LA TELARAÑA

martes, mayo 6

Burla del azar


Es imposible no analizar las cosas. Quizá el sentimiento precise ser explicado para ser sentido. Quizá no, que hay opiniones para todos los gustos. Y es de buen gusto atender a todas las opiniones. Pero yo me aferro a mis vivencias y a mis sentimientos y, entretanto estoy en ellos, una voz que sé la mía, me los va traduciendo, me los va recreando y así los digiero, los paladeo y los disfruto. Los hago míos, que ya lo eran y yo sin saberlo.

No creo en los sentimientos puros. Ni en los deseos solos. Ni en los desencantos totales. Ni en las satisfacciones eternas. Tampoco en los estados de ánimo. No creo en nada que supere un solo instante. O que tenga esa vocación de perdurar en el tiempo. Un instante solo me basta y sobra para reconstruir una vida, para almacenar sus olores, para desarrollar sus matices.

Yo soy un instante solo y sólo eso. Un instante que incendia el aire, que se enorgullece de los ecos que encuentra en las piedras, que planea sobre las hogueras y se refleja en los estanques. Un instante que brota de mi sien como de una noche indecisa, que consume la hermosura venidera de tu cuerpo que se aproxima, que se adentra en los enigmas para abolir la vanidad de los dioses aburridos.

Llega siempre tu cuerpo a este instante de tu cuerpo en el mío. Tu cuerpo y el mío en el mismo instante. No nos sorprenderá la brisa ni el parpadeo habitual de nuestros labios. No queremos que el azar interrumpa nuestro encuentro. Demasiada buena prensa tiene el azar.

Presumo que las palabras hermosas con frecuencia disfrazan conceptos ausentes. Y el azar no existe más allá de nuestra ignorancia. Y este instante solo de tu cuerpo en mi cuerpo se agota en sí mismo, y se culmina en nosotros.

(De Insomnios)


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