Lúcido y demoledor, como de costumbre.


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jueves, junio 19

1.- Sanda Stolojan en el prefacio a De Lágrimas y Santos, de E.M. Cioran

En sus Conversaciones con Chestov, Benjamin Fondane cita unas palabras de Chestov, según las cuales la mejor manera de filosofar consiste en «seguir solo el propio camino», sin utilizar como guía a otro filósofo, o, mejor aún, en hablar de sí mismo. Fondane añade: «el tipo del nuevo filósofo es el pensador privado, Job sentado sobre su estercolero».

Y Cioran en el texto citado:

El mundo se engendra en el delirio, fuera del cual todo es quimera.

Por el beso culpable de una santa, aceptaría yo la peste como una bendición.

¿Seré un día lo suficientemente puro para reflejarme en las lágrimas de los santos?

Todo ha existido ya. La vida me parece una ondulación sin sustancia. Las cosas no se repiten nunca, pero se diría que vivimos en los reflejos de un mundo pasado, cuyos ecos tardíos prolongamos nosotros. La memoria no sólo es un argumento contra el tiempo, la memoria actúa contra este mundo, revelándonos confusamente los mundos probables del pasado y el paraíso, su culminación.

Retroceder en la memoria nos convierte en metafísicos; volver a nuestros orígenes, en santos.

El gran mérito de Nietzsche fue haber sabido defenderse a tiempo contra la santidad. ¿Qué habría sido de él si hubiera dado rienda suelta a sus inclinaciones naturales? - Un Pascal con todas las locuras de los santos.

Creer en la filosofía es un signo de buena salud. Lo que no lo es, es ponerse a pensar.

*****

Sólo una apostilla personal: Escribir contra el lenguaje o más concretamente contra la fe en el lenguaje, tiene el mismo efecto que el de una vacuna respecto a la enfermedad que intenta combatir. La autoinfección benigna puede tornarse grave cuando los errores o aciertos del diagnóstico no tienen en cuenta las constantes mutaciones del virus.

*****

2.- Lectura recomentada. El lenguaje, firmado por Octavio Paz.

Y no olvidéis echarle un vistazo a la portada de la Revista Enfocarte. Espectacular diseño.




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miércoles, junio 18


Mientras el 906 de Terra - en plena, descomunal caída - me avisaba de que el tiempo corría a 0,70 euros el minuto y me empezaba a largar la música muerta de los aeropuertos, decidí aprovechar la imposibilidad de conectarme a Internet para reencontrarme con las aguas familiares de Cala Blava. En ellas fui niño, adolescente y adulto. Vidente y voyeur. En ellas sigo siendo, de vez en cuando, yo mismo.

También fue allí durante algún verano del siglo pasado donde escribí este relato tan deudor de Poe como lineal y poco trabajado. Aún así recuerdo que lo publicó en su día el Diario Baleares. Ahí va:


RETRATO IMPOSIBLE DEL AUTOR


En un pequeño albergue de Lville, ciudad nacarada de breves estíos, mitigaba sus frecuentes recaídas Lucien, recién llegado de nadie sabía dónde, y de oficio pintor, según la creencia generalizada de la siempre cauta, conservadora vecindad. Su rostro, a la par sereno y desdibujado, bosquejaba con idéntica atención decepciones y asombros, enarbolando una huidiza mirada que con rara facilidad trocábase en agresiva. Uno siempre reconoce en sí mismo los rasgos de un antepasado.

Con todo, Lucien era un ser enigmático. Culminadas las horas solares, de anochecida, se dirigía con presteza, inusitada por otra parte en él, al vecinal, desvencijado cementerio. Allí, sobre los musgos umbríos de la escarcha, que tanto arrebolaban su espíritu, sin otra luz que la lunar o la surgida de su propia y firme voluntad, se dedicaba con paciencia y emoción extremas, a dibujar los rostros, siempre demacrados y taciturnos, de los cadáveres más recientemente depositados.

Era su creencia que en aquellos rostros, abandonados ya al olvido, se conjugaban sorpresivamente la frialdad, el cruel distanciamiento de la muerte y la presencia carnal, tangible pero desgarrada de la vida. En tan precario interregno, su embriaguez llegaba al éxtasis cuando alcanzaba descubrir algún cadáver, en ese punto tan sutil de descomposición que por igual corresponde a la vida y a la muerte: rostros en apariencia todavía firmes, cercenados sin embargo ya por el silente transcurrir del tiempo. Su atenta mirada zurcía las incipientes grietas con la mayor de las devociones. Le entusiasmaban las volutas de carne que de improviso, casi por azar, se desprendían de los exentos cuerpos, obligándole a retocar una vez y otra sus bocetos: la ausencia repentina de un ojo, el descalabro de un párpado, un pómulo, una nariz o como le sucedió en dos magníficas, inolvidables ocasiones, el desparramarse del rostro entero, su desinflarse, masa amorfa, sobre el ahora ya visible, cadavérico, manojo óseo.

Sus retratos, con la voluptuosa belleza del terror, en rictus siempre triunfante y agónico, le otorgaron, con el paso del tiempo, acentuado renombre. Multiplicó su oscuro trabajo hasta la extenuación, pero una obsesión febril empezó, poco a poco, imperceptible pero dolorosamente, a adueñarse de su espíritu; interrumpió sus correrías nocturnas, abandonó los bártulos, sabedor, al fin, de que la única obra que en verdad deseaba realizar, se le antojaba empresa imposible: su propio autorretrato.

Vagó una larga temporada sumido en las más hondas cavilaciones, cotejó los códices más ancestrales, y en ellos, finalmente, un rancio anochecer otoñal, leyendo y releyendo los mitos de Tántalo, Atreo y Medea, halló el secreto primordial de su propia estirpe, la primordial, la última de las verdades humana: el padre es destructor, su creación está regida por el odio.

Y así, al igual que la luz genera sus propias sombras, Lucien se sumergió en los espejos, los destrozó después, y empezó a odiarse con el más terrible de los ensañamientos. Pronto comprendió que no le resultaba difícil la tarea, que en verdad el odio yacía en él, bien que oculto, desde los albores de su existencia, y así, de este modo, con fatalidad estudiada, Lucien fue dibujando, tejiendo y destejiendo, su propio rostro, su desconocido rostro interior, el rostro de su propia muerte: la muerte que, tras la postrer, inmortal pincelada, le sacudió cual rayo dantesco entre nubes y alaridos de celestial gozo.

***

Es bueno releerse de vez en cuando y no sonrojarse bajo ningún concepto... Labor de desmitificación: La vida es una obra en marcha.





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lunes, junio 16

Espejismos en el asfalto

Las 12 a.m. Violento reventón en la autopista. Casi me escacharro, pero no... Asfixia, sudor e ira. No se detuvo ninguna mujer - ninguna atractiva Tigresa de ojos verdes e instinto asesino - para ayudarme en el inevitable y engorroso trabajo del cambio de rueda... Ninguna. Nadie. Ni tan siquiera un tío con ganas de ejercitar sus biceps... Es la leche.

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domingo, junio 15

1.- Puertas Abiertas


Nuevo poema de una de mis autoras favoritas, la poeta catalana Inma Badía. Muy recomendable.



2.- He recibido, por sorpresa, vía e-mail el último libro - inédito - del chileno Pablo Cassi. Se titula El Amor se declara culpable, y a falta de una lectura en profundidad me parece muy notable. Vaya como muestra este poema suyo:


Conflicto Sentimental*


Este día de lluvia París no fue amable contigo,
podríamos viajar a Sudamérica
a una flor que te espera con su perfume
y ese vicio de amarnos sea capaz de torcer cualquier conflicto
y tu nombre se ordene en la almohada de mi siesta.

Ella sabe qué recuerdo construyó esta historia,
una palabra en la primera página del diccionario.

El amor se declara culpable,
las caricias se atreven más allá de las palabras.

Convivo con su nostalgia que no sabe vivir sola,
sus ojos me restriegan el alma.

Algún día habrá tiempo para querernos lo suficiente.


* de Pablo Cassi.

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sábado, junio 14

1.-Viernes literario.

En compañía de Román Piña y Alberto Blanco resultó anoche agradable - el libro de Javier Legorburu como pretexto - ir deshojando opiniones e interrogantes de autores tan diversos como Kafka, Paul Auster, Sánchez Dragó, Alan Watts, Proust, Joyce, Bataille, Ciorán, King, Hesse, Gracián, Cervantes, Cristóbal Serra y hasta Sábato. Fuimos benévolos, creo:-))



2.- Breviario



1

es imposible a veces
predecir la tristeza

unas palabras bastan
para arrancarte el aire
o tejer un murmullo
de lentas flores
decapitadas


2

cubren las sábanas tu cuerpo quieto
como cuando el amor nos trasladaba
al sueño de sabernos
afortunados

ahora ignoro quién
permanece en vigilia


3

no hay luz en tu mirada
y no te favorece este extraño silencio
de sangre
y despedidas


4

quizá
los nudos del amor
sean tan violentos y mudos
como inexplicables
los rumores sobre su escasa
longevidad

el poema es pasión o deseo, silencio
y rabia


5

el prisionero
de la luz
vive entre las tinieblas
consolándose con las artes
y la anestesia del olvido


6

nunca regreses
a tus ruinas

nunca


7

haz el amor como si amases
que así se multiplican los seres humanos

y todo lo demás, mejor que siga oculto.


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viernes, junio 13


Quizá la cultura se adquiera a través de la curiosidad bien encauzada por una mirada atenta lo más limpia posible...


(Hace demasiado calor como para extenderse más sobre un tema tan extensible. ¿Alguien se anima? Saludos:-)

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jueves, junio 12


Escribo sobre las ruinas, los fósiles y las huellas de un pasado abolido... O eso debiera.

***


Mañana, Viernes 13 de junio a las 20 horas en el CÍRCULO DE BELLAS ARTES presentación del libro Milenio en Flor de Javier Legorburu... No pienso perdérmelo:-)

***

Puertas Abiertas: Los Cuatro sonetos caóticos de Raúl Ximénez se han convertido en ocho... Os los recomiendo doblemente, por su calidad, no por su cantidad.

***

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miércoles, junio 11


Fui breve y escueto: esquelético como un esquema o una esquela. Mis poemas eran versos monosílabos, endecasílabos estirados como una hilera de hormigas moribundas.

Recuerdo esa época con especial cariño. La poesía del silencio, cuánto amor por el concepto, cuánto por la profundidad, qué afán de ser concisos y a la vez sugerentes...

Recuerdo que hasta nuestras cartas llevaban ese sello. Todo era contención y respiración pausada. Amábamos los opúsculos y las ediciones de culto. Las rarezas. Y siempre decíamos tener entre las manos algún manuscrito olvidado que supuestamente traduciríamos de alguna lengua muerta o inexistente a la nuestra entrecortada.

Las cosas no han cambiado tanto. Sólo hemos envejecido y nuestra contención de antaño es ahora fruto del cansancio y no de la experimentación. De la experiencia y no de sublevaciones o algarabías caducas. Hemos envejecido, sólo es eso.

Pero la juventud no es cosa que se pierda en poco tiempo. Se pierde poco a poco, desde luego, pero quizá no se pierda nunca del todo. Este pensamiento es un pensamiento conciso y a la vez sugerente... Es la poesía que vuelve; será que su suerte nunca me dejó abandonado.

Pero sí, tal vez, sitiado en el centro mismo de una telaraña que me une al mundo y a la vez me atrapa. Es un viaje con la ruta marcada y un objetivo último: la evasión.

O secuestrado entre las lianas pegajosas del lenguaje, esa malla afilada que me rodea y penetra.

Hay tanto placer en este dolor como en cualquier otro.



Interesante, como colofón al tema, leerse este artículo de Enrique Vila Matas, del que entresaco este párrafo:

Escribir –dice Lobo Antunes- es como drogarse, se empieza por puro placer, y acabas organizando tu vida como los drogados, en torno a tu vicio. Y ésa es mi vida. Hasta cuando sufro lo vivo como un desdoblamiento: el hombre está sufriendo, y el escritor está pensando en cómo aprovechar ese sufrimiento para su trabajo.

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martes, junio 10


1.- Se expande el universo. O se contrae. Un punto lo contuvo y otro lo está aguardando. Nos está esperando el punto final. No el punto y seguido, no el punto y aparte: el punto final. Ese punto de ignición o de conjuro, ese punto desmedido y ansiado como la sirena que da el trabajo por concluido, nos sorprenderá como la brisa tras el parpadeo de un labio y será la muerte, o no será, será nada. Nada que observar y nadie observando: ¿lo concibes? Ya te lo dije, es el vacío.

Pero qué me importa la física, la matemática, la química, la iátrica o cualquiera de sus variantes... qué me importan esas partes mínimas de lo mínimo, qué me importa el átomo, su explosión, su implosión, su gravedad, su inercia, su cuántica, su icono...

El vacío que no existe... Como el olvido, que tampoco. Eso digo, dije y repito ahora, culminado el crimen, a qué el castigo; finalizada la creación, a qué repetir tan desgastada partitura.

¿La no existencia es lo inefable? ¿El vacío más allá del lenguaje? ¿Los dioses, el objeto de nuestra concupiscencia? ¿Nuestra ignorancia, nuestra carencia?

El vacío nos espera sin esperarnos, dejémosle sombras, aristas inverosímiles y pétalos azules, dejémosle pensamientos y lágrimas de risa o llanto, dejémosle dádivas frugales y ecos con truco, dejémosle minas de charol y labios de ópalo silencioso, dejémosle cualquier cosa que no pueda degustar; quizá así pase de largo, el vacío, pase de largo para no volver...

¿El poema, un vacío repleto de vacío? ¿Un oleaje, una marea, un vértigo, una piedra o una palabra cualquiera lanzada contra el muro de nuestros cerebros? ¿La luz, como la verdad, la negación de todos los colores, su abolición dialéctica y así, la nuestra?


2.- No hay silencio en mi memoria, ni olvidos en mi silencio.





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lunes, junio 9


A veces, desecho poemas... y a veces los recupero. No porque haya cambiado mi percepción sobre su razón de ser o el contexto en que fueron ideados se me revele de improviso como actual o urgente, no. Lo hago para recordarme... sólo eso.


-- I --

Derrubiado el ajuar, rota la alianza,
sólo el recuerdo vierte sus baldones
y prolonga el afán de los calendaristas:
No existe el tiempo.
Se encapricha la yedra
en coronar la sombra de tus ojos. Cuaja
una camelia en el salón y muere
la luz. Estas horas de agonía o letargo
no importan: la inocencia
fue hermosa credencial,
por ella no sentiste
cómo tu carne en vilo saciaba la sed
en la profundidad arisca de un espejismo.



-- II --


Mosaico de alfileres, al amparo
de arcanas tradiciones, se procuran
quienes, tras el augur, nostalgia sienten
del obligado tráfico de los cuerpos.
Así, roto el idilio y la baraja
labran las cribas del engarnio y niegan
al azar sus designios, insumisos
a la celosa fiebre del desamor
colectivo.
El lecho no engalana
el físico volar sobre los riscos
que aguerridos no son ni en apariencia,
gestas diríase tan vanas que ni al cuerpo
o su sombra, espíritu alguno comunican.



Poemas escritos en el año 1986 D.C.

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domingo, junio 8


Internet es tan enorme como la calle en la que vivo. Sólo depende de tí interpretar lo que esto significa.

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sábado, junio 7


1. Interesante texto de Bataille en Zona Moebius.


2.- He recopilado estos aforismos de Cioran. Helos:

Aplicar el mismo tratamiento a un poeta y a un pensador me parece una falta de gusto. Hay materias que los filósofos no deberían tocar. Desarticular un poema como se desarticula un sistema es un delito, por no decir un sacrilegio.

Tanto me colma la soledad que la mínima cita me resulta una crucifixión.

La filosofía hindú persigue la liberación; la griega, a excepción de Pirrón, Epicuro y algunos inclasificables, es decepcionante: no busca más que la... verdad.

El hombre es libre, salvo en lo que posee de más profundo. En la superficie, hace lo que quiere; en sus capas más oscuras, «voluntad» es un vocablo carente de sentido.

Yo soy diferente de todas mis sensaciones. No logro comprender cómo. No logro ni siquiera comprender quién las experimenta. Y por cierto, ¿quién es ese yo del comienzo de mi proposición?

Pertenecen al texto ESE MALDITO YO (Aveux et anathèmes - 1987)


Dan para muchas cosas... incluso para denostarlos, que aunque parezca difícil no lo es, os lo aseguro.


3.- Hay autores que seducen, atrapan, maravillan o incluso hipnotizan al lector... Los que me preocupan, sin embargo, son los lectores demasiado fáciles, demasiado impresionables.

Son legión, lamentablemente, o no.

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viernes, junio 6


Me gusta que me ofrezcan algún motivo para hacer algo... Cuanto más humano, demencial e inútil, mejor.

Novedades en Puertas Abiertas:

Nueva Página: la del joven poeta granadino Raúl Ximenez, con cuatro sonetos caóticos que me parecen una maravilla...

Nuevo relato de Isabel Linares. Se trata en esta ocasión de la cuarta parte de su Viaje Afortunado.

Os los recomiendo.

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jueves, junio 5

La telaraña del hombre es el lenguaje.

Una telaraña es un laberinto ordenado. El arácnido entra para procurarse sustento y sale para poder contemplarse a través de su propia obra maestra.

Quiero penetrarte y perderme en tus adentros... ¿Hablo del silencio o de tu cuerpo?

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miércoles, junio 4



Nada que observar y nadie observando. ¿Lo concibes? Es el vacío.

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Hay un silencio general que ennoblece a quien lo escucha. Será la rutina de no prestar atención a lo que sucede constantemente.


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Hay días que uno amanece envuelto en telarañas. Y la verdad es que son difíciles esos días del malestar en los que tanto cuesta hacerse a la idea de que muchas tareas nos están aguardando. Pues qué esperen esos trabajos forzados...

Días en los que quedarse en la cama alegando unas fiebres de vértigo no es mero pretexto ni cobardía, sino necesidad fisiológica, mandato casi ineludible. Son días de impotencia esos días que no quieren amanecer del todo, que se demoran en darnos la salida, que se encrespan en el dilatado error de andar tropezando por todas partes. Días de sábana y mortaja blanca, días arácnidos... Días de mala cenestesia y desarraigo. ¡Días mal nacidos!

Pero también esos días, más tarde que temprano, acabo torrencialmente en las calles de una ciudad que me es desconocida. Mi ciudad de cada día. Cruzo sus puentes breves con el ánimo vacilante. Con resquemor y mirada oblicua. Con mal cuerpo, o sin él, que más parezco una sombra que una presencia de entre la variedad rescatada. Me distraigo en saludos que no reconozco y en conversaciones que se aproximan al suplicio. Laboreo mis asuntos con mal disimulada displicencia... Pero en realidad, no es tan difícil, hay una inercia preestablecida en el corazón de las cosas, un vaivén, una resaca rutinaria y agorera, un curso insípido y tibio que se decanta como si yo no existiera. Y es quizá yo no exista esos días descerebrados...

Estoy en mi derecho, que nadie lo dude.

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martes, junio 3

Para que no exista nada fuera de este instante...


Brazada a brazada, voy sacando a peso los tesoros escondidos en lo más hondo de un pozo sin fondo. No es tarea fácil. Poco a poco, saco a la superficie paisajes arrasados, monólogos tristes, lunas elípticas, deformes, ficticias, soles amargados, amarillentos, ingrávidos -- y respiro la extraña ceniza de las piedras calcinadas por el paso del tiempo fenecido.

(Todo es mentira sin serlo. La poética de la exageración exige desmesura metafórica. La comprensión no puede ser dialéctica... es preciso ir más allá. Pero no me preguntéis dónde.)

Recupero sonrisas adormecidas que transformo en luciérnagas, besos agrios que ahora son dulces, muy dulces, y atempero, explico, diluyo, alguna que otra justa maldición por las horas perdidas en los hoteles de la mentira. Recupero tesoros del espíritu que, desde siempre, ahí estaban. Sólo había que sacarlos a flote, darles lustre y mimo, amarlos para devolverles la luz, y dejar que brillaran...

(Las luminarias o el parentesco con la realidad de los espejismos. ¿Cuál realidad? ¿Qué espejismos? Sólo las palabras miden la matemática de la fiebre, la capacidad del desvarío. No creo en la dicotomía realidad / deseo. Tampoco descreo. Todo acontece fuera del tiempo y del lenguaje, simultáneamente... Pero no me preguntéis dónde.)

Y brillan. Y recuperan la belleza, la verdad, y todos los matices reales de una vida en paz con los sueños. Y lo hago así, con la fuerza insomne y las palabras escogidas de los viajes quiméricos pero palpables, con la anestesia de la cirugía inmediata, con las acciones compartidas, con los tratados escritos en la sangre, con los abrazos más firmes. Y con tu ayuda.

Bueno, es una manera como otra cualquiera de decir Me gustan la ausencia y el silencio... o fue hermoso mientras duró, por ejemplo...

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lunes, junio 2

1.-

Leves, las horas tienden a expandirse
como burbujas de aire en el aire.

Me encanta sacar la basura y abrir la ventana.


Y luego, tal vez, releer Los hombres huecos, de T.S.Eliot; Aquí va un fragmento:

Un penique para el viejo Guy


"Somos los hombres huecos
somos hombres de trapo
unos en otros apoyados
con cabezas de paja. ¡Ay!
Nuestras voces resecas
cuando cuchicheamos
son quedas e insensatas
como el viento en la hierba seca
o el paso de las ratas
sobre los vidrios rotos
de nuestro seco sótano

hechura informe, sombra sin color,
fuerza paralizada, gesto sin movimiento;

aquellos que han cruzado
con la mirada fija
al otro Reino de la muerte
nos recuerdan -si acaso- no
como almas perdidas y violentas,
sino como hombres huecos,
hombres de trapo."



Y después encender los candelabros, dejar que las sombras se adueñen del humo, escucharte hablar en inglés y entenderte tan sólo por el brillo de tus ojos o la lógica enloquecida de los hechos compartidos... También abrazarme a tu silencio y en el instante preciso, dormirme.


2.- Algunos cambios en Puertas Abiertas...

Un poco de Flash, jugueteando con una compleja composición que me facilitó Bartolomé Adrover... He de mejorarla.
Y un nuevo poema-documento de Jordi Vidal.



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domingo, junio 1

Nueva Revista

Bienvenida a la red, Libertad, una estupenda revista digital fruto de los esfuerzos conjuntos de la escritora asturiana Elena González Blanco y mi paisano Bartolomé Adrover. Enhorabuena a ambos.

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Vuelapluma, raspado y callicida sobre un texto antiguo...


Ciego, me dices.

Ciego y sin cerrar los ojos.

Que te bajó la oscuridad como una lluvia de párpados, sin avisar siquiera y te rodeó, te inundó y te hizo suya. Ciego y todavía no has cerrado los ojos. ¡Y tanto que no viste!

No viste amanecer en el infierno de una playa muerta una noche cualquiera de rabia encendida. No viste el sabotaje de los sentidos, la conspiración de los necios, el ultraje de las horas, el sinsabor de los cuerpos.

¡Tú no me viste! No me viste retirando cadáveres en el campo de batalla. No me viste cavando las fosas el día de tregua. No me viste almacenando rencores ni trenzando inquinas ni remendando infiernos.

¡Tú no has visto nada todavía! No imaginas el color de la carne abrasada o los colores de la traición. Nada sabes de las aceras podridas, de los salones infectos, de los despachos del heno, la manufactura de la muerte, la pobreza, la enfermedad o la vida.

Tú no me viste pisoteando inválidos, torturando ancianos, robando recién nacidos.

Y me dices que estás ciego y me pides que te conduzca de esquina en esquina, hacia esa luz que recuerdas, que dices, que piensas haber visto en otra vida. Y yo te llevo, te arrastro incluso, vamos - ¡esa luz nos espera! - no perdamos el tiempo, vamos, vamos hacia luz que te espera yo no se dónde ni cuándo. Quizá esa luz me deslumbre, me ciegue y pueda yo contarte, algún día, que ya no veo, que ya estoy ciego, que nada de cuanto vi fue cierto, que todo fue engaño, irreal fantasía de quien va a tientas por la vida.


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