LA TELARAÑA

domingo, marzo 2

Carnaval, baño de multitudes y máscaras.

Hace quince años acompañaba a mi hijo. Hoy acompañé al hijo de mi compañera. Es lo mismo y no lo es. Yo no he cambiado de disfraz... pero ellos tampoco. Quizá el tiempo, pese a todo, no exista.

La soledad es un estado de ánimo. Se puede - y se debe - controlar. Acogerse al tópico del solitario perdido entre la muchedumbre sólo sirve para engañarse. Sustituir los instantes del pánico por los de la vigilia... No es tan difícil, os lo aseguro.

¿Máscaras?¿Quién necesita ponérselas y quién - sobre todo - quitárselas? Los humanistas, desde luego... pero sin máscaras no hay ritual. Sin ritual no hay misterio. Finalmente todos los caminos nos conducen a la poesía.

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